Aarón Cobos, tras el pase gráfico.

Aarón Cobos, tras el pase gráfico. Alba Rosado

Cultura

Aarón Cobos, el actor más fiel al Teatro del Soho y gran apuesta de Banderas: "Soy carne de escenario, es mi mundo"

El artista ha actuado en todas las producciones del Teatro del Soho: A Chorus Line, Company, Gypsy y Godspell. Este último se reestrena el próximo 30 de octubre y vuelve a tenerle como actor, pero también como capitán de baile y asistente de coreografía.

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La frase I am enough se puede leer en la parte interior de su brazo izquierdo. Dice que se lo hizo justo ahí para recordárselo cada mañana, cuando se pone frente al espejo, pues siendo actor de teatro musical, una disciplina de lo más complicada, equivalente a la de los deportistas de élite, en ocasiones la autoexigencia pasa factura. "Yo me suelo llevar al límite y luego me han ocurrido cosas fuertes", dice, mirando al suelo desde una de las butacas de terciopelo rojo del Teatro del Soho.

Aarón Cobos tiene 41 años y 26 de experiencia como actor. Pero hay un momento de su carrera que marcó un antes y un después en su vida. Estaba representando A Chorus Line en su papel como Mike Costa, cuando un mal paso lo llevó al suelo. Antonio Banderas, que en ese musical también era su compañero sobre las tablas, no se dio cuenta. Pero Pablo Puyol y Fran del Pino sacaron a un Cobos totalmente congelado con su brazo hacia arriba y el cuerpo totalmente rígido.

Aunque el show continuó, hubo un momento en el que se vieron obligados a parar. Aarón se había roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Pero no se rindió. Durante todo un año trabajó para superarlo. Se quedó en Málaga haciendo rehabilitación, luchó cada día acudiendo a los ensayos y funciones en muletas... No abandonó. Acudía a médicos que le dijeron que jamás iba a bailar y a los que venció con su impresionante trabajo y buen hacer: "Me di cuenta de que lo que me pasó fue por exigirme tanto, por desconectarme de mí mismo, por eso me tatué que soy suficiente".

Aarón lleva más de media vida sobre las tablas y parece que serán muchos más. "Soy carne de escenario", dice el artista alicantino, que se ha convertido en auténtica "denominación de origen", en sus propias palabras, de la factoría de Antonio Banderas, siendo su rostro más reconocido.

Estrenó el Teatro del Soho en 2019, con A Chorus Line, y ha estado presente en producciones como Company, Gypsy y Godspell, esta última por partida doble, ya que estrenó en 2022 con Emilio Aragón como director, y ahora el próximo 30 de octubre volverá al teatro de la calle Córdoba para representar la reposición de la misma obra, esta vez bajo la batuta de Antonio Banderas sobre la versión de Aragón.

Cobos asegura que Málaga ya se está convirtiendo en un verdadero hogar tras seis años de intenso trabajo en el Teatro del Soho. Su cuñado está presente como trombonista en la orquesta del Soho, por lo que su hermana Sara está constantemente viajando a Málaga y sus padres no se pierden ninguno de sus estrenos. "Me sé calles de aquí que no sabía en Alicante. Hasta tengo un Soho en casa, mi perro. Tiene unos ojazos que me recuerdan a las dos oes de Soho", expresa con una sonrisa Cobos.

Una imagen del pase gráfico de 'Godspell'.

Una imagen del pase gráfico de 'Godspell'. EFE

Está feliz por volver a trabajar en Godspell, en una reposición que para él es mucho más que una mera reposición, es prácticamente un nuevo show pues no tiene nada que ver con el antiguo Godspell, "Hay que decirle al espectador que hay una renovación muy estructural de Godspell, aunque yo tenga la nariz roja como un payaso ahora mismo, no hay tanto payaseo. Hay oscuridad, como ha dicho Antonio antes, es menos festiva. Se han cambiado hasta algunos vestuarios. Yo por ejemplo llevo ahora hasta plataformas y antes llevaba zapatillas", confiesa entre risas. Este Godspell, para Cobos, "es un espejo que se coloca enfrente del público para hacerles reflexionar profundamente en cómo están viviendo esta vida".

Aarón dice siempre que los actores son como macarrones, "que están huecos por dentro y van dejando pasar por su interior a diferentes personajes con múltiples personalidades y características", pero que en esta ocasión todos los personajes de Godspell llevan mucho de cada uno de ellos. Incluso Jesús, encarnado por Ferrán Fabá, al que el propio Banderas le ha pedido que sea "él mismo".

