Un montaje con las imágenes de los tres actores.

Un montaje con las imágenes de los tres actores.

Cultura

El fenómeno del musical en Madrid habla con acento malagueño: "Amamos nuestro trabajo, pero es muy exigente"

Pedro Estrada e Imanol Fuentes forman parte de Los Miserables, que se estrena el 29 de noviembre en el Nuevo Apolo; y Clara Rengel, de Wicked, que comienza el próximo 3 de octubre en el Nuevo Teatro Alcalá.

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El teatro musical español vive una verdadera edad dorada. Solo hay que asomarse a la Gran Vía de Madrid y a sus alrededores para ver que esta temporada viene cargada de estrenos como Wicked o un clásico que nunca falla para los amantes del musical: Los Miserables.

Si hay una ciudad que se ha ganado un lugar destacado en el mapa del teatro musical, esa es Málaga. No solo porque pocas giras se resisten a la Costa del Sol, ni por el universo que el Teatro del Soho lleva años construyendo, convirtiendo poco a poco a la ciudad en una pequeña Broadway; sino por el talento malagueño que brilla en los escenarios de todo el país, formando parte de los títulos más potentes de la cartelera.

Los jóvenes actores malagueños Pedro Estrada e Imanol Fuentes forman parte de Los Miserables, que vuelve a Madrid para sorpresa de los propios intérpretes. Ambos se quedaron en shock al saber que se convocaban audiciones; mientras que Clara Rengel, de apenas 22 años, acaba de cumplir un sueño por sumarse al elenco de Wicked, tan de moda tras el lanzamiento de la película, con Cynthia Erivo y Ariana Grande como protagonistas, encarnando a Elphaba y Glinda.Wickedestará en el Nuevo Teatro Alcalá a partir del próximo 3 de octubre.

Clara es la más joven y la que menos experiencia tiene de los tres. Wicked es su "primer gran proyecto". Criada en las calles de El Torcal y estudiante de El Divino Pastor de Málaga, ya de adolescente no dudaba en apuntarse al taller de teatro que ofrece el colegio, dirigido por su profesor, Rogelio Ramos, sin imaginarse que unos años después estaría estrenando un musical como Wicked en Madrid, una ciudad que la tiene totalmente enamorada.

En 2016, vio por primera vez la obra en Londres y salió teniendo claro que en algún momento tenía que estar ahí. "Estrenarte con tu musical favorito no tiene ningún sentido en mi cabeza, es como un sueño", relata con una sonrisa nerviosa en la que es su primera entrevista. La joven se mueve entre el elenco y la responsabilidad de cubrir dos papeles principales cuando sea necesario: Nessarose y Elphaba.

La magia de 'Los Miserables'

Los comienzos de Pedro Estrada en Málaga fueron en la primera promoción de la Escuela Superior de Arte Dramático; allí le dieron las herramientas para desarrollar sus capacidades en canto, baile e interpretación, junto a profesores como el actor malagueño Pablo Puyol, que descubrió y potenció su talento. "Yo creía que servía para bailar y él se empeñó en que también para cantar. Quizá sin él ahora sería un bailarín y no estaría inmerso en el teatro musical. Le dediqué un premio contando la anécdota", declara.

El musical de Los Miserables se estrena el próximo 29 de noviembre y reconoce que le parece una "locura" verse dentro de él, porque es una obra muy coral donde todos los engranajes tienen que encajar a la perfección. "Como elenco tienes que estar siempre perfecto. No puedes venirte arriba, pero tampoco abajo. Hay que estar en la justa medida y ese equilibrio, aunque parezca que no, no es sencillo", aclara.

En este contexto, Imanol Fuentes añade que Los Miserables no podría salir adelante sin los protagonistas ni el elenco, pero "tampoco sin el equipo de vestuario, peluquería e incluso el equipo de limpieza". Todos son Los Miserables. Ver cómo se coordina un proyecto de estas características es para él un verdadero sueño. "Es mi musical favorito, me escuchaba el disco una y otra vez cuando estudiaba", sostiene Fuentes, para el que entrar a este proyecto ha sido sacarse "una espinita clavada".

