Un reconocido y prestigioso sociólogo se afana en precisar que no estamos ante una época de cambios sino en un cambio de época. No es baladí la precisión, ya que nos lleva a estar viviendo una transición tan importante como la que sucedió del gótico al renacimiento. Los de entonces debieron vivir una incertidumbre de futuro tan grande como ahora.
Nuestros antepasados la sentirían en plena transición hacia el siglo XVI gracias a los avances navales, el contacto con tierras hasta entonces desconocidas y, sobre todo, con la invención de la imprenta. Ahora, tras la zozobra del milenio pasado, con avances en astronaves, con planetas y enormes aerolitos cada vez más cerca de las manos de la humanidad, y ese invento que es la inteligencia artificial.
También, como entonces, marcado por un cambio climático, pero ahora, como en todo lo demás, mucho más acelerado. A finales del periodo cálido medieval, el hemisferio norte sufrió un significativo calentamiento, con consecuencias muy similares a las de ahora. Así se desplazó hacia el norte del casquete glacial ártico, subió el nivel del mar debido a la fusión del hielo, retrocedieron los glaciares alpinos y la vegetación ascendió por las montañas.
Mientras que en el centro y norte de Europa se felicitaban por poder tener extensos viñedos, en el Sur las precipitaciones intensas y furiosos temporales se intercalaban con largos períodos de sequías severas. Aquellos orgullosos nórdicos levantaron entonces ciclópeas catedrales, a la par que en las ciudades del mediterráneo surgía como respuesta la semilla de un humanismo que, gracias a su difusión, determinaron la nueva concepción que cuajó en el Renacimiento como novedosa concepción del mundo y de la humanidad.
Una cosmovisión parecida a la globalización actual, pero en aquella solo era el ser humano la medida de todas las cosas, y ahora se le ha añadido el sumando de todas las componentes bióticas y abióticas de este planeta único que es la Tierra. A la trilogía determinante de arte, política y ciencia, le hemos añadido la preocupación por el medio ambiente.
Hay motivos para pensar que tenemos mimbres como para sentar las bases de una nueva cosmovisión para el bienestar de la humanidad y el respeto a la Naturaleza, a pesar de oligarcas que sueñan con dominar el mundo. Pero aprendamos de la historia, más aun cuando esta época de cambio es tan acelerada, y seamos conscientes de que aquel creativo período fue seguido por otro qué enfrío el planeta y las ideas, imperando la austeridad, eso sí, sólo para los siervos de la gleba.