"Creo que todo está hecho para que el espectador se vaya a casa con muchas preguntas en la cabeza, todas ellas diferentes a las que se hizo en la anterior versión. Preguntas sobre si lo está haciendo bien a nivel personal, pero también como sociedad. Este musical surge en un momento clave en el que tenemos conflictos y guerras de todos los niveles, en diferentes países, más grandes o pequeños... Problemas comerciales, sociales... Es muy necesaria ahora", añade.

Un instante del pase gráfico de 2022.

Un instante del pase gráfico de 2022. Amparo García

La obra versiona parábolas de la Biblia, concretamente parte del Nuevo Testamento, y trata de repartir mucho amor y mucha luz en momentos en los que da la sensación de que el mundo se ha vuelto loco.

En Godspell, además de actor, Aaron es capitán de baile y asistente de coreografía. Reconoce que le vuelve loco "esa dualidad" y que le llena mucho disfrutar sobre las tablas, pero también en cada reunión de equipo, poniendo ideas sobre la mesa y matizando detalles técnicos: "Ayer los chicos se fueron del teatro sobre las ocho y yo me quedé hasta las once porque teníamos que seguir haciendo una serie de ajustes aunque queden solo unos días. Pero yo disfruto mucho esto. Es agotador, te requiere mucha energía, pero me gusta saber que Aaron como persona puede aportar en ambos lugares, me hace feliz".

El Teatro del Soho le cambia el rostro y el ánimo. Se le nota cada vez que sonríe. Viene de un año, dice, absolutamente pletórico con un premio Talía a mejor actor de teatro musical como Tulsa en Gypsy. Un personaje que solo aparece en el primer acto, pero que tiene un número de claqué dificilísimo que Aaron bordó como nadie.

"Jamás imaginé que este papel me iba a dar tanto. Recuerdo cuando me dijeron que estaba nominado; estábamos en el teatro y me dio la enhorabuena un compañero. No entendía el porqué. Ya aquello fue un regalo. He tenido nominaciones a los BroadwayWorld Spain [lo ganó], los Max... Pero aquello ya me parecía otro nivel", sostiene. Y eso que aquel papel inicialmente no estaba pensado para él. Antonio le invitó al workshop que iban a hacer, para desempolvar el libreto y ver qué se encontraban.

El malagueño creía que igual Aaron era algo mayor para un personaje como Tulsa. Pero Aaron, que no sabe ir a un sitio sin trabajar, decidió acudir a clases de claqué y jazz con María Bossy (que casualmente luego formaría parte del equipo de Gypsy) para refrescar esta modalidad tan específica de la danza con una coreografía mítica y original del famoso coreógrafo Jerome Robbins y sorprender a Antonio, que finalmente apostó por él y parece que acertó, en vista de lo que han acabado opinando el público y los jurados profesionales.

Se ríe cuando recuerda cómo los periodistas en la rueda de prensa pusieron sobre la mesa lo jóvenes que son todos los actores del elenco. "Me he mirado con Roko y Estibalitz, que creo que somos los mayores, como diciendo '¡Vamos, qué halago!', porque es un trabajo muy duro para el que hay que estar muy preparado física y mentalmente y si nos ven jóvenes, es buena señal", confiesa el actor, por el que Banderas sacó pecho durante la presentación del musical.

A juicio del malagueño, en el teatro musical hay impresionantes talentos que no son conocidos a nivel mundial por el simple hecho de no salir en los principales programas de televisión del momento. Cobos, por ejemplo, guarda en su cartera títulos como Hoy no me puedo levantar, Aladdín, Mamma Mía, High School Musical, My fair lady o Priscilla, reina del desierto. Ha sido director artístico y coreógrafo de Miss Universe Spain, ha sido presentador de televisión, incluso en Disney, y también ha coreografiado espectáculos como Érase una vez, Aladdín y Hadas. El Musical.

Cuando Banderas le escucha hablar dice que cuando se retire pasará directo al área de comunicación y marketing del Teatro del Soho, pero Aaron Cobos lo tiene claro: "A mí me queda aún mucho que demostrar y disfrutar sobre las tablas. Aunque todo es compatible, como ya lo llevo haciendo varios años… Me veo algún día dirigiendo una obra, ya lo hago, realmente; me encanta ver cómo ideas mías y aportaciones al grupo creativo se ven materializadas en un escenario. Fui auxiliar de dirección en Gypsy y lo disfruté muchísimo. Este es mi mundo, sin duda, y no quiero dejar de soñar grande y materializar estos preciosos sueños".