"Este cachorro me salvó la vida": la historia de Mellory o cómo los perros pueden ayudar a convivir con el TDAH

"Conseguí un cachorro de labrador de ocho semanas en diciembre y me ha salvado la vida en muy poco tiempo. Estaba realmente pasándolo mal y me habían diagnosticado recientemente el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)".

Así cuenta su historia Mellory, usuaria de Reddit, una plataforma social donde miles de personas comparten experiencias como esta. Antes, sentía que no podía hacer nada más que estar tirada y pedir comida a domicilio. Este cachorro la obligó a levantarse y seguir una rutina.

"Creo que lo que necesitaba mi cerebro con TDAH era alguna forma de estructura. Y parece que este perrito le ha dado a mi vida justo esa estructura que necesitaba". No es un caso aislado, muchas personas describen efectos similares.

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Actualmente, el TDAH afecta entre 400.000 y 650.000 niños y adolescentes en España, impactando en su concentración, impulsividad, autoestima y relaciones sociales.

Una chica en un hospital abrazando a su perro. Istock

Hoy, 13 de julio, Día Internacional del TDAH, Purina España comparte las conclusiones de sus estudios más recientes sobre el tema. Desde la compañía afirman que los perros pueden ser grandes aliados para mejorar el bienestar emocional, la autoestima y la atención de los más jóvenes.

Cinco razones

Diversas investigaciones, como el estudio de la Universidad de California y el de la Academia Americana de Pediatría, han demostrado que los perros pueden contribuir a reducir la hiperactividad y otros síntomas del TDAH. 

Además, aumentan la confianza y la capacidad de concentración. Estas son cinco razones por las que un perro puede convertirse en un apoyo muy valioso:

1. Fomentan rutinas saludables. Pasear, alimentar o cuidar a un perro exige horarios estables. Esta estructura diaria resulta muy beneficiosa para los niños con TDAH, ayudándolos a organizarse y asumir responsabilidades.

2. Enseñan responsabilidad. Desde llenar el bebedero hasta cepillarlos o llevarlos al veterinario, el cuidado diario de un perro inculca hábitos de compromiso y empatía.

3. Canalizan la energía. Los perros están siempre dispuestos a moverse, jugar y correr. Para los niños con mucha energía, esta interacción física diaria es una salida natural y positiva.

4. Mejoran el rendimiento cognitivo. Caminar o jugar con un perro no solo mejora el estado físico, también estimula el cerebro, mejora el estado de ánimo y la atención.

5. Educan en la educación. Adiestrar al perro con órdenes básicas como 'sentado' o 'quieto' puede reforzar la autoestima de los menores al ver que logran enseñar y comunicarse de forma eficaz.

Terapia humano-animal

En este contexto, Purina España lidera una línea de investigación desarrollada en el Hospital Clínic de Barcelona, en colaboración con el Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC), donde se ha evaluado cómo las terapias asistidas con perros pueden convertirse en un complemento eficaz al tratamiento clínico.

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El estudio se centra en observar los efectos que tiene la interacción regular con perros de terapia en menores diagnosticados con TDAH.

Los primeros datos apuntan a mejoras en la autoestima, la confianza en uno mismo, la capacidad de concentración y las habilidades sociales, además de una mayor regulación emocional y reducción de la ansiedad en los participantes.

Además del TDAH, el estudio también incluye a menores con otros trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista o el estrés postraumático.

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Con el objetivo de extender el uso terapéutico del vínculo humano-animal, Purina lanzó hace un año la Alianza Purina Terapia Animal, una red que capacita a profesionales de la salud, ofrece asesoramiento para implementar terapias asistidas con animales y crea comunidad entre centros que ya las aplican.

Los programas de Intervenciones Asistidas con Perros se desarrollan en hospitales, centros de rehabilitación y otros entornos clínicos, adaptándose a las necesidades terapéuticas de los pacientes y mejorando su calidad de vida.

Una decisión compartida

Antes de incluir un perro en la familia, se debe evaluar si podemos dedicarle el tiempo y proporcionar los cuidados que necesita. Debe ser una decisión consensuada con la familia.

Adoptar un animal no debe basarse solo en los beneficios que puede aportar: se trata de un compromiso a largo plazo que requiere esfuerzo, paciencia y mucha dedicación. Pero también puede ser una experiencia transformadora.