Enrique Colilles posa en la puerta de Trops, que ha sido su empresa 26 años y que dejará en marzo.

Enrique Colilles posa en la puerta de Trops, que ha sido su empresa 26 años y que dejará en marzo.

Economía A título personal

"No podemos depender de la lluvia, hay que invertir y vamos tarde. En Israel o Qatar no llueve y no les falta agua"

El aún director general de Trops, Enrique Colilles, aplaude el "buen momento" de Málaga pero critica la falta de infraestructuras y las zancadillas para innovar: "Si queremos ser un país moderno tenemos que ser flexibles, abiertos al cambio y sin esta excesiva burocratización que nos tiene asfixiados y no nos permite crecer".

25 febrero, 2024 05:00

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Enrique Colilles empezó trabajando en una de las cuatro big four de las consultorías -EY-, pero la mayoría de su vida profesional la ha pasado rodeado de agricultores, aguacates y mangos en la Axarquía. Dirige la cooperativa Trops desde 1999 y la ha llevado a la excelencia, hasta el punto de ser líder en Europa con una cuota de mercado del 50% y facturar 175 millones de euros. 

El próximo 31 de marzo, el mismo día que cumpliría 26 años en la cooperativa, dejará Trops para embarcarse en un nuevo proyecto profesional que le ilusiona y que le llevará a vivir en Lisboa junto a su familia. Previamente a su marcha ha concedido esta entrevista a EL ESPAÑOL de Málaga dentro de nuestra sección A título personal. Su agenda es muy apretada y, de hecho, tenemos esta conversación por teléfono mientras Colilles conduce desde Alicante a Madrid. Siempre ha hablado claro y ahora que se va no va a perder esa buena costumbre. 

Ha anunciado recientemente que deja la dirección general de Trops el 31 de marzo tras más de 20 años en el puesto. Un cambio importante en su trayectoria profesional.

Sí, efectivamente. No esperaba cambiar después de 26 años, pero realmente me surgió la posibilidad de un proyecto nuevo justo cuando nos estaban dando los premios Alimentos de España a la Mejor Empresa de Alimentación y la Mejor Internacionalización. Y ahí me planteé que después de tantos años como directivo en Trops, de tenerlo organizado para que sea competitivo y resiliente, me pregunté, ¿por qué no haces un relevo bueno, que ya tenía una persona vista [Víctor Luque], con alguien que mejore la sociedad y me voy a un proyecto que sea nuevo para mí y que pudiera ser mi último proyecto profesional? Y así lo hice. Una vez pensado ya sabía que me iba a ir y así se lo anuncié al presidente. Entré en un proceso de selección de una empresa, me cogieron y voy a estar hasta el 31 de marzo ayudando al nuevo directivo de Trops a implantarse.

¿A qué se va a dedicar ahora?

Voy a ser el director general de una empresa portuguesa productora de almendras y pistachos. De hecho, me voy con mi familia a vivir a Lisboa. Voy a desarrollar el modelo agribusiness de producción, industria y comercialización parecido a lo que hemos hecho con el aguacate y el mango en Trops pero con almendras y pistachos.

¿En qué momento se encuentra Trops?

Se encuentra en un momento muy bueno. Si no, no me iría. Tiene una marca fuerte en el mercado. Los clientes de toda Europa quieren tener más fruta de Trops. Cada semana tenemos nuevos agricultores que se quieren hacer socios porque confían en Trops, en la gestión, en el equipo humano, en cómo se maneja su fruta, cómo se les asesora, cómo la cobran. Y financieramente es solvente, muy solvente. Realmente va muy bien. La zona de la Axarquía va mal, pero hace 25 años la Axarquía representaba el 100% de Trops y ahora representa el 30%. Nos afecta la falta de agua en la Axarquía, pero el conjunto de Trops no está en peligro por esta sequía.

¿Cuáles son los datos de Trops en facturación y empleo?

En los dos últimos años la facturación se ha quedado estancada. Ha retrocedido la Axarquía, pero se ha compensado con crecimiento en otras zonas, con lo cual estamos en torno a 174 millones de euros de facturación. Tenemos unos 700 trabajadores fijos, aunque hay años con puntas superiores a las 1.000 personas en momentos de campaña. Vendemos en todos los países de Europa, algo en África y en Asia. Pero nuestro punto fuerte es Europa, donde somos realmente competitivos y donde nuestra marca es muy reconocida.

Enrique Colilles posa para esta entrevista en la sede de Trops.

Enrique Colilles posa para esta entrevista en la sede de Trops.

Me habla de otras zonas de producción. ¿Dónde están, además de en la Axarquía?

