Fachada del bar Canaima.

Fachada del bar Canaima.

Málaga ciudad

Canaima cierra tras 34 años de vida: así se despide un bar emblemático de Málaga donde los clientes eran familia

El popular establecimiento hostelero reabre ahora con el nombre de La Oportunidad.

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Lolita Fernández Segovia nunca imaginó el vértigo de emociones que le despertaría el cierre y el cambio de nombre de Canaima, la cafetería que abrió sus puertas hace 34 años y donde ha escrito uno de los capítulos más intensos de su vida y de su familia.

Aunque no fue la primera propietaria, en 1993 compró, junto a su marido, un local que ya estaba en marcha. Tras la muerte de su esposo, decidió continuar con el negocio hostelero junto a su hija y el apoyo de varios empleados.

Se aferró a un bar de toda la vida, de barrio, en el que los clientes siempre han sido más que clientes. "Han sido familia", asegura.

Lolita, dueña del local, en la cocina.

Lolita, dueña del local, en la cocina.

Canaima fue bautizado con ese nombre por los primeros propietarios, unos malagueños que emigraron a Venezuela y regresaron años más tarde.

Desde su apertura, se convirtió en una especie de refugio para muchos, casi una oficina de psicología improvisada a la que acudían muchos a compartir sus confidencias, sus alegrías y sus penas.

"Si podíamos ayudar a las personas lo hacíamos. Teníamos un trato súper familiar", enfatiza Lolita en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. "Nos podía llamar un cliente para decirnos que se encontraba mal, que si le podíamos preparar un poquito de arroz para el estómago. Y lo hacíamos. Cosas como esas. Hemos ayudado a los clientes como si fueran familia", subraya.

Este tipo de gestos forjó una alianza duradera en Canaima. El confinamiento provocado por la crisis sanitaria de la Covid, en el año 2020, obligó a Lolita a alejarse de la gestión diaria.

Confió el negocio a Isa, una empleada vinculada al negocio durante 19 años. Su decisión, para alegría de la propietaria, fue mantener vivo el espíritu acogedor y cercano.

La hija de Lolita, detrás de la barra de Canaima.

La hija de Lolita, detrás de la barra de Canaima.

Pero ahora, Isa también ha decidido dar un paso al lado. Lo hace, como ella misma explica, en el intento de mejorar sus condiciones de vida. Ahora trabaja en el Centro, por cuenta ajena.

"Me da un montón de pena", admite Isa, recordando que en Canaima ha criado a sus tres "príncipes". "Me dediqué tanto a mi trabajo que el peque de 8 años no iba al parque o pasaba los cumpleaños en el bar", dice con pena. Ahora, con dos días de descanso a la semana, tiene la posibilidad de compensar parte de ese tiempo.

Tanto Lolita como Isa admiten con pesar que los nuevos gestores hayan decidido cambiar el nombre. De Canaima a La Oportunidad, que es como se va a llamar el nuevo bar. "Me da mucha pena porque es como si el emblema de mi marido hubiera desaparecido", afirma Lolita, quien sigue siendo propietaria del local.

Canaima, localizado en la calle Simeón Giménez Reyna, en Cruz de Humilladero, abrió sus puertas cuando la oferta hostelera era más que limitada. Por aquel entonces, según Lolila, estaba funcionando El Navío, otro restaurante popular en el barrio.

La Oportunidad recoge el testigo de Canaima, con el deseo de mantener, al menos, el espíritu de su predecesor.