
El pueblo fantasma de Almería: sólo un 30% de las construcciones mantiene techumbre
El pueblo abandonado de Almería que fue un famoso escenario de cine: esconde historias paranormales
El pueblo agrícola, donde se grabaron películas del Spaghetti Western, permanece ajeno al bullicio turístico de la costa andaluza.
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En el árido corazón de una de las provincias más soleadas de España, existe un enclave silencioso, congelado en el tiempo. Un pueblo fantasma. Calles vacías y casas sin tejado generan una atmósfera entre lo cinematográfico y lo fantasmal. Un lugar peculiar, tanto para los amantes de la historia como para quienes buscan alejarse de lo convencional.
Ubicado en una zona semioculta del desierto de Tabernas, en la provincia de Almería, este núcleo abandonado permanece ajeno al bullicio turístico de la costa andaluza. Rodeado de paisajes que han servido de escenario a innumerables películas del Spaghetti Western (género que convirtió a esta tierra en un plató natural internacional durante los años 60 y 70), el enclave sorprende por su estética cinematográfica. Pero más aún por la historia real.
El Arteal es una antigua aldea agrícola que, pese a su abandono progresivo desde mediados del siglo XX, ha sobrevivido al paso del tiempo. Un vestigio inalterado de la España rural más austera.
Su origen se remonta al siglo XIX, cuando varias familias se asentaron en esta zona para trabajar en cultivos de secano. Sobre todo cereales y almendros, aprovechando las condiciones extremas del clima desértico de la comarca. Hoy, se conserva como uno de los pocos ejemplos íntegros de arquitectura rural sin alteraciones turísticas o comerciales.
El Arteal es único. Por eso es especial en el ámbito nacional. No ha sido intervenido ni restaurado artificialmente para convertirlo en atracción, como ocurre con otros pueblos deshabitados reconvertidos en espacios temáticos. Cada muro agrietado, cada casa semiderruida y cada camino hablan del abandono real. Del éxodo rural. Del silencio que siguió a la modernización. Este carácter genuino atrae cada vez a más viajeros alternativos, fotógrafos, documentalistas y curiosos del misterio.
Según datos del Instituto Geográfico Nacional, El Arteal aparece catalogado como núcleo rural sin población desde hace más de cuatro décadas. Su altitud media es de 520 metros sobre el nivel del mar, y forma parte del término municipal de Tabernas. En los años 50 llegó a contar con más de 70 habitantes permanentes, organizados en torno a una pequeña escuela rural y un sistema de acequias manuales, que distribuían el escaso agua disponible. Hoy, se estima que solo un 30% de las construcciones mantiene techumbre.

Escombros casas El Arteal
A pesar de su abandono físico, muchos sugieren que nunca ha estado del todo vacío. Al menos, eso sugieren algunos visitantes y exploradores urbanos que afirman haber sentido “presencias”, ecos inexplicables o cambios abruptos en la temperatura. Todo esto al adentrarse en las casas más antiguas. Si bien no hay registros oficiales ni estudios que lo avalen, el ambiente silencioso y la ausencia de vida humana generan cierto marco propicio para sensaciones inquietantes.
Entre los pocos testimonios orales recogidos de antiguos habitantes y pastores de la zona, destaca la conocida historia de “La mujer del aljibe”. Una figura envuelta en una vieja leyenda local. Según se cuenta, durante la sequía en los años 40, una joven desapareció sin dejar rastro tras salir a buscar agua. Su velo blanco, dicen, fue hallado junto al brocal del aljibe comunal. Desde entonces, algunos aseguran haberla visto vagar por los campos al caer la tarde. Una leyenda transmitida de generación en generación.
Éxodo rural
Visitar El Arteal es una excursión al pasado. Una experiencia cultural, histórica y emocional. Se trata de un testimonio vivo del éxodo rural que afectó a miles de pueblos en España a mediados del siglo XX. También es concebido como una oportunidad para reflexionar sobre el valor de un patrimonio invisible. Ese que no brilla ni se anuncia, pero se sostiene en la memoria.
Además, su proximidad a espacios naturales protegidos como el Desierto de Tabernas o el Parque Natural Karst en Yesos de Sorbas lo convierte en un punto ideal para rutas de senderismo y turismo fotográfico.
El Arteal, pueblo fantasma almeriense, emerge como una joya escondida entre los escombros. Entre los recovecos del tiempo. Es uno de los últimos ejemplares auténticos del abandono rural en España. Un enclave donde el silencio tiene voz. Para quienes buscan destinos auténticos, cargados de historia y alejados del turismo masivo, este rincón olvidado del sureste andaluz espera, intacto, bajo el cálido sol de Almería.