Personal de la Librería Luces en Málaga.
El 'mensaje' de José Antonio Ruiz (Librería Luces) a María Pombo : "Leer me sienta magníficamente, me hace feliz"
El propietario de esta librería asegura que "nunca hemos funcionado mejor y creo que incluso la lectura tiene una presencia tan fuerte o más que hace 24 años".
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Seguro que le suena la reciente polémica de la influencer María Pombo, que cuenta con más de tres millones de seguidores en Instagram. El origen fue un vídeo publicado en TikTok donde respondió al comentario de una usuaria sobre la decoración de una estantería de su casa.
“La librería es preciosísima. Pero si estuviera llena de libros que se han leído lo sería mucho más. Ahora solo veo trastos”, escribió la usuaria. A lo que Pombo replicó: “Creo que hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer. Y encima no sois mejores porque os guste leer”.
Sus palabras desataron una oleada de críticas y llevaron a miles de usuarios a mostrar públicamente su desacuerdo. La discusión sobre si leer o no nos hace "mejores" sigue abierta. Sin embargo, en lugares como la Librería Luces de Málaga la lectura se convierte en el vínculo que une a visitantes y empleados.
José Antonio Ruiz de la Torre es administrador y socio del negocio y lleva al frente de la librería casi 25 años, desde sus inicios. Dicen que el cerebro tiende a borrar ciertos momentos. En el caso de Ruiz, ni siquiera él sabe si ha olvidado los primeros días del comercio o si prefiere no acordarse de ellos.
Aun así, guarda en su memoria muchos recuerdos de los inicios de Luces. Asegura que hay aspectos que apenas han cambiado: la cercanía con los lectores y las presentaciones de libros siguen siendo pilares fundamentales, y algunas obras de aquella época todavía se encuentran en sus estanterías.
En cambio, varias cosas son distintas. Para empezar, antes había más libros en la librería, señala. No es que haya menos obras que hace 25 años, todo lo contrario, dice. Sin embargo, el espacio sigue siendo el mismo y el catálogo más amplio, por lo que no hay hueco para tantos, subraya.
Librería Luces.
En sus estanterías procuran incluir "los libros que se venden", aquellos que creen que generarán interés entre sus lectores, y para saberlo se guían por el histórico de ventas o por las campañas especiales, como la de Navidad, explica Ruiz.
También, "la sociedad es distinta", afirma. El trato con los clientes era diferente y se han producido avances tecnológicos que han afectado no solo a las personas, sino también a su forma de trabajo.
No obstante, a pesar de que "el perfil lector ha variado, se sigue leyendo". Es cierto que muchos han perdido el hábito, recalca el librero. Sin embargo, Ruiz asegura que jóvenes y extranjeros se han sumado al mundo de la lectura.
Librería Luces.
A su parecer, ahora el lector es más informal, tiene más tatuajes o viene de fuera de España. Aun así, sigue siendo curioso, con ganas de enseñar y aprender, más atento, menos apresurado y más respetuoso con las personas, destaca.
Ruiz es más que consciente de los cambios, pero eso no significa que envidie o eche de menos los viejos tiempos. “Nunca hemos funcionado mejor como librería”, asegura, y añade que “incluso la lectura tiene una presencia tan fuerte, o más, que hace 24 años”, a pesar de la llegada del formato electrónico. Para él, este es, sin duda, el mejor momento del negocio.
A mitad de la conversación, Ruiz es interrumpido por una clienta que pregunta por un libro en concreto. Uno de los empleados sale en su busca, pero la duda sobre si tienen o no la obra no deja de rondar por la cabeza del administrador.
Librería Luces.
En ese momento, saca su teléfono y, tras disculparse, comienza a dictarle títulos. Está comunicándose con la nueva aplicación que han creado para facilitar la búsqueda de libros, que indica si cuentan con la obra y cuántos ejemplares están disponibles.
La aplicación es una ayuda para ellos, aunque este es solo el inicio de sus expectativas para la librería. Desea ser testigo de la llegada de un robot que ayude en ciertas tareas monótonas; no es que planee ponerlo a vender. Para él, la gente viene a la librería a hablar de libros, y quien atienda debe aportar el valor añadido de ser persona.
Librería Luces.
De repente, coge un libro que tiene a su derecha. Es el especial de un programa de televisión y pregunta: "¿Este libro estará en otras librerías?" En todas las de España, según él. Procede a coger libro tras libro y la respuesta no varía.
"¿Qué es lo único que nos diferencia de otras librerías?", vuelve a cuestionar. Ahí es cuando comienza a nombrar a cada uno de sus empleados. "La gran diferencia que hay entre una librería y otra, es el personal que tiene, el espíritu que lo atiende", desvela.
Librería Luces.
Ni él ni su equipo descansan en toda la semana: siempre hay actividad en la librería. Desde recibir los libros recién llegados, pasando por club de lectura, los cuentacuentos, los podcasts, los talleres de escritura y las presentaciones, hasta colocar libros en las estanterías. Están acostumbrados a este ritmo de trabajo, "es parte de la vida de la librería".
Espera que, en un futuro, el negocio continúe con este sinfín de actividades. Es más, desea que siga siendo espacio de interés, en especial para la gente joven, que entiendan que ir a la librería es una actividad "chula". Para ello, planea mantener el vínculo intergeneracional a través de, por ejemplo, la actividad en redes sociales, cosa muy importante para él.
Cuando es preguntado cómo recomendaría iniciarse en el mundo de la lectura, no sabe qué responder. Cada noche antes de acostarse, o en cualquier tarde con un hueco libre, lee. "Y me sienta magníficamente, me hace más feliz", confiesa.
Librería Luces.
Lo único de lo que está seguro es de que quien no lee se pierde algo indescriptible. Recomienda a cualquier reticente sentarse un rato en la librería y ser testigo de cómo se iluminan los rostros de aquellos que encuentran el libro que buscaban. "El libro no da de comer, ni abriga. Sin embargo, esa emoción que había en ese rostro, parecía que cubría una necesidad básica", destaca.
No sabe qué es Luces para Málaga, pero sí lo que quiere ser. "Un lugar donde no ganen los malos, que no ganen la incultura ni el fanatismo", confiesa con cierto deje esperanzador.
Sueña con que sea un espacio que genere buen ambiente y curiosidad, donde se acoja con los brazos abiertos la diversidad de ideas y pensamientos, se intercambien diálogos entre personas distintas y se formen jóvenes lectores capaces de lograr grandes cosas el día de mañana.