El interior de Kinyeti.

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Málaga ciudad

Málaga dice adiós a la tetería Kinyeti: cierra el próximo 1 de noviembre tras 25 años de historia

Ubicada en la calle Mauricio Moro, este clásico establecimiento, donde decenas de malagueños han vivido sus primeras citas y grandes meriendas con amigos, bajará la persiana.

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Si el próximo 31 de diciembre diremos adiós a la tetería de San Agustín, un icono de Málaga, este 1 de noviembre habrá que despedir a la tetería Kinyeti, que cierra sus puertas de forma definitiva, después de 25 años de historia en la calle Mauricio Moro, en Cruz de Humilladero.

Así lo ha confirmado Jaime Jiménez, su propietario, en un comunicado donde reconoce que le da "muchísima pena", pero que toma la decisión mirando "al futuro". "Es hora de pasar página, han sido unos años maravillosos, hemos conocido a gente increíble que primero fueron nuestros clientes y luego nuestros amigos, miles de recuerdos, de risas, de momentos inolvidables", ha escrito en sus redes sociales.

Además, ha mostrado su inmenso agradecimiento a sus fieles clientes, que son, a su juicio, los que han permitido que un sueño de tetería se haya hecho realidad, así como a los vecinos y a los propios trabajadores y trabajadoras del local.

De la misma forma, en el final del comunicado, Jiménez explica que si alguien estuviera interesado en seguir con su "andadura", en otra ubicación, estarían encantados de traspasarle todo el negocio. "Podéis contactar si queréis información; nosotros ya damos un paso al lado", ha dicho en su Instagram (@teteria.kinyeti.malaga).

Jaime Jiménez abrió el local en 2001 junto a su madre, ya jubilada, a la que admira con locura. "No las habrá más creativas que ella en la vida", expresaba hace unos meses en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.

Juntos decidieron dejar atrás trabajos que no les convencían para emprender un negocio propio. “Queríamos algo grande, en un barrio, no en el centro. Lo montamos todo nosotros”, recordaba.

En sus inicios, el éxito fue rotundo. Hoy, la clientela ha cambiado: han subsistido hasta ahora gracias a cada vez más vecinos fieles. “Llevamos tanto tiempo que han venido ya varias generaciones: los padres, los hijos... y algunos hasta con los nietos”. Su producto estrella: los crepes, sobre todo el marroquí, junto a los batidos caseros y, por supuesto, el té moruno.

Jaime aseguraba que los barrios han sido el balón de oxígeno de las teterías en los últimos años. "En el centro no tienes clientes fijos. En los barrios sí, y eso es vital". Así, ponía en valor un detalle muy importante: cuando abrieron no había tanta oferta de ocio como en la actualidad, lo que les daba puntos.

"No había un Plaza Mayor, ni un Muelle 1 donde pasear, ir de compras y tomarte algo. Gente de toda la provincia venía a las teterías a echar el rato con los amigos, en pareja o con la familia. Abarcábamos muchos más espacios que por desgracia no hacemos ahora", añade.

En aquella entrevista estaba esperanzado y decía que si se trabajaba bien, "este tipo de negocio puede durar muchos años", pero la noticia del cierre ha llegado, llenando de pena a sus clientes, que han vivido allí sus primeros romances y sus primeras quedadas con amigos.

El post de despedida en sus redes sociales se ha llenado de historias bonitas vividas entre sus paredes, como la de una joven que cuando llegó a Málaga desde otro punto del mundo tuvo allí su primera reunión con una amiga, recordando incluso lo que tomaron ese día, o la de una chica que lleva 17 años ininterrumpidos acudiendo a Kinyeti y que se compromete a ir mensualmente a una nueva era de la tetería si alguien se encarga de seguir con el negocio.

A preguntas de EL ESPAÑOL de Málaga, Jaime reconoce que este ha sido un golpe duro, pero que todo se "ha encarecido muchísimo" haciendo difícil que el negocio saliera rentable. "Han sido 25 años maravillosos, pero ya no me compensa y toca cambiar de tercio", zanja.