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Por fin llegó el día de las peluqueras: ocho grandes cuentan cómo han cambiado sus salones

Las grandes peluquerías han reestructurado los tocadores para mantener la distancia de seguridad. Atenderán con guantes, mascarillas y desinfectando el lugar cada noche.

4 mayo, 2020 02:21

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Las peluquerías se han convertido en un oscuro lugar de deseo para casi toda la población después de que el Gobierno anunciara que a partir de este lunes, 4 de mayo, podrían abrir bajo cita previa, con un sólo cliente por trabajador y manteniendo las distancias de seguridad.

Llevamos dos meses encerrados en casa y el pelo y nuestra imagen se ha resentido al mismo tiempo. Urge tapar canas, raíces, retocar cortes e hidratar unos cabellos que pueden ser una expresión de la ansiedad y la angustia que hemos pasado en estos más de 50 días en casa.

MagasIN ha hablado con ocho grandes peluqueras que apuraban las últimas horas para abrir cuanto antes sus salones pensando más en sus clientas que en ellos mismos. Pero la tarea no es fácil: falta información (como casi en todo) y las medidas de higiene que se les pide, se obliga a una atención personalizada y a través de mascarillas y guantes y desinfectando todo en cada momento y cada noche.

María Baras de Cheska.

María Baras de Cheska.

María Baras (Cheska)

Es una de las grandes peluquerías de Madrid. Acaba de cumplir 50 años en un negocio familiar que fundaron sus padres y que ahora María (44 años) y su hermana gestionan con mucho éxito.

Estos días han sido muy duros para ellas: su padre estuvo hospitalizado. Él y María dieron positivo en coronavirus por lo que han visto de cerca la pandemia. Por eso ahora sólo quiere trabajar y pensar en el presente. "A nivel empresarial ha sido duro también. Es una experiencia muy rara. La salud es lo más importante y cuando lo has pasado fatal lo ves, pero la economía... madre mía", se lamenta.

Están preparando el salón con todas las medidas que les van a exigir pero ya tiene claro que no abre hoy. "Volveré el 11 de mayo". Ya contaban con un protocolo de higiene muy amplio que ahora han reforzado y seguirán trabajando de forma personalizado como ahora. De los 16 empleados y los cuatro de la familia que trabajan en el salón, se irán turnando pero tiene metros de sobra para seguir atendiendo con seguridad.

"Está limpiando una empresa a fondo todo, pondremos ozono, todo será desechable, quitaremos el café, hemos puesto basuras nuevas... Tenemos que adaptarnos y verlo todo muy positivo. Hay que tratar de levantar el país".

Cheska ha recibido muchas peticiones y a María le preocupa cómo gestionarlas: "La gente está siendo muy paciente. Nosotros queremos que ya que se desplazan pongamos a punto todo: color, corte, tratamiento y hasta dentro de tres meses nada".

Ya saben que van a ampliar horarios con dos turnos para estar de 9 a 21 horas y ver cómo se da servicio y se cubren gastos a nivel empresarial. "Sé que habrá muchos salones pequeños que no puedan con toda la inversión que supone lo desechable, las limpiezas... etc. Y también pienso en ellos". 

Eva Ruiz.

Eva Ruiz.

Eva Ruiz (Maison Eduardo Sánchez)

La directora técnica (43 años) de estos salones aclara que tampoco van a abrir este lunes porque es mejor tener todas las medidas de seguridad. "No se puede tener a la gente encerrada dos meses y en dos días querer sacar a todo el mundo", explica. 

Madre de dos niñas reconoce que el encierro ha sido agobiante porque es una persona muy activa profesional y personalmente. "Y eso que he aprovechado para leer, escuchar música, reorganizar mi casa y seguir motivándome en mi trabajo".

Tiene la ventaja de que sus locales son grandes, "y el espacio es un lujo". Además, ya cumplían con medidas de higiene a las que ahora sumarán las sanitarias: mascarillas en todos los tratamientos, gafas quirúrgicas, guantes, "excepto para los peluqueros porque cortar con guantes es complicado ya que la punta de la tijera se engancha y te cortas la piel". 

En todos los tocadores habrá geles higienizantes, las toallas serán de papel, bolsas de plástico para la ropa de las clientas y un servicio de nebulización de ozono para desinfectar cada noche. No van a servir bebidas ni revistas: "Los lavacabezas se usarán alternos y en los puestos donde había 4 personas, irán sólo dos".

