Las vueltas que da la vida. Y el fútbol, que es la vida, igual. En esta historia aparecen tres nombres que tienen algo en común. Que un día, los tres, coincidieron en un campo de fútbol. Son Basti, Pepe Mel y José Bordalás, con la extinta Segunda B de por medio. 

Corría el año 1996 cuando la temporada en el grupo IV de la que era categoría de bronce del fútbol español estaba rodando. Era el 3 de marzo. Ese día fue el que se recordó en una charla entre Pepe Mel y Basti antes de un entrenamiento del Málaga CF esta temporada. 

Una semana después de la llegada del madrileño al banquillo del Málaga, Mel y Basti no habían coincidido para saludarse, hasta un entrenamiento previo al partido del Racing de Santander. 

Tras el saludo protocolario, Basti tiró de memoria. "Míster, yo coincidí contigo en Benidorm. Fuimos allí y perdimos con un gol tuyo". Mel, que no lo recordaba, "puede ser, puede ser". 

El que fuera delantero del Real Betis, ahora con 32 años, estaba dando sus últimos coletazos en el fútbol, y le explicó a Basti que uno de los motivos por los que estaba en el Benidorm era porque había firmado con la condición de poner su carné de entrenador en prácticas para el equipo juvenil, ya que estaba matriculado para obtener el título de entrenador nacional del fútbol. 

"Pero el que tiene gol, tiene gol", bromeaba Mel. "¿Y sabes quién era el entrenador? Bordalás, José Bordalás". Un detalle que Basti no recordaba. El paleño estaba iniciando su carrera como profesional con los colores blanquiazules, Mel daba sus últimas carreras sobre un campo de fútbol -jugaría dos temporadas más en el Getafe y el Écija antes de colgar las botas- y José Bordalás arrancaba su carrera en los banquillos. 

En aquel partido había otros dos jugadores sobre el césped que también se han sentado en el banquillo del Málaga más tarde. Sergio Pellicer y Bravo, que hasta la llegada de Mel era el segundo entrenador de Pablo Guede. 

El choque acabó 1-0 a favor del Benidorm. El gol de Mel llegó en el minuto 88, cuando Jiménez Rueda ya había retirado del campo a Basti. 

Era un Málaga lleno de jóvenes de la tierra que renacía de las cenizas del CD Málaga y que acabaría quinto al final de la temporada, a un punto de la liguilla de ascenso. Basti, con 21 años, no era titular, pero acabó anotando cinco goles al final del campeonato. 

El Benidorm de Bordalás y Mel acabaría yéndose a Tercera División, algo que no pudieron impedir los quince goles que metió Pepe Mel esa temporada, cuando ya pensaba en los banquillos. Pero "el que tiene gol...".