El entrenador argentino Marcelo Bielsa dijo una vez sobre el apoyo a un club de fútbol local lo siguiente: "El amor tiene que ser con lo propio, con lo del lugar, con lo que está al alcance de la mano. Hay diez equipos en el mundo, ¿quién va a prestarle atención a lo propio?". Y no puedo estar más de acuerdo con él. De eso vamos a hablar hoy.

El Málaga CF es invisible para la ciudad. Probablemente se vean más camisetas del Real Madrid (y actualmente del PSG) por las calles que las del club de la tierra que les vio nacer. Hay pocas referencias al club en tiendas, bares y restaurantes y, sobre todo, probablemente haya muchos más seguidores del Real Madrid en la ciudad que malaguistas. Esto es una cuestión muy española y se aplica también a otras ciudades, pero no significa que esto no pueda cambiar con el tiempo.

Durante la Feria oí a la gente gritar "Viva Málaga", llena de orgullo por su ciudad y sus tradiciones. Ojalá la gente de la ciudad abrazara a su club de fútbol (o al equipo de baloncesto) con el mismo cariño, tratándolo como una parte esencial de esta ciudad (en los buenos y en los malos momentos), como pidiendo un pitufo para desayunar, el espeto de sardinas para su comida en la playa o un vermú antes de cenar... Y no sólo cuando el club juega en la Liga de Campeones.

El declive constante del club en los últimos diez años y su historial de mala gestión han facilitado que la gente siga a clubes más exitosos. Es el deber de un club de fútbol bien gestionado desarrollar una estrategia a largo plazo para animar a la población y especialmente a los niños de la ciudad a identificar al Málaga CF como su club. Hacer de la visita a La Rosaleda una experiencia memorable. El éxito en el campo es, por supuesto, una parte esencial de esta estrategia de crecimiento, pero el club también tiene que desarrollar una mentalidad de querer animar a nuevos seguidores y posicionarse en el centro de la comunidad. Visitar las escuelas para presentar el club a los niños, ofertas especiales de entradas baratas, mejorar la experiencia del día del partido. Todas estas cosas, incorporadas en un plan a largo plazo, podrían marcar la diferencia en los próximos años y ayudar al club a crear una base de aficionados que llene La Rosaleda cada semana y de la que los malagueños se sientan orgullosos.

Sólo cuando se hayan resuelto los diversos problemas legales que rodean al club, el Málaga CF podrá estar abierto a nuevos inversores y, eventualmente, a nuevos propietarios. Sólo podemos esperar que haya gente que vea el enorme potencial de esta ciudad como base para un club de fútbol de éxito y se fije en el apoyo leal de su gente. Solo esa gente será capaz de construir algo muy especial en esta ciudad que atraiga a mucha más gente. Y puede que un día, la gente que canta "Viva Málaga" grite "Vamos Málaga" en La Rosaleda.