Imagen ilustrativa de una mujer.
Qué es la distimia: el fenómeno cada vez más común en España que preocupa seriamente a los psicólogos
Se trata de uno de los trastornos del estado de ánimo más difíciles de diagnosticar por expertos y en muchos casos tiende a confundirse.
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Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes que afecta a más del 3,8% de la población. En España, se estima que entre 2 y 4 millones de españoles podrían estar afectados, tal y como indican los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De todos ellos, unos 230.000 sufren una depresión grave.
A pesar de las cifras, la depresión puede llegar a ser difícil de identificar e, incluso, de distinguir de otros trastornos mentales. Además, puede manifestarse de diferentes maneras y grados, puede ser bipolar, unipolar, leve, grave e, incluso, puede tener vertientes más complejas aún, como la distimia.
La distimia es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por una forma crónica y prolongada de depresión. A pesar de su gravedad, sus síntomas son menos intensos que los de la depresión clásica, y esto puede llevar a que pasen desapercibidos o se confundan con una "forma de ser".
Qué es la distimia
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) define la distimia como un trastorno del estado de ánimo que influye en la percepción que una persona tiene de sí misma y de su entorno. Se caracteriza por una depresión leve, pero prolongada en el tiempo, lo que en algunos casos puede llevar a confundirla con una personalidad depresiva.
A diferencia de los episodios depresivos mayores que suelen presentarse de manera más intensa, pero en períodos limitados, la distimia se manifiesta como una sensación constante de tristeza o desánimo que persiste durante al menos dos años en adultos, y un año en niños o adolescentes, donde los síntomas suelen aparecer antes de los 21 años.
Además, tal y como indican desde la BBC, "la principal diferencia entre la distimia y el tipo clásico de depresión es que, en la primera de ellas, la persona puede ser funcional y realizar sus actividades con normalidad. Sin embargo, trabajar, estudiar y otras acciones cotidianas son un poco más difíciles de hacer".
En España, se estima que alrededor del 2% de la población padece distimia. Es decir, aproximadamente 1,5 millones de personas podrían estar viviendo con este trastorno que afecta de manera significativa la calidad de vida de quienes la padecen. Aunque los síntomas pueden ser menos graves que los de una depresión mayor, su carácter prolongado los vuelve profundamente debilitantes con el tiempo.
Las personas que viven con distimia suelen describirse a sí mismas como si estuvieran constantemente tristes, desmotivadas o simplemente como si no pudieran experimentar alegría en las actividades cotidianas. Este estado emocional constante muchas veces se percibe como parte de su personalidad, lo que dificulta tanto el diagnóstico como el tratamiento.
La distimia puede comenzar en la adolescencia o la adultez temprana, y en muchos casos pasa desapercibida durante años, ya que la persona y quienes la rodean pueden interpretar sus síntomas como una forma de ser pesimista, apática o melancólica.
En este sentido, vivir con distimia no solo representa un desafío por el malestar emocional constante, sino también por el impacto que puede tener en las relaciones personales, la productividad laboral y el desarrollo personal.
Los síntomas y causas de la distimia
Uno de los motivos por los que la distimia es tan difícil de diagnosticar es la dificultad de diferenciar sus síntomas de una depresión clásica o un tipo de personalidad. Las personas pueden presentar una gran variedad de síntomas como una baja autoestima persistente, dificultad para concentrarse, alteraciones del sueño —insomnio o hipersomnia—, cambios en el apetito —pérdida o aumento—, fatiga crónica o sentimientos de desesperanza.
En algunos casos, la distimia puede coexistir con episodios de depresión mayor, una condición conocida como depresión doble, lo que intensifica el sufrimiento y la necesidad de atención especializada.
Según los expertos consultados por la BBC, aún no hay consenso sobre las causas de la distimia. Por lo general, "el trastorno puede ser multifactorial y estar generado por factores estresantes durante la infancia, una predisposición genética y biológica, un traumatismo o cuestiones sociales".
El estrés prolongado, las dificultades económicas o problemas laborales o de pareja también pueden actuar como desencadenantes o agravantes. Muchas personas con distimia no buscan ayuda por considerar que su malestar emocional es parte normal de su vida, por ello, el diagnóstico suele requerir una evaluación clínica cuidadosa.
Los profesionales de la salud mental utilizan entrevistas clínicas estructuradas y escalas de evaluación para identificar los síntomas y su duración. Es esencial diferenciar la distimia de otros trastornos del estado de ánimo, así como de condiciones médicas que pueden presentar síntomas similares, como el hipotiroidismo o algunos trastornos neurológicos.
El tratamiento de la distimia puede incluir una combinación de psicoterapia y medicación. La terapia cognitivo-conductual es una de las más utilizadas y eficaces, ya que ayuda a la persona a identificar y modificar patrones de pensamiento negativos y conductas disfuncionales. En algunos casos, se recomienda la psicoterapia interpersonal o terapias basadas en la aceptación y el compromiso.
El uso de antidepresivos, particularmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), puede ser beneficioso para aliviar los síntomas biológicos del trastorno, aunque su efectividad puede tardar varias semanas en manifestarse. En cualquiera de los casos, la terapia y recurrir a los expertos es fundamental.