En los tiempos que corren nos exigen “madurar” cada vez más rápido. Interesa y mucho, a los senadores de la galaxia, no dar espacio a la reflexión. Olvidar el pensamiento crítico y en definitiva, que la expresión “tomarse la vida con calma” desaparezca sin hacer ruido.
Todo debe suceder a golpe de clic, con un video corto, inminente y debidamente orquestado.
No se leen los clásicos porque está pasado de moda. Eso dicen. Por consiguiente, en la intimidad de este espacio, quiero imaginar cómo sería el soliloquio de Hamlet sobre la existencia humana si fuéramos capaces de transportarlo a la actualidad, y viviera la incipiente revolución de la Inteligencia Artificial.
El debate trascendental entre seguir viviendo y enfrentarse a las adversidades (Ser) o rendirse buscando el alivio de la muerte (No ser)
Hagamos una pausa para cerrar los ojos e imaginar la escena, como si de un fotograma se tratara. Él, severamente sentado en una terraza en Pedregalejo. Un “mitá” y un pitufo mixto a medio comer. Mirada perdida al mar. En la mesa un papel con estas notas:
SerIA (adoptar la IA)
Pros: aprovechar las oportunidades laborales y personales que nos brinda a nivel productividad, innovación y progreso. La IA nos va a llevar a adquirir nuevas competencias aún no descubiertas. Hay que saber adaptarse a entornos líquidos.
Pensemos en disfrutar a medio plazo de sus beneficios: menos horas de trabajo diario, adiós a tareas repetitivas o de bajo valor, mayor salario, más tiempo libre y mejor calidad de vida…
Contras: retos éticos, sociales y legales complejos. Aumento de la brecha social (más ricos y más pobres). Mayor desigualdad. Ataque salvaje a la privacidad individual no sólo por los datos sino por la intromisión directa en nuestra intimidad. Ciberataques...
No SerIA (resistirse y temer la IA)
Pros: miedo a perder el trabajo y no poder salir adelante. Desaparición de las tradiciones heredadas. Adiós a nuestra identidad como seres humanos. Autocontrol ante el miedo de perderlo todo frente a máquinas, algoritmos y robots.
“Neuralink y sus implantes cerebrales de control mental o Suzhou Institute of Biomedical Engineering and Technology, empresa china, que está desarrollando y probando úteros artificiales con IA”
Contras: perder oportunidades de desarrollo profesional y personal. Quedarse atrás. Una sociedad que va a marginar y excluir a los no seguidores de la IA. Sesgos a nivel emocional y racional.
¿Qué decisión crees que tomaría nuestro protagonista mañana?
Hoy más que nunca el debate sigue vivo. Volvemos a esa exploración del miedo a lo desconocido. Ese dilema casi existencial. La acción frente a la resignación. El terror, la esperanza, la duda…como palancas que influyen en nuestras decisiones vitales más trascendentales.
¿Nos lanzamos a ser protagonistas conscientes del cambio con la IA, o lo evitamos por miedo a lo desconocido?
El problema se complica porque vivimos en una sociedad. Una sociedad “dicen” más conectada y “social”. Por tanto la decisión de “SerIA o no SerIA” no es solamente una decisión personal, es también una decisión colectiva.
Porque elegir “Ser” es aceptar el reto de evolucionar sabiendo que nos tocará navegar y sortear dilemas éticos y sociales nunca antes vistos. Y elegir “no Ser” es cerrar los ojos ante una transformación sin marcha atrás; quedarnos fuera de juego y sufrir las consecuencias del no protagonismo.
La historia y los libros muestran una y otra vez que la evolución es inevitable. El reto está en que el “ser” sea activo y ético, gestionando los riesgos, liderando el cambio y usando la IA como aliada en vez de dejar que nos arrastre sin control.
Por tanto desde la decisión individual iremos a la decisión colectiva como sociedad; sin eludir responsabilidades y siendo conscientes de que está en nuestras manos tomar el control de esta revolución.
SerIA o no SerIA… es hoy la cuestión central, en un momento disruptivo de la historia humana.