Un mosquito en una imagen de archivo.

Un mosquito en una imagen de archivo. EP Sevilla

Salud

Estas son las zonas de Málaga en riesgo alto por el virus del Nilo: aumenta la vigilancia de los mosquitos transmisores

Entra en funionamiento el programa de control de la Junta de Andalucía que divide los municipios de la región en función de la presencia de estos insectos. 

Más información: Las personas y los caballos, “hospedadores finales” del virus del Nilo: el 80% de los casos son asintomáticos. 

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El virus del Nilo Occidental se hizo notar el año pasado en Andalucía. Ante esta situación, el Gobierno regional ha aprobado el Programa de Vigilancia Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental (FNO) 2025, donde todos los municipios andaluces están clasificados en algún nivel de riesgo respecto a la Fiebre del Nilo (FNO).

Los mosquitos, al ser los principales artrópodos causantes de enfermedades infecciosas transmitidas por vectores, son parte de la protección de la salubridad pública que se debe realizar desde el nivel municipal, como ya se hace con otras plagas. 

El nivel de riesgo está dividido en bajo, medio y alto. En Málaga hay nueve municipios en riesgo alto que son Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Almargen, Antequera, Cártama, Coín, Guaro, Málaga y Pizarra. En resto de localidades se encuentran en nivel medio o alto.

Si durante la temporada 2025 se evidenciase la circulación del VNO en un término municipal (en mosquitos, aves o caballos), el nivel de riesgo se elevaría hasta el nivel alto, hasta alcanzar incluso, la declaración de área en alerta (en aquellas situaciones en las que haya casos humanos), de acuerdo con los criterios establecidos en el Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental. 

Esta situación sería notificada al Ayuntamiento afectado por la Delegación Territorial de la Consejería de Salud y Consumo con indicación de las nuevas medidas que deberán adoptar.

El nivel de riesgo bajo corresponde a aquellos municipios en los que no se ha evidenciado aún circulación de virus, por lo que es bajo el riesgo para la población. En estos casos, agentes de salud pública de los distritos sanitarios de Atención Primaria realizarán dos líneas de actuación para acompañar a los ayuntamientos en el logro del objetivo de proteger a la población. 

Por un lado, una labor de asesoramiento sobre las acciones a implementar y cooperar para su implantación y, por otro, labores de verificación sobre la eficacia del PCM para poder informar al ayuntamiento en consecuencia.

El Plan de Control de Mosquitos

La ejecución de un Plan de Control de Mosquitos (PCM) es necesaria para proteger la salud de la población y estar preparados ante la posibilidad de que en el territorio municipal pueda existir circulación del VNO. Este plan, que no requiere aprobación previa por parte de las autoridades sanitarias, debe incluirse dentro de los programas locales de Desratización, Desinsectación y Desinfección (DDD), basados en la estrategia de control integral de plagas.

Entre los aspectos que se debe recoger en el plan de control de mosquitos local figuran el diagnóstico de situación, el programa de control y la evaluación en los núcleos de población. Para el diagnóstico de la información se realizará una recogida de información previa para conocer las variables del entorno (ecosistemas, usos de suelo, climatología, biología, ecología y comportamiento de especies de mosquitos presentes); del territorio (características urbanísticas del término municipal: zonas verdes, alcantarillado...) y factores sociales y económicos. 

Cada Consistorio deberá recoger información sobre problemas pasados o existentes con mosquitos (incidencias ciudadanas, avisos, denuncias, quejas, etc., así como especies detectadas).

Los planes de control de mosquitos recogerán actividades de vigilancia de presencia de larvas/mosquitos adultos, en los programas de actuación municipal basados en la Gestión Integrada de Plagas (GIP). Así, se conjugarán medidas preventivas, de control físico, mecánico y biológico principalmente y, en caso necesario, de control químico.

Finalmente, se procederá al seguimiento continuado del nivel de infestación, de las medidas de control y estrategias adoptadas. Se revisará el grado de cumplimiento y efectividad del programa, así como posibles efectos adversos sobre personas, instalaciones etc.