Cósima Ramírez y su perro Jimmy Choo.

Cósima Ramírez y su perro Jimmy Choo. Esteban Palazuelos

Mascotario

Cósima Ramírez y su perro Jimmy Choo, sobre los regalos de Navidad: "A mis mascotas prefiero no sobornarlas mucho"

Cósima abre el debate sobre los regalos de Navidad para las mascotas, confesando que le encanta pensar en los animales de sus amigos.

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Ahora que se acercan las fiestas, Cósima Ramírez se fija en un detalle que suele pasar desapercibido entre villancicos y luces: los regalos de Navidad para mascotas. Por eso, vuelve a Mascotario con un nuevo vídeo sobre un tema tan doméstico como filosófico, con un invitado especial: su perro Jimmy Choo.

Entre luces, villancicos y bandejas rebosantes, se pregunta hasta qué punto tiene sentido "regalar" a los animales y dónde empieza el puro exceso humano disfrazado de cariño. En su casa, el primero en pronunciarse es Jimmy Choo, que hoy ha disfrutado de un trocito de pularda con su salsa de Oporto.

Eso sí, advierte Cósima, ese bocado de lujo viene acompañado de "toda una parafernalia improvisada" que, en realidad, es el precio simbólico que el perro paga por su fugaz acceso a la pularda.

Las mascotas de mis amigos

Entre risas, deja claro que esa escena navideña tiene tanto de ritual humano como de auténtico premio canino. "A mí me encanta hacer regalos a las mascotas de mis amigos: una buena oreja de cerdo disecada, un juguete apetecible, algo que el animal pueda disfrutar sin mayor complicación".

Con los suyos, en cambio, la vara de medir es distinta. "A mis propias mascotas prefiero no sobornarlas más de lo debido", admite. "Es decir, más de lo que puedan raspar ellos por su propio ingenio". No quiere convertir cada emoción en intercambio, ni que la relación se reduzca a premios ilimitados por existir.

Le gusta que sus animales mantengan una cierta autonomía, que sigan usando su ingenio y su olfato para rascar pequeñas recompensas entre el entusiasmo navideño: migas que caen, manos que acarician, alguna sobra generosa que alguien "pierde" a propósito bajo la mesa.

Un ritual de las fiestas

Regalar a los perros en Navidad se ha convertido casi en un ritual más de las fiestas: juguetes que chirrían, mantas nuevas, golosinas especiales o incluso un trocito de menú "humano" adaptado para ellos. Más allá del capricho, estos detalles pueden reforzar el vínculo, ofrecer estimulación mental y física y hacerles partícipes del ambiente festivo de la casa.

Cósima plantea, en el fondo, una pregunta sobre el tipo de vínculo que construimos con ellos: ¿regalamos por ellos o por nuestra propia necesidad de celebrar? ¿Les damos lo que necesitan o lo que nos hace gracia envolver en papel brillante?

El tipo de regalo dice mucho de cómo entendemos la relación con el animal: no es lo mismo ofrecer un premio puntual y pensado para su bienestar que saturarlos de chuches o accesorios que responden más al gusto de la persona que a las necesidades del perro.

Por eso, cada vez se insiste más en priorizar regalos que respeten su salud, su descanso y su juego, antes que la simple acumulación de cosas.

Al final del vídeo, con su ironía habitual, abre el debate a la comunidad de Mascotario: "¿Qué opináis de los regalos de Navidad para mascotas? ¿Sois más de oreja disecada, de jersey de reno, o de dejar que se las apañen solos entre turrones y abrazos?".