
La vida actual de Alba Galocha.
La vida actual de Alba Galocha, de ser top model a sus problemas de ansiedad: la dura decisión que tomó
La modelo gallega cambió radicalmente de vida tras alcanzar la cima: así es su presente lejos de las pasarelas.
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Alba Galocha, reconocida modelo y actriz española, ha experimentado una notable transformación en su carrera profesional. A pesar de alcanzar el éxito en el mundo de la moda a una edad temprana, Galocha decidió alejarse de las pasarelas debido a la ansiedad que le generaba la industria. Actualmente, se dedica al arte, especialmente a la cerámica, encontrando en esta disciplina una forma de expresión y equilibrio personal.
Inició su carrera en la moda mientras estudiaba diseño, logrando desfilar para marcas de renombre como Louis Vuitton. Sin embargo, a los 23 años, Galocha comenzó a cuestionar su lugar en la industria, sintiéndose como un "maniquí literal" y enfrentando críticas constantes sobre su apariencia. Esta presión la llevó a experimentar ansiedad y a buscar nuevas formas de realización personal.
Su carrera avanzaba a una velocidad vertiginosa, pero lo que parecía una vida de ensueño tenía un lado menos visible: la presión constante, el escrutinio físico y el ritmo imparable le estaban pasando factura. En el mejor momento de su carrera, decidió parar.
Galocha ha hablado abiertamente de la ansiedad que sufrió durante su etapa como modelo profesional. En varias entrevistas ha confesado que se sentía constantemente juzgada por su apariencia física y su actitud. Vivía con la sensación de ser un "maniquí" más que una persona, una figura que debía estar perfecta en todo momento y adaptarse a exigencias externas que la desconectaban de sí misma.
Las sesiones interminables de fotos, los castings impersonales, las dietas restrictivas, los vuelos constantes… todo sumaba. Aunque mantenía la sonrisa ante las cámaras, interiormente sentía un desgaste emocional profundo. Esa contradicción entre la imagen idealizada y la realidad personal es algo que muchas modelos enfrentan, pero pocas se atreven a verbalizarlo.
A los 23 años, en lo que muchos consideraban el punto más alto de su trayectoria, Alba Galocha tomó una decisión poco habitual: se apartó de las pasarelas y abandonó la industria de la moda. Lo hizo por salud mental, por necesidad de reencontrarse consigo misma y por una intuición clara de que debía buscar su felicidad lejos de los focos.
Para algunos fue un movimiento sorprendente. Para ella, fue una liberación. No se trataba de renegar del pasado, sino de tomar el control de su vida y explorar caminos que le permitieran expresarse desde un lugar más íntimo, auténtico y saludable.
En su nueva etapa, Alba Galocha ha volcado su creatividad en disciplinas artísticas como la cerámica, el bordado y la escultura. Con formación en diseño y una fuerte sensibilidad estética, su transición al arte fue tan natural como transformadora. Sus obras, en ocasiones introspectivas y simbólicas, giran en torno al cuerpo, la fragilidad, el equilibrio emocional y la identidad.
La cerámica, en particular, se ha convertido en su refugio y su forma de meditación activa. Trabajar con las manos, moldear barro, crear objetos desde cero... Todo ese proceso le ha permitido recuperar el control, centrarse en el presente y sanar desde lo creativo.
Hoy, Alba vive una vida mucho más tranquila, lejos del ritmo frenético de las semanas de la moda. En sus redes sociales comparte pinceladas de su día a día: naturaleza, arte, procesos creativos, lecturas, reflexiones… Se ha convertido en un ejemplo de cómo priorizar el bienestar personal por encima del éxito público.
Además, no ha roto del todo con el mundo visual. Ha hecho incursiones en la interpretación (sobre todo, en películas independientes) y mantiene colaboraciones artísticas en proyectos culturales, siempre desde un enfoque más consciente y libre.
La historia de Alba Galocha resuena con fuerza en un momento donde la salud mental comienza, por fin, a tener el espacio que merece. Su decisión de dejar la moda por ansiedad no fue una huida, sino un acto de valentía. En un entorno donde se premia la exposición y el rendimiento, ella optó por el silencio, la introspección y el equilibrio.
Y en ese gesto, inspiró a muchas otras personas, dentro y fuera de la moda, a preguntarse si el éxito merece la pena cuando se paga con el bienestar personal. Alba Galocha no desapareció: se reinventó, y en esa nueva versión encontró algo más valioso que un contrato internacional. Encontró paz.