Estrada cree que es un musical que "tiene amor, tragedia, esperanza y lucha". "No sé cuál es la fórmula para ser el musical más longevo de la historia, llevar 15.000 funciones o más en Londres... La historia es preciosa, pero la adaptación y producción de Cameron Mackintosh termina de rematarla. Ahora también hay una gira mundial y me parece un regalo para el mundo, en serio", dice.

Antes de estar en España, la trayectoria profesional de Imanol Fuentes incluye destinos como Londres y Nueva York. Estudiar y trabajar en el extranjero le permitió entender cómo en otros países, especialmente en Estados Unidos, el musical es un lenguaje cultural primario, muy cercano, mientras que en España esto no se da. "Quizá el equivalente para nosotros es el flamenco, que todos los del sur hemos bailado desde pequeños en el cole, hemos escuchado canciones en las ferias... Para ellos, el musical es autóctono, lo entienden y lo conocen bien desde siempre", sostiene.

Su regreso a España, precisamente, estuvo patrocinado, dice con sorna, por "el musical Coronavirus". Como la de muchos españoles, su vuelta coincidió con la pandemia y aunque en esos tiempos el mundo cultural no lo tuvo especialmente sencillo, no le faltó el trabajo: “Lo primero que hice fue Pretty Woman después de volver. Quería estar más cerca de mi familia, hacer arte en mi país y ahora no me veo yéndome”, confiesa.

En España ve el musical como "un segundo idioma que hemos aprendido". La maquinaria comenzó lenta, declara, pero ha llegado con las últimas generaciones a "un nivel altísimo". "La gente más joven está muy bien formada, muy bien preparada. Se traen encima muchos montajes de fuera, vienen creativos internacionales... Se está creando una simbiosis donde el español aprende del americano, pero el americano también del español. Hay más teatro, industria y por algo somos la tercera potencia a nivel mundial", asevera.

Mejores condiciones

Pero Pedro y Imanol coinciden en que pese a ser la tercera potencia a nivel mundial del teatro musical, un oficio donde hay tantos focos, aún quedan demasiadas sombras. El teatro musical exige un esfuerzo físico y mental enorme: ocho funciones semanales, algunas de hasta tres horas, en las que hay que cantar, bailar e interpretar al máximo. Por eso, la preparación es fundamental. Antes y después de cada función, los artistas deben cuidarse mucho; en el teatro realizan un calentamiento corporal y, a nivel personal, la mayoría entrena por las mañanas y toma clases de canto.

Lo que indigna a Pedro es que gracias al trabajo del capital humano se está poniendo a Madrid a la altura de West End o Broadway. "Pero a nivel artístico. Levantamos montajes casi idénticos a ellos. Sin embargo, en las condiciones laborales no suele ser así. Pese a todo, yo miro atrás, a hace doce o trece años, y la cosa ha cambiado mucho", dice.

Cree que son afortunados de contar con un estatuto del trabajador que los respalda, aunque aún algo incompleto y con ciertos vacíos legales, pero que compañeros están luchando para que estos vayan desapareciendo. Estrada opina que, por ejemplo, los tiempos de descanso son reducidos. No es un trabajo al uso; no es un trabajo “normal”, y eso hace que las condiciones todavía tengan margen de mejora.

"Mira Emma Stone o Nicole Scherzinger. Una es una estrella de cine y la otra ha sido estrella del pop, ha hecho giras por todo el mundo… Pero las dos han hecho Broadway y ambas han dicho que es lo más duro que han hecho en su vida", subraya Fuentes, que dice estar agradecido como Pedro por las oportunidades que le nacen y por amar cada día el trabajo que tienen, pero confiesa que "las condiciones podrían mejorar mucho".

"Generemos industrias, generemos producciones, generemos teatros, generemos escuelas, todo muy bien… pero vamos también a mejorar las condiciones de los trabajadores", dice con rotundidad Fuentes, que es positivo con el futuro. "El convenio se actualiza cada año, se implementan nuevas leyes...". "Vamos lento, pero nos queda camino por recorrer", dicen ambos, mientras que Rengel, por su parte, asevera que es consciente de la exigencia del sector, pero que aún no le ha dado tiempo a detectar los puntos negativos.

