La decisión (y damos por hecho que la gestión no ha sido sencilla) de traer a Málaga la San Diego Comic-Con ha anotado un tanto casi insuperable para la provincia, para Andalucía como comunidad e incluso para España como país.

No solo por la inmensa inyección económica que supone la llegada de casi 100.000 personas dispuestas a gastar su dinero en sus hobbies favoritos, sino que significa algo mucho más profundo e inusual: que nuestros dirigentes están al día en lo que realmente se cuece ahí fuera y en los intereses de gran parte de la población. Hay mucha más vida aparte de los campeonatos deportivos o la burbuja de los festivales de música.

Las presencias de Arnold Schwarzenegger, Jared Leto, Luke Evans, Jeph Loeb, Jim Lee, Ian Livingstone o Aaron Paul se sumaban a las de los iconos patrios como Álex de la Iglesia o Salva Espín en un calendario tan repleto de nombres de primer nivel como apabullante.

La sensación de estar perdiéndote cosas, y es que no se puede estar en dos sitios a la vez, también resultaba frustrante, aunque eso solo demostraba una agenda de primerísimo nivel.

Aparte de los símbolos de primera división del cine o los cómics, también estaban las grandes compañías mundiales: Disney, Pixar, Sony, Nintendo, FOX, Universal, Nickelodeon o Penguin Random House, bien con sus propios stands o con experiencias de sus estrenos más esperados: Predator, Badlands, Black Phone 2, Tortugas Ninja oThe Walking Dead y sus spin-offs son solo algunos de los que estaban dentro del pabellón "Exhibitor Hall".

Se han subrayado constantemente los tiempos de las colas, el caos de los jóvenes contratados para la última ejecución de ese tipo de cuestiones e incluso el precio de la comida: una hamburguesa 17 euros y un poké de salmón, 20 (ese fue el menú del aquí firmante).

Sin duda, cuestiones a mejorar para el próximo año, pero que no pueden empañar el rotundo éxito neutral y objetivo que ha supuesto la decisión de traer un evento de tal magnitud a escala mundial a nuestras tierras. Además, se trata de la cultura y el entretenimiento más sano en una sociedad que, en otros lares, parece estar yéndose a los extremos: cómics, libros, series, películas y juegos de mesa.

Habiendo cosas a mejorar que son imposibles de ignorar, que el evento de entretenimiento mundial más conocido en el mundo (y que atrae a más personas de todo el globo) haya tenido lugar en Málaga, sitúa a la provincia andaluza a la vanguardia del ocio en el planeta y constata una decisión memorable y (complicada en su trámite) que demuestra una ambición que va más allá del manido tópico. Después de haber vivido la experiencia, solo queda dar las gracias a todos los implicados y reconocer que Sheldon Cooper y sus compañeros de piso tenían razón con respecto al evento.