Imagen de la ermita del puerto de Málaga tras su rehabilitación.
La ermita de Málaga que fue desmontada piedra a piedra ya luce con luz propia entre megayates y tiendas de lujo
Completan la rehabilitación de la pequeña capilla, que data del siglo XVIII. La puesta de largo ha incluido la bendición de la nueva imagen de la Virgen del Carmen a manos del obispo.
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El Puerto de Málaga vuelve a presumir de capilla. El histórico edificio, casi desapercibido a los ojos de los miles de visitantes que a diario recorren el centro comercial Muelle Uno, acaba de ser sometido a una profunda obra de rehabilitación que le permite recuperar el esplendor perdido.
La puesta de largo de la operación de cirugía a la que ha sido sometida la ermita tuvo lugar este martes, con una nutrida presencia institucional y con la bendición de la nueva imagen de la Virgen del Carmen a manos del obispo saliente Jesús Catalá.
La imagen de la patrona del mar ha sido tallada por el artista malagueño Juan Vega y representa una renovación artística y espiritual significativa para el entorno portuario.
El proyecto de rehabilitación y reapertura de la capilla ha sido impulsado por Juan Manuel Zamora y Antonio Luis García-Fresneda, bajo la dirección técnica del arquitecto Pablo Pastor.
El edificio, de dos plantas, fue construido en el siglo XVIII y recupera así su función original como espacio de recogimiento, fe y referencia cultural.
Entre las novedades arquitectónicas destaca la instalación de un cancel de cristal tras la puerta principal, que permitirá que la capilla pueda permanecer abierta durante el día y que la imagen de la Virgen del Carmen quede expuesta al culto.
Imagen de la capilla del puerto de Málaga en el traslado de ubicación.
Durante décadas, el abandono ha marcado el estado de conservación de este pequeño inmueble, inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) como Bien de Catalogación General.
Llegó a ser tienda del chófer del gobernador
Es llamativa la historia que rodea a la capilla, destinada al culto y que, en el momento en que empezó su decadencia, tras la Guerra Civil, fue utilizada incluso "como cobijo provisional en época de lluvias o servir como vivienda al chófer del gobernador".
La Capilla de la Virgen del Puerto de Málaga es de dimensiones reducidas, como demuestra el hecho de que ocupe apenas 61 metros cuadrados de parcela, con una superficie construida de 112 metros (distribuidos en dos plantas de altura independientes).
Es de destacar el hecho de que el emplazamiento actual no es el original. Pese a ello, se mantienen los parámetros generales en lo que se refiere a su implantación y configuración.
En el expediente técnico se subraya que el puerto "de la Málaga cristiana" contó desde fecha muy temprana con instalaciones para el culto religioso, estableciéndose, bajo la dinastía de los Austrias, tres oratorios que se consideran como los antecedentes directos de la Capilla de la Virgen del Puerto.
"Religiosidad de la gente del mar"
Estas instalaciones cumplían una importante misión espiritualmente, "dada la manifiesta religiosidad de la gente de la mar".
En la zona más occidental, junto a las Torres de Fonseca, se encontraba la ermita de San Andrés, que desde el siglo XVI funcionaba como tal y como hospital para enfermos de la peste de los pescadores.
En la zona central de la bahía, se construyó un altar sobre la Puerta del Mar, para “decir misas que fueran oídas por los extranjeros y galeotes que no podían entrar en la ciudad”.
Imagen histórica del puerto de Málaga.
"En el año 1531, los frailes de San Francisco de Paula se hicieron cargo de la capilla y en 1621 fue derribado, junto con otras construcciones de la zona por miedo a posibles ataques", se explica.
A estas hay que sumar otra situada en el extremo oriental, en un dique levantado hacia 1593, donde se construyó una capilla llamada de Nuestra Señora de Puerto Salvo. La misma fue mejorada a mediados del siglo XVII con el objetivo de que "se dijera misa todos los sábados del año para la gente del mar".
Es esta última el origen de la capilla actual, si bien no se trata de la misma construcción. Las obras de la actual capilla del puerto comenzaron a principios de 1718, tras la terminación de las obras del puerto paralizadas "durante los avatares de los cambios dinásticos entre los Austrias y los Borbones, bajo la dirección del ingeniero Bartolomé Thurus".
El piso superior sirvió a muy variados destinos. En uno de los expedientes se hablaba de ofrecérselo al gobernador de la ciudad, "por si éste quisiere ir a tomar el aire, con su terrado encima para mayor desahogo".
Otros informes indican que también fue utilizado como servidumbre de la capilla inferior por el capellán de la misma. Y en otras ocasiones, el capitán del puerto usó las habitaciones en su propio beneficio y en el del servicio de su cargo.
Relación con el Club de Botes
La capilla siguió convocando misas a lo largo de todo el siglo XIX para la gente del sector marítimo. A principios del siglo XX, tuvo una intensa relación con el Club de Botes, que durante décadas se ocupó de la ermita y de mantener el culto religioso.
En 1914, el Real Club Mediterráneo la restauró y donó una imagen de la Virgen del Carmen, cambiando de nuevo la advocación de la capilla y el nombre.
En los años 70 saltaban las alarmas sobre el "lamentable" estado de conservación en el que se encontraba y su futuro, dada la intención del Puerto de Málaga de llevar a cabo obras de ampliación y remodelación, afectando al Paseo de la Farola.
Fue en 1973 cuando se designó al arquitecto Enrique Atencia Molina para trasladar la capilla, "piedra a piedra", 15 metros desde su posición original. "Se procedió desde arriba hacia abajo al despegue de las piedras sillares del mortero que las cubría y enumerarlas en su cara interior, para su posterior recolocación", se precisa.