Tom Pecheux, el director global de Belleza de YSL Beauty, en Madrid.

Tom Pecheux, el director global de Belleza de YSL Beauty, en Madrid. Cristina Villarino

Belleza

Tom Pecheux, el creativo de YSL Beauty que ha maquillado a todas las famosas: "Me encantaría trabajar con Letizia"

El director creativo de YSL Beauty es uno de los mejores maquilladores del mundo. Y advierte: "Nadie lleva mejor el labial rojo como las españolas".

16 febrero, 2024 02:05

A Tom Pecheux (61 años), el director creativo de YSL Beauty, le gusta decir que lo que más le atrajo de la marca fue esa imagen de Yves Saint Laurent de "chico malo con buena educación". En eso se parecen, pero no es lo único. Ambos han apostado en diferentes tiempos por romper con la unicidad, la dictadura de las tendencias y dar a la mujer la libertad para elegir qué quiere ponerse, cómo quiere maquillarse, qué quiere ser y cómo quiere que la vean.

Quizás por eso, este genio que proyecta su pequeña estatura a través de una voz dulce y una mirada atenta a todo lo que le rodea, se toma su tiempo para pensar las respuestas. No tiene prisa, ni ambición, por ser el número 1, "eso no me va a cambiar la vida", aunque todo el mundo lo mete en la terna de los mejores maquilladores del mundo.

Él se siente sólo un artista "proponente" de tendencias. Y ese "sólo" se hace gigante cuando hablamos de sus trabajos con fotógrafos como Mario Testino, Peter Lindberg o Patrick Demarchelier o sus maquillajes de miles de desfiles por todo el mundo, portadas de las mejores revistas y hasta con Lady Di. 

Cristina Villarino

"Nunca he querido ser un marcador de tendencias porque hay que tener un ego muy grande para considerarse así. A mí me gusta más ser un proponente", advierte durante la entrevista con Magas en Madrid durante la presentación de las últimas novedades de YSL Beauty, del que es director creativo desde 2017.

Pregunta.- ¿Qué mensajes ocultos tiene el maquillaje de una mujer?

R.- Depende de la mujer y del maquillaje. A mí me gustan los maquillajes que hacen que las mujeres sean ellas mismas, pero más seguras y más bellas. Y cuando hablo de belleza, hablo de personalidad. Me gustan que las mujeres sean únicas y no que parezcan todas iguales. 

P.- ¿Hay en algún momento en el que le guste la mujer sin maquillaje?

R.- Cuando ellas decidan que prefieren no llevarlo. Cuando se sientan con la suficiente confianza y seguridad como para no maquillarse.

P.- ¿Cómo se marcan las tendencias en maquillaje?

Antes había una sola tendencia que era como la única tendencia, y a mí me parecía una dictadura. Ahora, no hay esas dictaduras y lo que hay son múltiples tendencias y la que más valoro es la que te da la libertad de hacer lo que te dé la gana.

P.- ¿Cuál es el nivel de maquillaje de las mujeres españoles?

R.- Es bastante alto. Tienen un equilibrio perfecto entre lo que llamamos el estilo francés, de cuidado facial y de que no se note el maquillaje, y están bastante lejos de las británicas. Les gusa el eyerliner en los ojos y un labial potente. Pero no hay nada más bonito que una mujer española con un labial rojo, porque nadie en el mundo lo sabe llevar como una mujer española, con esa fuerza y esa raza que hace que le quede perfecto.

Perfecta en 2 minutos por Tom Pecheux.

Base. Lo primero que recuerda este increíble maquillador es que 2 minutos es mucho tiempo. "Puedes perder un tren o un vuelo en dos minutos", bromea. Por eso recomienda ir a lo esencial, sin errores, porque corregirlos lleva más tiempo. "Necesitas un producto que transforme tu aspecto y lo haga más saludable como Touch Eclat". También un corrector para ojeras y párpados oscuros, y levantar el pómulo.

Máscaras de pestaña. "Si te gusta normal, cualquiera, y si quieres una pestañas espectaculares, que te dé un subidón, el Lash Clash".

Cejas. "Y lo último, pero no menos importantes, peinar con tus dedos las cejas para arriba. No hay nada más triste que las cejas hacia abajo".

En esa sensación de libertad que Tom Pecheux tiene siempre en la boca es donde coincide plenamente con la esencia de la marca donde es el máximo creador. "Yo no tengo el talento que tenía Yves Saint Laurent pero me gusta que me plantearan ser ese chico malo con buena educación".

Además, Pecheux insiste en que el diseñador francés nunca quiso marcar tendencias asfixiantes ni dictatoriales. Él quiso ser un inspirador. "Fueron los periodistas, la gente, las mujeres que llevaban su ropa los que le convirtieron en alguien que marcaba tendencias. Él sólo tenía ese amor, esa pasión, para plantear propuestas".

De nuevo el mismo concepto aunque sea en distintos colores: "Libertad".

P.- Defina cómo es el maquillaje de YSL Beauty en tres palabras.

R.- Es una propuesta para ser lo que tú quieras ser, lo que te gustaría ser o simplemente para ser tú misma.

P.- ¿Piensa en una mujer específica cuando hace estas propuestas nuevas?

R.- Sí. En una mujer con confianza en sí misma, que le gusta ser diferente y que el maquillaje le da posibilidad de elegir. No es algo que le marque o la etiquete.

P.- ¿Qué opina de los filtros de Instagram?

R.- Desearía que la gente que los usa fuera más feliz, pero parece que no es así. Estamos prisioneros de ellos muchas veces. 