Ser swing o cover

Aunque Pedro Estrada en esta ocasión solo forma parte del elenco, en otros musicales como El médico, fue swing con Imanol Fuentes. Es decir, juntos tenían que aprenderse los siete papeles masculinos del elenco para suplirlos cuando fuera necesario. "Nos lo repartíamos, pero en realidad nos teníamos que saber todos, porque si en algún momento coincidía que dos de mis prioridades tenían que ser cubiertas, teníamos que salir los dos", explica Fuentes.

Ahora Fuentes es swing en Los Miserables, un reto que le apasiona, porque si por algo se formó para dedicarse a esta profesión fue por "vivir una historia desde puntos de vista diferentes". "El protagonista tiene una serie de skills y el swing otras. Nadie es peor o mejor que el otro, son tipos de artistas. Sí que es cierto que creo que por deformación profesional, de hacerlo tanto, voy desarrollando una capacidad más rápida de resolución. De la misma manera que el protagonista trabaja más la estamina vocal y física para sus ocho funciones, yo tengo que ir desarrollando diez personalidades diferentes. Es curioso. Hay a quien no le gusta y que prefieren que le den un solo papel, pero a mí me apasiona", declara.

Clara Rengel es cover de Nessarose y de Elphaba, la protagonista. "Aunque para hacer a la prota me queda aún mucho trabajo, no soy la primera suplente", declara. Sin embargo, de Nessa, como ella la llama, sí que es la primera. Trabaja codo con codo con la actriz principal, Lydia Fairén, quien interpretara a Gypsy en la última producción del Soho y Antonio Banderas.

"Yo admiraba musicales porque salía ella. Ahora estamos trabajando juntas y estoy flipando con el proceso de descubrir cómo Lydia construye a su Nessa y cómo ir construyendo a la mía", dice la joven, aún impresionada con compartir proyecto con una de sus ídolas, a la que va a ver a "miles de ensayos".

"Trabajar los dos papeles, sumado al del elenco, está siendo para mí toda una experiencia. Tengo que decir que los números corales de Wicked son una barbaridad. El opening es brutal. Y mi Nessa tiene una parte del segundo acto que va a gustar mucho. De lo más especial está siendo trabajar con la silla de ruedas, que ella usa. Saber llevarla, moverme... Estoy aprendiendo mucho", sostiene.

Málaga, un hogar

A todos les cambia el tono de voz cuando se les pide que se imaginen trabajando en su Málaga natal. "Yo no cambio por nada poder compartir un almuerzo en casa de mi madre entre funciones, ¡eso a quién no le gusta!", dice con arte Pedro, que recuerda lo mucho que disfrutó en la última gira del Cervantes con El tiempo entre costuras. Imanol, por su parte, lamenta nunca haber trabajado en el templo azul. "Ojalá pronto se de la circunstancia. También tengo unas ganas tremendas de hacer algo de Sondheim, ¡Antonio [Banderas], no te digo nada si estás leyéndome!", espeta entre risas Fuentes.

A Clara, recién llegada, aún le quedan días en la capital. "Yo estoy loca con Madrid y todo lo que me está dando, pero reconozco que actuar en Málaga sería una cosa preciosa", dice la joven, que pasó por muchas etapas. "Primero quería ser bailarina, luego cantante, después actriz de televisión… hasta que entendí que lo mío era el teatro musical”. Cree que el arte andaluz se nota cuando va desarrollando su carrera por Madrid. “Tenemos una energía especial, se percibe desde cómo hablamos hasta cómo nos movemos”, apunta Clara.

Más allá de ello, todos ven una evolución cultural en Málaga apasionante gracias, en gran parte, a Banderas, con el desarrollo del Teatro del Soho, pero también Sohrlin, donde se formará la parte trasera del teatro: técnicos de sonido y luces, maquilladores y especialistas en regiduría o diseño de vestuario. "Que lo que ha hecho Antonio Banderas en Málaga es espectacular, es innegable", sostiene Estrada.

"Antes tenías que irte fuera, pero Málaga es una ciudad donde ya puedes prepararte a la perfección para esto", asegura Imanol Fuentes, mientras que Estrada insiste en la enorme preparación de los artistas malagueños, sobre todo los malagueños, que se expande por el mundo. "En Málaga gusta mucho el teatro, existe una demanda clara, y me muero del orgullo al ver obras de Sondheim allí. Ojalá esto no cambie e incluso vaya a más", zanja Fuentes.