
Un montaje con imagen de Banderas y del traslado.
Antonio Banderas: "He tenido que tirar de mi nombre para cruzar calles en Semana Santa, es incómodo moverse"
El actor malagueño ha estado presente en el tradicional traslado del Cristo de la Buena Muerte por los caballeros legionarios.
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Como buen malagueño, Antonio Banderas siempre vive intensamente cada jornada de la Semana Santa. Aunque la empieza realizando su estación de penitencia con Lágrimas y Favores, luego es habitual verle viendo procesiones o actos tan especiales como el del traslado del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. “Para los cofrades que haya sol hoy ya es muy importante”, decía sonriente al inicio de una mañana en la que el cielo respetó, no como el Martes Santo, y la emoción se respiraba en el ambiente.
Con la cercanía que lo caracteriza, el actor ha compartido sus sensaciones con los medios, dejando claro que su vínculo con la Semana Santa va más allá de lo religioso: “Es reunirme con mi ciudad y conmigo mismo. Es volver a lo que yo he sido toda mi vida. El no permitirme volar por ahí a ser otra cosa. Yo soy malagueño”.
Banderas ha recordado cómo los chavales que hoy portan a la Virgen de Lágrimas y Favores —la cofradía de la que forma parte— son hijos y hasta nietos de los amigos con los que creció. “Ese volver a lo que es uno es muy importante para mí”, confesaba con cierta nostalgia.
Como ya hiciera el Domingo de Ramos, Banderas ha explicado que desde hace 15 años, preside la Fundación Lágrimas y Favores, que apuesta la cultura, la educación y la ayuda social: “Nosotros tratamos con la Universidad de Málaga, enviamos entre 40 y 50 alumnos a estudiar a Estados Unidos y Canadá. Colaboramos con el economato Corinto, con Cáritas, con la Fundación Cudeca…”.
Cree que la Semana Santa o es solidaria, o no será. “Somos 42 cofradías en Málaga, cada una con su bolsa de caridad muy bien articulada en los barrios. Saben perfectamente cuáles son sus problemas, mejor que nadie”, ha declarado. Así, defiende que la Semana Santa debe ser “válida para el siglo XXI”, una Semana Santa con tres eses: Semana Santa Solidaria.
Banderas no falla a su cita con el Cristo de la Buena Muerte siempre que la agenda se lo permita. Para él, el Jueves Santo siempre ha sido “el día grande” en la Semana Santa de Málaga. De niño, ha recordado, lo vivía subido al puente de los Alemanes junto a su hermano Chico, y hoy lo hace con la misma ilusión, pero también con una visión más amplia. “Tiene un valor emocional y también teatral, en el mejor sentido de la palabra”, ha dicho, al referirse a la puesta en escena del desfile legionario. Cabe recordar que en 2013 fue nombrado legionario de honor: “Me impusieron el chapiri y eso lo respeto y valoro muchísimo”.
Cuando se le pregunta qué siente al mirar al Cristo de Mena, responde con la calma de quien conoce bien el alma de su tierra: “Deseo que nos vaya bien a todos. Paz en el mundo… y que vayamos al teatro también, ¿no?”, ha dicho entre risas.
Consciente del impacto económico de esta celebración religiosa en Málaga —que la Fundación Lágrimas y Favores cifra en 400 millones de euros entre impacto directo e indirecto—, Banderas insiste en no perder de vista lo esencial: “La Semana Santa es pueblo. Si no existe ese pueblo, no hay Semana Santa”. “No se han puesto más sillas, se han quitado cerca de 6.000. Pero sí, es más incómodo moverse por Málaga, no lo voy a negar”, ha incidido.
Él mismo reconoce que a veces tiene que “tirar de su nombre” para cruzar ciertas zonas, algo que no le gusta, que le parece muy feo. “Es injusto, lo reconozco. Pero es complicado y todos tenemos que hacer un pequeño esfuerzo con el tema de las calles de evacuación y pasos controlados”. "Los malagueños somos muy anárquicos. Esa es la verdad. Nos gusta movernos como nos dé la gana", ha declarado.
Aun así, sigue fiel a su forma de vivirla: “A mí donde me gusta ver las procesiones es en las esquinas, mezclado con la gente, a pie de calle”. Para terminar, Banderas ha dejado claro cuál es su lugar en esta historia: “Yo soy un cofrade. A mí lo que me interesa, entre otras cosas, es el capirote, que me mete en estado de ciudadano raso”. Y si alguien se preguntaba por qué no ha traído aún a su amigo Pedro Almodóvar a la Semana Santa de Málaga —tras su reciente complicidad en los Goya—, la respuesta es sencilla: “Ya he tirado mucho de él. Me lo traje al teatro, le di el premio en los Goya… no quiero abusar”.