Aunque ya tienen lista de espera, están gestionando las citas para atender primero "a las personas más mayores, que tienen más necesidades, y poder dedicar su tiempo a la clienta, que ya hacíamos".

Eva sabe que son claves ahora porque que "la gente se vea bien es un paso importante para la normalidad. Necesitan ir a la peluquería y ahí estaremos. La presión hará que nos cansemos más pero nos acabaremos acostumbrando".

Diana Daureo y su salón.

Diana Daureo y su salón.

Diana Daureo (Diana Daureo)

A Diana Daureo (35 años) la posible apertura hoy le ha parece precipitado. "Lo esperaba para el 11. Hay que conseguir todo el material para que no haya peligro ni riesgo y no tenemos información todavía de si hay que habilitar sólo el 30% de los clientes o si al tener cita previa con que no se solapen es suficiente", denuncia esta peluquera de Madrid.

Sea como fuera, ella trabaja para tenerlo todo preparado cuanto antes con las máximas medidas de seguridad: "Todo será con cita previa y antes de entrar al salón, pondremos al cliente unas pantuflas, le diremos que venga con su mascarilla, les tomaremos la temperatura, les pondremos una bolsa hermética para sus pertenencias y que se desinfecten las manos, a la vez que usaremos bata desechables que ya veré de dónde las saco", aclara.

Para Daureo lo importante es que el salón se convierta en una zona limpia e higienizada donde no haya riesgo: "Y gel a mano para todos. Ahora somos muy conscientes".

Su plan es reestructurar el salón, quitar la sala de espera y colocar los tocadores con más espacio: "Me gustaría dejar cuatro arriba y cuatro abajo. Ahora tengo nueve. La otra opción sería dividir a los empleados, tres y tres con un turno de partido para atender al máximo número de clientes".

Esta estilista reconoce que ha llevado bien el encierro: "He disfrutado de mis tres hijos, tengo una niña de 9 meses, aunque se me ocurrió la idea de enviar los tintes a mis clientas y recibí 700 llamadas. A partir de ahí fue la locura en mi casa".

Las citas en su salón van a ir con calma. Primero ha llamado a quienes tenían hora en marzo cuando se produjo el confinamiento y luego a sus clientas habituales: "Tengo una lista de espera de dos semanas y, por ahora, no voy a atender a gente nueva".

Vicky Martín.

Vicky Martín.

Vicky Martín (Salón Llongueras)

Esta estilista de 32 años lleva 13 en el salón de Llongueras de la madrileña calle de Ortega y Gasset. Durante el encierro asegura que ha estado muy activa con formaciones y ayudando a sus clientas con consejos online. Pero ha echado mucho de menos la creatividad de su trabajo y está deseando volver a trabajar cuanto antes.

"Estamos con la reapertura para que sea todo seguro. Hay un protocolo muy extenso de protección, aforo, salón... Se está organizando con cita online y nosotros estaremos a dos metros de distancia entre nosotros. Antes trabajábamos en cadena un estilista, su ayudante y la champunier y podíamos manejar a tres clientas; pero ahora será diferente", asegura.

Vicky aclara que, en su caso, ya trabajaban con muchos productos desechables, pero ahora hay que añadir otros. También tendrán que escalonar a los 20 trabajadores que conforman el equipo y empezar por clientas habituales y con prioridad por edades.

"Si todos cumplimos y somos responsables, será hacerte a tus nuevas herramientas y el nuevo uniforme de mascarilla, guantes y gafas. El desinfectante va a ser ahora nuestra herramienta fundamental cuando antes era el color o los peines", aclara.

Sonia Atanes.

Sonia Atanes.

Sonia Atanes (SAHB)

La responsable de este salón en pleno Paseo de la Castellana no tiene prisa. "Si no es esta semana, será el 11 de mayo", aclara Sonia (55 años). 

Ha vivido bien el encierro pero la incertidumbre económica era lo peor: "Soy autónoma, tengo empleados y no me han dado ICO". Ha aprovechado para ser consciente de que trabaja demasiado y aún así le ha dado tiempo a hacer formación online: "Creo que nunca había parado tanto tiempo". 

Lleva 35 años en la profesión y tiene claro que en el sector sólo sobrevivirán los negocios más especializados, profesionalizados y personalizados: "Hay peluquerías que ni siquiera están informatizadas y esto será una criba entre la gente que como nosotros ya estamos con las citas online, la tienda online... y los que no".