Tenemos nueve centros en diferentes zonas en la provincia de Málaga, Granada y en la Comunidad Valenciana y vamos a abrir uno en Cádiz. Allí ya tenemos las instalaciones y estamos con el proceso de remodelación. Contamos además con una instalación muy potente en el Algarve portugués, con 4.000 metros cuadrados que ahora estamos haciendo la ampliación a 8.000 metros y parte del proceso productivo lo vamos a trasladar a Portugal porque esa zona está creciendo mucho. Hasta ahora esa fruta la manipulábamos en Vélez-Málaga, pero realmente la situación de depresión que tiene la zona de la Axarquía hace que estemos trasladando parte del proceso productivo a Portugal.

¿Tanto les está afectando la sequía en la Axarquía?

Sequía no hay, lo que hay es falta de agua. No es lo mismo. Quiero hacer hincapié en eso. En Israel no llueve y no les falta agua. En Qatar no llueve y no les falta agua. En Canarias llueve poco y no les falta agua. Aquí llueve poco y nos falta agua porque aquí dependemos solo del agua de la lluvia y eso en un país desarrollado no es procedente. Hay tecnologías desde hace muchísimos años que funcionan y que son económicas.

¿Cómo cuáles?

Aguas regeneradas y desaladoras. Esas son suficientes.

¿Cree que hay voluntad política para hacerlas?

Yo no sé si hay voluntad política o no, supongo que la habrá. Pero los hechos son que Canarias tiene esas instalaciones desde hace 30 años y aquí nosotros no las tenemos. En Trops hemos querido hacerlas poniendo el dinero, porque son instalaciones probadas en otros sitios del mundo que son eficaces, eficientes y que no generan residuos, y no hemos podido desarrollarlo porque no nos han dado los permisos. Yo no sé si hay voluntad política o no, no voy a valorar la voluntad de otros porque eso es subjetivo, pero el hecho es que no tenemos agua y podríamos tenerla porque el agua está. España es el segundo país en el que más llueve de Europa y en el que más llueve por habitante. Hay otras fuentes de agua, al margen de la lluvia, que nos permitimos el lujo de no utilizar. Limpiamos el agua y la tiramos al mar. Eso no es lógico. Murcia reaprovecha más del 90% del agua desde hace muchos años. Nosotros estamos ahora en ello, pero ahora es tarde. ¿Por qué no nos dejan hacer desaladoras? ¿Por qué no podemos tener 10, 30, 50 y hacerlas nosotros?

"Demonizar a los subtropicales por el consumo de agua demuestra mucha ignorancia. El aguacate es de los que menos agua consume"

Hay colectivos que están demonizando el sector de los cultivos subtropicales por ese consumo de agua. ¿Qué les dice usted?

Lo que diga yo no vale de nada porque soy parte interesada, pero eso demuestra mucha ignorancia. Todos los alimentos necesitan agua para ser producidos. Todos. El aguacate es de los que menos agua consumen, pero la gente dice que consumen mucha porque es el último que ha llegado a España. En cualquier caso, la cuestión no es que consuma menos que otros porque tenemos agua de sobra. Todo consume agua. Fabricar ropa, fabricar coches, fabricar microelectrónica... Pero repito que el aguacate consume mucha menos agua que otros alimentos. Nosotros tenemos certificado por SGS la huella hídrica de riego de aguacate, que son 316 litros por kilo y un kilo son seis piezas. O sea, son 50 litros por pieza. ¿Es mucho? Desde luego no son los 1.000 litros que se dicen por pieza.

Una de las imágenes virales es cómo el aumento del nivel del mar va a inundar zonas de la costa. Ese aumento del nivel del mar es por aporte extraordinario de agua dulce procedente del deshielo de los polos, glaciares, etcétera. ¿Por qué no utilizamos esa agua desalándola? Si en la costa utilizamos el agua del mar, el agua de los embalses se puede utilizar para el interior. Hay tecnología suficiente para tener agua desalada barata.

Esta semana han vuelto las tractoradas de los agricultores. ¿Qué piensa cuándo las ve en toda España?

Los agricultores están en una situación límite porque al no tener agua las producciones bajan, con lo cual los ingresos del agricultor bajan y la inflación sube por la ley de la oferta y la demanda. Sube el precio, al consumidor no le gusta y nos echan la culpa de que somos los causantes de la inflación. Pero ese aumento de precio no compensa ni con mucho la bajada de producción. Por otro lado, los costes para el agricultor están aumentando mucho y la política comunitaria es exagerada en los términos medioambientales. El agricultor cuida el medio, pero es que las políticas medioambientales de la Unión Europea exceden del cuidado del medio. Nos limitan y nos encarecen mucho la producción. Yo no digo que estas medidas se apliquen en terceros países, como dicen otros, porque muchas de estas medidas son exageradas. Estas medidas son realizadas por personas que no conocen el campo y no conocen el medio ambiente, por mucho que digan.

"Las políticas medioambientales de la Unión Europea son exageradas. Estas medidas son realizadas por personas que no conocen el campo y no conocen el medio ambiente, por mucho que digan"

Siempre ha habido una enorme diferencia de precio entre lo que cobra el agricultor y lo que luego paga el cliente en el supermercado. ¿Cómo se puede reducir esa brecha?

