El doctor Agustín Hernández.

El doctor Agustín Hernández.

Salud

Agustín Hernández, hematólogo: "Estamos viviendo una auténtica revolución en el tratamiento de los linfomas"

Este especialista afirma que algunos de los síntomas son la fiebre sin causa aparente, la sudoración nocturna intensa, la pérdida de peso no intencionada, el cansancio persistente o el picor generalizado.

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Hay un Día Mundial del Linfoma. Es el próximo 15 de septiembre y se busca aumentar la sensibilización ciudadana, mejorar el conocimiento y destacar la relevancia de la investigación en torno a este tumor hematológico.

Con una incidencia anual cercana a 15 nuevos diagnósticos por cada 100.000 habitantes, se trata de uno de los cánceres de la sangre más frecuentes en adultos.

El doctor Agustín Hernández, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Quirónsalud Málaga y del Hospital Quirónsalud Marbella, recuerda que “coloquialmente conocemos por linfoma a un grupo muy heterogéneo de cánceres originados en unas células de las defensas conocidas como linfocitos. El linfoma no Hodgkin es más habitual que el de Hodgkin y, en contra de lo que muchas personas creen, ambos son malignos y potencialmente letales”.

Una de las principales dificultades es la detección tardía. En muchos casos, el primer aviso puede ser un ganglio persistente o un hallazgo casual en pruebas realizadas por otros motivos.

El especialista advierte que “en algunos casos muy avanzados, la fiebre sin causa aparente, la sudoración nocturna intensa, la pérdida de peso no intencionada, el cansancio persistente o el picor generalizado pueden ser los primeros síntomas que nota el paciente. Ante cualquiera de estos supuestos, lo más recomendable es acudir al médico”.

El abordaje del linfoma ha experimentado un cambio radical en los últimos años. “Estamos viviendo una auténtica revolución en los tratamientos de los linfomas”, afirma Hernández.

La introducción de linfocitos CAR-T y anticuerpos biespecíficos en linfomas no Hodgkin, junto con fármacos anti-CD30 e inhibidores de checkpoint en el de Hodgkin, ha hecho posible en muchos casos reemplazar la quimioterapia tradicional por alternativas chemo-free.

“Estos avances han permitido controlar la enfermedad incluso en pacientes que antes tenían muy pocas opciones, y han mejorado las tasas de supervivencia y la calidad de vida”.

La estrategia se orienta cada vez más hacia la medicina personalizada. Como indica el hematólogo, “cada día más, buscamos terapias personalizadas no solo en función del tumor, sino de las características y preferencias de nuestros pacientes. Se ajustan al perfil biológico y molecular del tumor de cada enfermo, logrando respuestas más profundas, duraderas y, en muchos casos, con menos toxicidad”.

Supervivencia

La supervivencia de los pacientes ha evolucionado de manera significativa. En palabras del especialista: “Hoy, más del 80% de los pacientes con linfoma de Hodgkin en estadios avanzados se pueden curar con la primera línea. En los linfomas no Hodgkin indolentes, aunque no siempre hablamos de curación, sí conseguimos largas supervivencias con buena calidad de vida".

"Y en los linfomas más agresivos y refractarios a quimioterapia, tanto los CAR-T como los agentes biespecíficos están consiguiendo mejorar el pronóstico de estos pacientes, que hasta hace no mucho, se veían abocados a un manejo puramente paliativo”, añade.

No obstante, persisten importantes desafíos. “Hemos de lograr la accesibilidad de todos los pacientes a las mejores terapias, mejorar las estrategias para detectar qué pacientes van a necesitar terapias más intensivas y cuáles más dirigidas, y seguir profundizando en las mejores combinaciones de fármacos”, señala Hernández.

El coste de las nuevas soluciones terapéuticas hace imprescindible, según el especialista, optimizar los recursos y apostar también por hábitos saludables: “Somos firmes defensores de una actividad física adecuada y dirigida, además de una nutrición correcta, dado que son medidas relativamente sencillas y baratas que ayudan a prolongar y mejorar la vida de nuestros pacientes”.

En este escenario, la investigación se erige como motor esencial del progreso. “Los ensayos clínicos son la base del progreso. Permiten que los pacientes accedan antes a terapias de última generación y contribuyen a generar conocimiento que beneficia al conjunto de la sociedad”, concluye el especialista.