No le preocupa cumplir con las medidas impuestas porque ya llevan tres años con trabajos personalizados, cita previa, esterilización, desinfectando... "Será más complicado para los salones que aún no están acostumbrados a este sistema, que no han conseguido estabilizar los días de mucho y los de poco".

En su salón están tomando ya cita online, a través de su web, para empezar a arrancar en cuanto les esté permitido.

Roxana Gutu.

Roxana Gutu.

Roxana Gutu (Lobelia Sagasta)

Lleva desde las nueve de la mañana pegada al teléfono. Roxana Gutu (42 años) reconoce que estar encerrada lo ha llevado regular: "Soy una persona activa y nunca había estado tanto tiempo sin hacer nada". Y eso que hizo muchas formaciones en este tiempo gracias a que se llevó, la última noche, una cabeza de muñeca y algunas cosas. 

Todavía no sabe cómo va a abrir pero ya tiene listo todo el material higienizante "porque lo compramos antes y hemos adquirido más peines y cepillos para tener suficientes mientras se desinfectan".

"Además nuestro salón es muy grande y no hay problema de espacio. Ahora hay que organizar la hora y el día a las clientas porque no sabemos cuántas personas podemos trabajar", añade.

Roxana sabe que debe cambiar la forma de trabajo, "y también nuestra vida en general". En Lobelia Sagasta ya trabajaban con dos agendas online que ahora están reorganizando teniendo en cuenta que van a dejar detrás de cada servicio 15 minutos para limpiar todo

Natalia Soriano.

Natalia Soriano.

Natalia Soriano (Salones Compte)

Los tres salones Compte de Barcelona están listos para abrir pero no lo harán este lunes hasta que se sepa bien en qué condiciones tienen que hacerlo y no den la formación suficiente a sus trabajadores para que todos estén tranquilos: clientes y empleados. Natalia Soriano (45 años), la responsable empresarial del grupo, ya veía venir lo que iba a pasar con el coronavirus y se hizo con todo el material necesario para cumplir con las medidas higiénicas y sanitarias.

"Toda la gente que tiene email se ha apuntado pero reharemos la agenda para cumplir también con las clientas de toda la vida que saben que no les vamos a fallar", advierte.

Durante el confinamiento han seguido trabajando a través de su tienda online y lo que llamaron el tinte en casa: "Hemos mandado como 600 tintes e hicimos vídeos tutoriales para hacerlos en sus domicilios".

Tienen termómetros, todo desechable y salones grandes donde la distancia de tocador a tocador es la exigida. Se acabó la zona del café y se ha cambiado algún mueble que otro. "Hasta los carros se los vamos a entregar nosotros limpios a cada salón".

Natalia sabe que "hay que reconquistar al cliente y dar esa buena impresión" pero sobre todo que estén contentos tanto los trabajadores como los que van a los salones".

Montse.

Montse.

Montse Melero (Salones Cebado)

Montse (40 años) lleva 24 años en la peluquería y todo el encierro cuidando de sus clientas: "Les he hecho tutoriales para que sepan cómo teñirse en casa, les hemos enviado coloración, les he mandado vídeos por whatsapp de cómo cortarse el flequillo...".

Lo tiene todo listo a la espera de que se aclare la situación pero sabe que "la reapertura va a ser un momento muy emocionante y espero que sea poco a poco". En principio Salones Cebado, en Madrid, va a ampliar su horario, de 9 a 21 horas, con dos turnos de tres estilistas por la mañana y tres por la tarde. "Sólo vamos a tener tres clientes al tiempo. Tenemos un salón de 160 metros cuadrados y podemos mantener las distancias de seguridad perfectamente".

Además de guantes, mascarillas y desinfectantes, Montse explica que van a tomar la temperatura en el salón antes de entrar, se van a poner patucos a las clientas y se embolsarán todos los objetos personales. "Hemos hecho un circuito para que se entre por un lado y se salga por otro sin que se crucen los clientes".

En su caso, ya trabajaban con muchas de las medidas de higiene que se piden ahora: batas de un sólo uso, cepillos de un sólo uso... Aún así ahora van a pasar de atender a 30 personas al día a sólo 18. "Las citas son online, en la web, pero tenemos una lista de espera de 200 personas".