Una de las construcciones de Los Asperones.
Los Asperones, la herida eterna de Málaga: 1.106 vecinos entre chabolas, un 82% de paro y exclusión social
Un estudio de la Cruz Roja concluye que más de la mitad de los hogares del asentamiento han sido edificados por los propios vecinos y son "inhabitables".
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El enésimo intento de la Junta de Andalucía por encontrar una vía de salida para los 1.106 personas que malviven en Los Asperones vuelve a evidenciar los grandes males que asolan a un núcleo chabolista que se levanta en la periferia de Málaga capital.
El trabajo elaborado por Cruz Roja, que recibió el encargo formal el pasado mes de febrero y que ha necesitado siete meses, radiografía al detalle la dura realidad de un asentamiento que fue levantado en 1986 con carácter temporal y que casi 40 años después sigue en pie.
El resultado es, tal y como se apostilla, una "foto fiel de la situación real y actual" de las personas residentes, con el objetivo de planificar su inclusión social de forma progresiva en los próximos años.
Presentación del informe de Los Asperones.
Una de las señales que mejor permiten apreciar el estado de abandono de este núcleo es el hecho de que casi tres cuartas partes de la barriada son consideradas "no habitables", un factor que, a ojos de los redactores del informe, "agudiza el sentimiento de exclusión de sus habitantes".
En concreto, se constata una "alta precariedad habitacional", marcada por la coexistencia de viviendas originales y construcciones informales conocidas como habitáculos, que representan más de la mitad del total de los hogares.
Lo llamativo del caso es que han sido edificados por la propia población como respuesta a la falta de alternativas habitacionales y presentan en su mayoría condiciones de habitabilidad muy deficientes. Según los técnicos, la mayoría de estos habitáculos son "inhabitables".
A esto hay que sumar evidentes deficiencias en las redes de agua y electricidad, escasez y mala distribución de equipamientos públicos y una movilidad limitada.
El aislamiento urbano y la estigmatización social agravan la exclusión, dificultando la integración de la comunidad en el conjunto de la ciudad.
Todo ello "incentiva" la necesidad de afrontar un cambio que se viene demorando desde hace años y que, por lo que parece, desea la mayor parte de los habitantes de Los Asperones.
Así lo confirma el hecho de que el 89% de los encuestados, mayores de 16 años, expresan su intención de cambiar de lugar de residencia.
De todos ellos, el 20% manifiesta su deseo de mudarse fuera del barrio y afirma contar con los medios, aunque desconoce cómo hacerlo. Otro 69% también quiere mudarse, pero no dispone de los recursos para llevarlo a cabo. Y solo un 11% no tiene intención de abandonar Los Asperones.
Frente a las taras evidentes, Cruz Roja aboga por impulsar acciones concretas con la población joven, al entender que puede generar una corriente de integración en el barrio.
Problemas de salud
El estudio detecta una alta prevalencia de enfermedades crónicas y trastornos mentales leves o moderados, con buena cobertura sanitaria formal, pero uso limitado de servicios complementarios (teleasistencia, transporte adaptado, etcétera).
El 12% de la población en Los Asperones presenta algún tipo de enfermedad mental diagnosticada (108 personas), de lo que en un 46% es ansiedad o depresión.
Entre las enfermedades crónicas más frecuentes destacan la diabetes mellitus y el asma, patologías que guardan relación con la exposición a humos procedentes de la quema de neumáticos y chatarra, actividad habitual en el entorno. Sólo el 3% de la población presenta problemas de adicciones.
Desempleo elevado
Uno de los grandes frenos que pesa sobre la población de Los Asperones es la elevadísima tasa de paro existente. En términos generales, esta asciende al 82%, agravándose en las mujeres, con el 86%.
Según el documento de trabajo, las fases 2 y 3 presentan las mayores dificultades de acceso al mercado laboral, lo que se traduce en un incremento de los niveles de vulnerabilidad y exclusión social entre sus residentes. Los datos apuntan que los integrantes de la Fase 1 están más conectados al mundo laboral.
Educación y formación
El bajo nivel educativo constituye uno de los principales factores de exclusión. Pese a ello, los técnicos observan una tendencia positiva de interés formativo, especialmente en mujeres jóvenes, lo que representa un potencial de cambio a medio plazo.
En términos numéricos, el 77,3% de la población de 16 a 64 años carece de estudios de Educación Secundaria. Este porcentaje se dispara respecto al 42,9% de media en Andalucía). Apenas el 37% de los encuestados está escolarizado.
Para alcanzar esta información, los redactores han realizado entrevistas a 865 personas, 417 hombres (48%) y 448 mujeres (52%), distribuidas en 309 Unidades de Convivencia (UC) y 295 viviendas.