Cristina Villarino

Tom Pecheux habla con mucho orgullo de su infancia en una granja cerca de Borgoña y del contraste que supuso en su vida llegar a París en plenos 80 viviendo una eclosión de color, libertad y moda que le cambió el destino. 

De hecho, su primera vocación fue la de maestro pastelero y estudió varios años para conseguirlo. Pero su marcha a la capital para trabajar como chef le abrió la puerta a otras artes como la moda o el maquillaje y la belleza lo arrastró.

P.- ¿Tiene algo que ver el maquillaje y la pastelería?

R.- Yo quería ser un buen pastelero porque mi madre, que tenía cinco hijos, cocinaba con mucho amor para la familia y le gustaba compartirlo. A mí, que también me gusta mucho comer, me encantaba ese placer por compartir pero cuando me convertí en chef profesional me di cuenta de que no puedes hacerlo, porque estas en una cocina encerrado y no ves a la gente que está comiendo. 

Además, me acababa de trasladar a París y en ese tiempo yo era muy joven y muy mono, y descubrí la vida nocturna. Conocí a una chica que estudiaba maquillaje y yo que venía del campo, ni sabía que existía esa profesión.

P.- ¿Estaba vetado para los hombres la profesión de maquillador cuando empezó?

R.- Hace unos años, trabajé por primera vez en el cine con Jean Du Barry, la película donde Jonny Depp hace de Luis XV, e investigué bastante. Entonces los hombres y las mujeres se maquillaban mucho ambos y por las mismas razones: esconder imperfecciones o mostrar su alta posición social. Luego, por algún motivo, despareció para los hombres y siguió para las mujeres. Supongo que fue una moda.

P.- ¿Cómo ha cambiado el mundo del maquillaje desde que llegó?

R.- Ahora es más importante la libertad de crear y de mostrar quién eres. Cuando todo es marketing, se piensan cosas como que una mujer puede llevar maquillaje y un hombre no; o que una mujer más enérgica o con poder tiene que usar un labial rojo... y eso está cambiando en los últimos años. Ya lo hizo Yves Saint Laurent con su moda, pues fue probablemente de los primeros en dejar que la mujer se pusiera un traje masculino, o una camisa blanca o negra, que fuera cubierta o destapada... como ella quisiera. 

P.- "Maquillar" está unido a rebajar defectos, diferencias. ¿Es el mismo concepto que el maquillaje actual?

R.- Claro que sí, pero no como una obligación. Si tú quieres cubrir una imperfección, te la cubres. Si no te gusta tu piel, usas un fondo de maquillaje para protegerte de las miradas de otras personas sobre cosas que no quieras que vean. Pero es tu libertad.

P.- ¿Recuerda el primer maquillaje en el que se fijó?

R.- Fueron dos. El primero, por su simplicidad, fue el de mi madre. Tenía cinco hijos, vivía en el campo y no tenía tiempo para exageraciones, pero aún así tenía un alma muy femenina y si quería hacer algo para reafirmar que era un día especial, cogía un labial en tonos frutos rojos y se pintaba los labios y dos puntos en los pómulos. Y gritaba: "Vamos chicos". El segundo fue cuando llegué a París. Fui Le Palais y vi a esas criaturas, hombres y mujeres, con montones y montones de maquillaje, con esa producción... 

P.- ¿Su madre le deja que la maquille?

R.- Lo hago de vez en cuando. No solía, pero mi madre me dijo algo un día que me hizo entender que quería que la maquillara. Me contó que nunca iba a olvidar el día que maquillé a mi abuela por lo feliz y emocionada que estaba. Y entonces me di cuenta de que ella quería lo mismo. 

P.- ¿Qué le parece el papel de las influencer y las redes en el maquillaje?

R.- Me parece estupendo. Hay buenos y malos maquilladores y buenos y malos influencers. Es como taxi y Uber. Ser influencer es una carrera nueva y habría que ver cuál es la forma de que lleguen a ser buenos, porque hay algunos que habría que prohibirlos. No sabría decir si nosotros somos los mejores, pero somos honestos y profesionales. Sé la calidad de YSL Beauty y todo lo que hacemos, lo hacemos con calidad y respeto.

P.- ¿A quién le gustaría maquillar que no lo haya hecho ya?

R.- A una reina. He trabajado con la princesa Diana pero nunca con una reina. Letizia me parece una muy buena reina y también la reina de Jordania que es una mujer impresionante. Estas mujeres, cuando las miro, notas que lo que hacen es lo que tienen que hacer, que están donde tienen que estar, nunca de más o de menos. Y es muy difícil estar siempre en tu lugar. Es muy impresionante. Ser reina tiene que ser increíble.

El maquillador YSL, Tom Pecheux, frente al símbolo de la marca.

El maquillador YSL, Tom Pecheux, frente al símbolo de la marca. Cristina Villarino

Lo mejor de Tom Pecheux es que es uno de los mejores sin necesidad de repetirlo a cada paso ni siquiera insinuarlo. De hecho, insiste en que cuando se enfrenta a un rostro trata de pensar qué hace esa mujer cuando se levanta. "Si hace un pipí como todos los demás, todo va perfecto. Lo complicado es cuando pretenden hacer como si no hicieran pipí", bromea.

Está gráfica expresión le sirve para dejar claro qué no soporta de algunos rostros que se han puesto en sus manos y tiene más que ver con el alma que con las imperfecciones. "Las inseguridades son un problema pero lo peor es la mala educación, sobre todo cuando viene de gente que lo ha tenido todo desde que nació menos buena educación. Eso es muy doloroso".