La cantante Rosa López.

La cantante Rosa López.

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Perder peso para entrar: La presión de la mujer en los 'realities'

La cantante Rosa López explica en el programa de Évole cómo entró en un programa de televisión, pensando que debía bajar de peso por la presión de la opinión y por exponerse al público.

20 marzo, 2022 16:28

La popular cantante Rosa López es la protagonista de la próxima entrega del programa 'Lo de Évole' que se emite en La Sexta hoy.

En su entrevista con Jordi Évole, la cantante repasa su trayectoria artística y comenta emocionada cómo fueron sus inicios, concretamente en su paso por el programa de televisión, Operación Triunfo.

“En el mundo de la música no es oro todo lo que reluce”, asegura Rosa López, mientras recuerda los sinsabores vividos en esa etapa de su vida.

Producto televisivo

En este sentido, la ganadora del primer concurso OT hace una dura reflexión sobre el mundo del espectáculo: "Una artista tiene que decir que todo va perfecto, y no es así". Durante el programa, la cantante andaluza habla sin tapujos sobre cómo le convirtieron en un producto del que "llevarse tajada" sin importar ni su salud física, ni la mental.

"A mí me preguntaron a qué estaba dispuesta para entrar al programa. Yo dije que a perder peso, porque pensé que era lo que yo quería y pensé que era lo que querían escuchar", confiesa sobre su paso por el concurso, hace ahora veinte años.

"Si fuera más delgadita, con los dientes derechos, sin gafas y hablando mejor...", dice Rosa López sobre lo que se murmuraba acerca de ella en aquellos momentos.

Y el periodista le responde: "Nos enamoramos de una cosa, que luego lo que hicimos fue transformarla". A lo que la cantante asiente totalmente de acuerdo.

No es éste el primer y único caso de denuncia social ante las exigencias físicas de un concurso o un show televisivo. Muchas han sido las mujeres, profesionales del mundo de la música, del cine o de la televisión, que han confesado las presiones a las que son sometidas para ajustarse a unos determinados cánones de belleza, impuestos por las cámaras y quienes se encuentran detrás.

Cuerpos imperfectos

Hace poco más de un mes, fue la actriz Emma Thompson quien aprovechó la rueda de prensa de la película Good Luck to You, Leo Grande en el Festival de Cine de Berlín para "pasar el rastrillo" por toda la industria cinematográfica y las exigencias de unos estereotipos, que nada tienen de realidad acerca de la imagen y el cuerpo de las mujeres. “Todo lo que nos rodea nos recuerda lo imperfectas que somos y que todo está mal en nosotras”, aseguraba.

Emma relató que una de las escenas más difíciles de su vida no fue ni de sexo, ni de violencia, sino de reflexión frente al espejo en la nueva película Good Luck to You, Leo Grande. Ella sugirió: “Sólo acércate a un espejo sin moverte, quítate la ropa y no te muevas. Acéptate, acéptate y no te juzgues. Es lo más difícil que he tenido que hacer nunca”.

No se trata ya sólo de cuáles son los modelos de belleza a alcanzar, sino que el modelo produce insatisfacción porque nunca se alcanza.

Jennifer Aniston

Otro caso parecido, aunque ocurriera al otro lado del Atlántico, lo protagoniza la actriz Jennifer Aniston y sus compañeras de la serie Friends, Lisa Kudrow y Courteney Cox. Aseguran, que para mantener el peso que se les exigía “desde arriba”, almorzaron durante diez años el mismo plato: una ensalada de col.

Saul Austerlitz narró en su libro Generación Friends que a Aniston le obligaron a perder más de 14 kilos para poder acceder a su personaje de la mítica serie.

Desde la producción eran conscientes de que a Jennifer "los 10 kilos que engorda la cámara le vendrían bien perderlos para que tuviese el aspecto que deseaba la cadena”.

Incluso la actriz ha desvelado que su representante le insistió en este sentido si quería hacer el papel de Rachel Green, puesto que "no conseguía muchos papeles porque estaba demasiado gorda".

Actrices, modelos, presentadoras de televisión y cantantes se han visto abocadas a realizar los ajustes físicos necesarios para cumplir con un canon estético, al que Esther Pineda, doctora en sociología denomina violencia estética en su libro Bellas para morir: estereotipos de género y violencia estética contra la mujer.

En él texto, Pineda describe cómo los cánones de belleza han ejercido una violencia que, aunque silenciosa y aparentemente inofensiva, ha marcado el cuerpo y la mente de las mujeres a lo largo de la historia.

Pineda sostiene que esta violencia estética se fundamenta en cuatro formas principales de discriminación: el sexismo, el racismo, la gerontofobia (negación de la vejez) y la gordofobia.

Estos cuatro pilares de la frustración de la mujer de hoy, asegura, se ceban, lógicamente, con aquellas que no cumplen con sus estándares.