Final feliz para Victoria y su unicornio de peluche.

Final feliz para Victoria y su unicornio de peluche. Cedida

Torremolinos

Final feliz para Victoria y su unicornio de peluche: las redes sociales encuentran a Flan en 8 horas

Una familia vio el juguete en el paseo marítimo de Los Álamos, en Torremolinos, y lo guardó pensando en que podría tener dueño.

10 agosto, 2022 23:18

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Final feliz para Victoria y su inseparable amiga Flan, un unicornio de peluche que perdió este martes 9 de agosto en el chiringuito La Playa Surf House. Con ese peluche, Victoria afronta sus visitas al hospital para tratar la leucemia que sufre, incluso las duras quimioterapias. En cuanto este periódico publicó esta tarde la noticia, la imagen de Flan no paró de moverse en redes sociales como Facebook. Había que encontrarla.

Muchos compartían la noticia bajo la idea de "Ojalá las redes hagan su magia". Y la hicieron. Ocho horas después de que Elisa, la mamá de la niña de ocho años dueña del unicornio, pusiera el post donde se anunciaba la desaparición del peluche, han conseguido localizarlo.

Flan fue a parar a casa de Jose. El martes estaba paseando con su madre y su tía por el paseo marítimo cuando vieron el peluche en el bordillo de la playa a la altura del chiringuito. "Nos dio penita. Lo vimos muy solito, sin nadie a su alrededor, así que decidimos llevárnoslo por si aparecía un dueño", explica el joven a este periódico.

Le llegó la publicación gracias a unos amigos y no dudó en contactar con la tía y la madre de la niña, que aún no se creen que hayan localizado al unicornio tan rápido. Necesitaban encontrarlo porque Victoria quería su unicornio, "con sus marcas y manchas". El que nunca le había fallado. No le valía con otro nuevo, pese a que decenas de personas se han ofrecido a comprarle otro o regalarle uno igual que tenían sus hijos por casa.

Ahora solo queda esperar al reencuentro. Sin duda, las redes sociales funcionan en estos casos y, a veces, es a través de estas historias que enternecen el alma cuando nos damos cuenta de que, detrás de la toxicidad de las redes sociales, hay un mundo solidario y humano.