Se lleva hablando bastante tiempo de ella y muchos conductores ya la tienen en sus vehículos desde hace algunos meses, pero lo cierto es que esta baliza V-16, que va a sustituir a los triángulos de señalización, genera dudas en cuanto a su utilidad, porque muchos estiman que no son más eficientes que los triángulos, los cuales llevan acompañándonos desde 1999.
Los triángulos de emergencia se idearon para señalizar la parada de un vehículo averiado en el lateral de una calzada, con el fin de avisar a los conductores de la vía de que hay un obstáculo, a veces en el arcén o, si no lo hay, ocupando parte de la calzada.
En algunos casos, los conductores han sido atropellados cuando, por ejemplo, estaban sustituyendo una rueda pinchada del lado de la carretera, el izquierdo. Para evitar esto, hay que señalizar previamente este potencial peligro situando los triángulos al menos 50 metros antes del vehículo, para avisar al resto de conductores.
Aunque pueda parecer inocuo, la parada no prevista en el lateral de la calzada genera un momento de alta peligrosidad, sobre todo cuando se ha puesto el sol y las luces de los vehículos son los únicos elementos para ver en la oscuridad.
Por este motivo, desde la DGT se pensó que había que avanzar para lograr un dispositivo más eficiente para avisar al resto de conductores. Paralelamente, un gallego llevaba bastantes años perfeccionando un dispositivo parecido al que los policías de servicios secretos ponen en sus coches en el techo cuando inician una persecución, aunque este lleva un cable en espiral que hay que enganchar en el mechero del coche para que funcione.
La versión que estuvo perfeccionando este inventor debía tener un encendido mucho más simple y este acabó siendo solo por contacto con una superficie metálica, la carrocería del coche, donde queda fijado gracias a su imán.
Ante este invento, la DGT en 2023 dejó de obligar a los conductores a llevar los triángulos, siempre que los sustituyeran por la baliza V-16, que empezó a comercializarse en 2016 de manera privada, hasta que la propia DGT acabó incorporándola a su reglamentación.
Sin embargo, en una posterior actualización técnica, el dispositivo que va a ser obligatorio deberá tener conectividad automática a través del teléfono del usuario con la plataforma DGT 3.0 que gestionará todas las conexiones automáticas de estos dispositivos en caso de activación.
Por ese motivo, todas las balizas vendidas y utilizadas hasta la fecha solo tendrán un destino: la basura. Así es, porque todas las que no tengan conectividad automática con la plataforma no servirán y darán lugar a una sanción de 200 euros. Además, el precio no tiene nada que ver con el de los triángulos, porque en el mejor de los casos está en el entorno de los 50 euros.
Existen dos principales inconvenientes que tienen las nuevas balizas de emergencia V-16. El primero es que funcionan con pilas, lo que hará que sea bastante frecuente que cuando queramos usarlas estén sin carga. El fabricante dice que pueden aguantar dos años con la misma pila, pero, ¿se acordarán los conductores de cuándo se las pusieron o de cambiarlas cada cierto tiempo?
El segundo inconveniente es que, en muchos vehículos, si lo que pretendemos es no salir del mismo, serán muy difíciles de colocar, como en el caso de los camiones o furgonetas, con techos altos que no permiten hacerlo desde la propia cabina. Además, en algunos coches, la forma de la carrocería puede hacer que aunque lo pongamos en el techo desde el asiento del conductor no sean visibles desde atrás, lo que provocaría una situación de peligro mayor que poniendo los triángulos de siempre.
Estoy de acuerdo con el avance tecnológico de los dispositivos, pero no a costa de complicar su uso y mucho me temo que estas balizas darán mucho que hablar. Mientras tanto, unos 30 millones de vehículos en España deberán llevarla en enero. Y unos 60 millones de triángulos ya no tendrán utilidad alguna.
Yo ya sé cuál va a ser el regalo estrella de estas navidades. Y también sé que algunos se van a forrar con la excusa de la seguridad.