Pues depende del caso. En el sector del aguacate y del mango no hay intermediarios que encarezcan el precio porque Trops es una cooperativa de agricultores y le vendemos directamente al supermercado. Y el supermercado no mete un margen excesivo. Otra cosa es que muchas veces tenemos la mala costumbre de tocar mucho la fruta en los lineales y hay mucha fruta que se acaba tirando porque acaba estando muy tocada. Y si en un supermercado el 20% o del 30% de la fruta acaba en la basura porque está toqueteada… No le quiero echar la culpa al consumidor, pero aquí hay un tema de un producto perecedero que es sensible, que es muy delicado y que obviamente los precios suben.

Por otra parte, si queremos tomar productos aquí cuando no los producimos y hay que traerlos de terceros países eso tiene unos costes de transporte elevados. El alimento no quiere decir que sea caro. Sí es cierto que hay productos que han subido mucho de precio porque las producciones han sido muy bajas.

Colilles dentro de la sede de Trops.

Colilles dentro de la sede de Trops.

Pero se ven casos extremos como, por ejemplo, el de los limones, que se pagan a céntimos de euro al agricultor y se encuentran en los lineales por dos euros el kilo. ¿Faltan más cooperativas comercializadoras como Trops o Dcoop en esos segmentos?

Probablemente sí. Hay sectores como el del cítrico que han vendido siempre al mejor postor y no han creado nunca una enseña, una marca, un modelo que tenga poder de negociación. Es conflictivo que yo lo diga, pero el agricultor también tiene culpa. Cuando uno ha especulado, oye, habrá algún año que haya exceso de oferta y el mercado no te quiera comprar. Si tuvieses poder de negociación, igual la cosa era diferente. Nosotros en Trops hace años éramos pequeños y hoy en día representamos al 50% del sector. Cuando una cadena de supermercados quiere aguacate o quiere mango tiene que negociar con nosotros y nosotros ahí tenemos poder. Con el limón eso no pasa. Y si no pasa es porque el agricultor se lo ha vendido siempre al mejor postor, no al que ha apostado por hacer una marca o agrupar ofertas. Ahí también hay que mirarse el ombligo. Ahí hay para todos.

Los agricultores se quejan de las importaciones a otros países. ¿Cree que habría que poner algún tipo de trabas o prefiere defender el libre mercado?

¿Para qué vamos a pedir cosas que no se van a producir? Los consumidores queremos tener oferta de diferentes productos durante todo el año y Europa no va a ser proteccionista con la alimentación. Sí hay que exigirles a los terceros países la misma calidad que nos exigen a las producciones nacionales. Eso no es proteccionismo, eso es libre mercado, pero exigir igualdad de condiciones o que en las fronteras se controle el origen. Que, por ejemplo, el aguacate de Marruecos que se vende en España o en Europa vaya etiquetado con el origen correcto y no que se importe aguacate de Marruecos y le pongan una etiqueta diciendo que es aguacate español.

Como hemos comentado, las normas de la Unión Europea en materia de sostenibilidad y medio ambiente son exageradas y son las que están llevando a la agricultura a esta situación, pero por supuesto que a terceros países hay que pedirle igualdad de condiciones en la fruta que entra en Europa y eso no siempre se hace.

"Es conflictivo que yo lo diga, pero el agricultor también tiene culpa. Ha vendido siempre los cítricos al mejor postor, no al que ha apostado por hacer una marca o agrupar ofertas"

Cambiando de asunto, ¿en qué momento ve a la provincia de Málaga?

Málaga está en un momento dulce, muy bueno, pero tiene un riesgo muy serio de falta de infraestructuras. Lo estamos viendo con la falta de agua. Yo por la mañana no me puedo duchar en mi casa. Y hay una escasez de vivienda bárbara. Igual hay demasiadas limitaciones al suelo residencial, que hace también que se encarezca mucho y que se tarde mucho tiempo en tramitar cualquier licencia.

Estamos creciendo muy rápido, es deseable que seamos un polo atractivo para que venga gente con talento de fuera a trabajar y a vivir a Málaga. Eso es magnífico, pero las infraestructuras tienen que ir por delante y me da la impresión que no lo están yendo. Málaga está de moda y es verdad que todo el mundo habla de Málaga. Es fantástico, pero el tema de las infraestructuras es preocupante. A los hechos nos remitimos. Hay un exceso de regulación que nos tiene encorsetados. Y se habla mucho de reducir la legislación, pero realmente no se hace porque reducir es reducir, es empezar a eliminar legislación obsoleta. Un ejemplo. Nosotros hemos presentado proyectos a nivel autonómico y a nivel nacional y nos han dicho “no, eso no se puede hacer porque nunca se ha hecho”. Innovación es hacer una cosa nueva. Si queremos ser un país moderno tenemos que ser flexibles, abiertos al cambio y sin esta excesiva burocratización que nos tiene asfixiados y no nos permite crecer.