Ilona Taimela es investigadora del grupo de Pedagogía de las Utopías Concretas en la Universidad de Helsinki.

Ilona Taimela es investigadora del grupo de Pedagogía de las Utopías Concretas en la Universidad de Helsinki. Redes sociales

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La profesora finlandesa que daba clases en secreto a niños refugiados en un campo del Estado Islámico

En 2020 Ilona Taimela empezó a dar clases online a 23 niños desplazados al campo de Al Hol pertenecientes a familias relacionadas al Estado Islámico.

24 enero, 2022 03:38

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"No importa donde estén, todo niño tiene derecho a la educación". Con esa firme convicción en mente, Ilona Taimela aceptó dar clases online a niños que habían sido desplazados al campo de Al Hol, situado en territorio sirio y en el que se encontraban familias vinculadas con el autodenominado Estado Islámico (EI). Con lecciones a través de mensajes de WhatsApp y hablando como podían en inglés y finés, 23 niños pudieron acceder a clases de geografía, inglés o matemáticas gracias a la labor altruista de Taimela. 

La iniciativa comenzó en 2020, en parte a raíz de la pandemia, como forma de garantizar el derecho a la educación, cuyo día internacional se celebra este lunes 24 de enero, de algunos de los niños desplazados en el campo que, según la BBC, actualmente retiene 60.000 personas.

Un año antes, en 2019, las fuerzas lideradas por el ejército kurdo recuperaron este territorio al norte de Siria y detuvieron a los miembros del EI -junto con sus familias- en el campo de Al Hol. Allí, los niños solamente podían acceder a la educación informal que ofrecían algunas ONG. A todo ello, se une las pésimas condiciones del campo.

En Al Hol hay niños de diferentes nacionalidades y en ese momento los gobiernos de sus países de origen evaluaban su posible repatriación, junto a sus madres, así como los riesgos de seguridad que podría implicar que las madres mantuviesen lazos con el EI o su ideología extremista. 

Así, a finales de 2019, el gobierno de Finlandia anunció que repatriaría a 30 niños que estaban en el campamento. Además del gran debate que se generó en el país, también se cuestionó la legalidad del plan, ya que la idea era traer únicamente a los niños, separándolos así de sus madres. Tal y como informó la BBC, el embajador finés Jussi Tanner fue enviado a Siria para negociar con las autoridades kurdas que gestionan el campo, con el objetivo de "salvaguardar los derechos de los niños bajo la ley finlandesa".

Las negociaciones duraron meses y a principios de 2020 llegaron la pandemia, el confinamiento y las clases virtuales. Entonces fue cuando a Tanner se le ocurrió que si a los estudiantes en Finlandia se les podía enseñar de forma remota, se podría hacer lo mismo con los niños que estaban en Al Hol. El gobierno de Finlandia apoyó la idea y la Fundación Lifelong Learning se encargó de desarrollar un programa de educación a distancia.

Rompiendo barreras por WhatsApp

Ahí es cuando entró Ilona Taimela. Tiene más de 30 años de experiencia en la enseñanza y ha dado clase en escuelas públicas y privadas. Está especializada en aprendizaje basado en fenómenos, indagación, participación estudiantil y sostenibilidad, y actualmente es CEO de Helsinki Education Consulting Group. También se ha dedicado a la formación de profesores en Finlandia a nivel nacional e internacional y es investigadora en un grupo de investigación sobre Pedagogía de las Utopías Concretas en la Universidad de Helsinki.

Debido a su experiencia multicultural, la Fundación Lifelong Learning contactó con ella y en poco tiempo diseñaron un programa especial para 23 estudiantes de entre 3 y 19 años del campo de Al Hol. Se puso en marcha en mayo de 2020 y el proyecto consistía en mandar diariamente las lecciones a los niños a través de WhatsApp para "ayudarles a mejorar sus competencias en temas fundamentales y también prepararlos para la vida en Finlandia una vez logren regresar". 

Capturas de pantalla de algunos chats de WhatsApp entre Taimela y sus alumnos del campo de Al Hol.

Capturas de pantalla de algunos chats de WhatsApp entre Taimela y sus alumnos del campo de Al Hol. Cedidas

Para participar, los estudiantes necesitaban el permiso de sus madres, que fueron contactadas directamente por Tanner. "Supimos desde el principio que lo haríamos a través de WhatsApp, ya que esa era la única forma de llegar a las mujeres y los niños. Tanner ya tenía sus teléfonos y se mantenía en contacto con ellas vía WhatsApp", explica Taimela a MagasIN.

Por su parte, Taimela se presentó como Saara, para proteger su identidad y su foto de perfil era una imagen en la que no se le reconocía. El motivo era que los móviles estaban prohibidos en el campamento, por lo que todo este proceso debía mantenerse en secreto, tanto para las autoridades kurdas, como para la opinión pública en Finlandia.

"A veces las mujeres nos decían que los soldados revisaban las tiendas, por lo que tenían que esconder los teléfonos móviles. A la hora de preparar las tareas teníamos que recordar que debían ser cosas para las que los niños no necesitasen salir fuera de la tienda, para así no ser atrapados o crear sospechas en otras mujeres o soldados", asegura Taimela. 

La profesora cuenta que para comunicarse lo mejor posible con los niños "enviábamos las tareas en forma de mensajes de texto, emojis y mensajes de voz. En algunas ocasiones también usábamos fotos". Además, las clases se personalizaban en función de la edad y las habilidades de cada estudiante.

"Dábamos clase todos los días, aunque cada uno a su propio ritmo. Comenzábamos diariamente a las 9:00 horas, para que supieran cuándo esperar a que llegaran los primeros mensajes y tareas", relata Taimela, que añade que los más pequeños estudiaban una asignatura al día, mientras que los más mayores dos. Por las tardes continuaban las clases, pero "con otro tipo de mensajes como cuentos, poemas, juegos, etc.".

Respuesta positiva

Pese a las dificultades, como por ejemplo la irregularidad que a veces sufrían los niños en las clases debido a problemas para conectarse, poco a poco Taimela comenzó a ver los resultados. Por ejemplo, un niño de seis años aprendió a leer historias completas en finés, mientras otros aprendían estructuras más complejas de este idioma.

"La respuesta fue genial", afirma contenta la profesora. "Esto fue voluntario, y muchas mujeres inscribieron a sus hijos en las clases a distancia. Los niños no habían ido a la escuela desde hacía mucho tiempo. Además, los niños no tienen mucho que hacer en los campos de prisioneros, por lo que también les proporcionamos rutinas, diversión y aprendizaje. Los niños esperaban nuestros mensajes y les gustaba que les leyésemos como mensajes de voz".

A principios de este año Taimela perdió el contacto con la mayoría de las familias y por el momento ha tenido que abandonar el proyecto. ¿El motivo? Que la mayoría de ellos "han sido repatriados a Finlandia con éxito". No obstante, la profesora sigue sin conocerles, solo ha estado en contacto con una de las madres, a quien conoció en un centro de acogida en Finlandia, junto con algunos de sus alumnos. "Me conoció por la voz", dijo a la BBC

Pese a la polémica que suscitaron al principio las posibles repatriaciones a Finlandia, la profesora afirma que cuando se hizo público este programa educativo recibió "muchos comentarios positivos en Finlandia". "Hay un sentido muy fuerte sobre los derechos de los niños en Finlandia y la enseñanza se basaba en el derecho de los niños a la educación. Además, creemos que la educación es un camino para la desradicalización", concluye.