Varios retratos de la segunda mujer de Javier Vilató.

Varios retratos de la segunda mujer de Javier Vilató. Isabel Vargas

Cultura

Javier Vilató, el sobrino de Picasso con duende capaz de darle curvas al cubismo

La Casa Natal expone 70 obras del pintor, incluido un valioso cuadro hecho a cuatro manos con su tío, para celebrar el centenario del nacimiento de un artista personalísimo atravesado por el cubismo y el impresionismo.

9 noviembre, 2021 14:44
Málaga

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Javier Vilató Ruiz (Barcelona, 1921 – París, 1999) fue un artista que Pablo Picasso consideró algo más que sobrino. La prueba está en Naturaleza muerta (1947), un cuadro hecho a cuatro manos que viene firmado como "Javier Vilató y su tío". El pintor malagueño no era muy amante de las colaboraciones. De hecho, a lo largo de su carrera sólo lo hizo con Georges Braque y contadas excepciones. 

Naturaleza muerta es la joya de la corona de la nueva exposición temporal del Museo Casa Natal de Picasso. La muestra concentra el arte picassiano y cubista de Javier Vilató en 70 obras cuando se cumplen 100 años de su nacimiento. El espacio cultural celebra la efeméride junto al Centro Pompidou, el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella, El Museo Picasso de Barcelona y en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Almoradí, Alicante, donde Vilató tenía una casa.

"Hemos conmemorado los 140 años del nacimiento de Picasso y ahora los 100 años del nacimiento de su sobrino. El plato fuerte del Octubre Picassiano es sin duda Vilató. Es una muestra de 70 piezas donde se puede ver el estilo personalísimo del artista", ha destacado Noelia Losada, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Málaga durante la inauguración de la muestra que recorre todas las etapas del pintor.

Una de las primeras obras de Vilató.

Una de las primeras obras de Vilató. Isabel Vargas

José María Luna, director de la Casa Natal, ha desvelado los primeros contactos de la familia Vilató Ruiz con el espacio. Eugenio Chicano, entonces al frente del museo, le enseñó el lugar personalmente. Desde entonces se fraguó una estrecha relación de amistad. "Javier era mitad malagueño y mitad catalán. Esa vena mediterránea la tenía. Xavier (su hijo) que va de catalán y francés por la vida, es un malagueño como su padre y su tía. Aquí se sienten como en casa", ha señalado.

El comisario de la muestra, el también artista Xavier Vilató, ha recordado aquella visita con su padre a la que fue la casa del abuelito Pepe. "El único mundo picassiano en la ciudad estaba aquí. Era el único sitio donde se mantenía una llamada muy viva. No había obra, pero sí muchas ganas de hacer un centro documental. Era un museo sin obra. Tienes que tener muchas ganas de montar algo cuando no tienes nada", ha subrayado.

La abuela María

El público verá al inicio de la exposición a un jovencísimo pintor (Nature morte), que a los ocho años pinta su primer autorretrato y a los 11 años expone por primera vez junto a su hermano Fín en la Galería Emporium de Barcelona. Javier utiliza la paleta y la caja de pinturas que su tío Pablo deja al marchar a París. Su abuela, María Picasso, le anima mucho. Incluso le enseña a poner las telas y posa para él.

El creador en su estudio.

El creador en su estudio. Isabel Vargas

"Mi abuela leía dos periódicos al día. Ella llevaba el mando en la casa. El inicio como pintor tiene con ver con ella. Al principio la retrata. La última serie de su vida está dedicada a ella también", ha contado su hijo durante la rueda de prensa donde ha reconocido que es "muy difícil de condensar una obra en 70 piezas porque detrás de cada cuadro hay una serie de 100".

Con tan solo 17 años, en 1939, ingresa en la armada republicana donde ya combate su hermano (que también es artista). Lo hace mintiendo sobre su edad y sin avisar al resto de la familia. En febrero de 1939 los dos huyen de España con miles de refugiados hacia Francia. Allí son prisioneros de los franceses, quienes les recluyen en el campo de concentración de la playa de Argelès. Su tío Picasso finalmente les ayuda y los hospeda en su estudio, algo nada habitual.

Ahí Javier descubre un París lleno de arte, talleres y libertad. El tío Pablo se los lleva a Montmartre, al taller de grabado de Roger Lacourière donde los inicia en la técnica del aguafuerte. En la primera parte de la muestra se pueden ver retratos femeninos, algo en lo que Vilató destaca sobremanera, de corte neoclásico que elabora con 20 años como La camisa de hombre (1945) y Muchacha de las violetas (1941), donde tiene como modelo a su hermana.

Su obra firmada a medias con Picasso.

Su obra firmada a medias con Picasso. Isabel Vargas

Cuando la Segunda Guerra Mundial estalla, Javier, "un artista en ese momento con muchas interrogaciones y con la figuración como base", debe volver a España donde le espera unos meses de cárcel y unos largos años de servicio militar. En 1946 consigue volver a París junto a su hermano J. Fín gracias a una beca del Instituto Francés. 

Su relación con Picasso

Ahí continúa desarrollándose su relación con Picasso, que fue muy intensa. Incluso trabajaban juntos en el taller. "Pablo no tenía ninguna familia en Francia. Lo más próximo era mi padre. El hilo de Ariadna es el hilo con los Vilatós. Él no vuelve a España, pero tiene alguien que le puede hablar de su madre. El intercambio es súper fuerte. Su libro de cuentos de pequeño era el Museo Picasso de Barcelona (su casa estaba llena de obras del malagueño)", ha recalcado el comisario de la muestra.

En esa época, Vilató pinta cuadros cubistas como Composition que se pueden ver en la muestra. "Con 17 años pinta estas cosas. En el 39 pocas personas pintaban cubismo", ha recordado su hijo. También empieza a construir una obra que conversa mucho con la de Miró y que bebe de Andalucía (se sentía muy andaluz y fue criado por la madre de Pablo). Incluso llega a retratar a un guitarrista flamenco y el instrumento en varias ocasiones. 

En los años 50, Vilató empieza a construir su verdadero lenguaje. Pinta cuadros tensos en los que trabaja durante meses y que hunden sus raíces en el impresionismo. "Había vivido en un mundo donde el cubismo existía. Él intentó darle curvas al cubismo", ha aclarado el comisario de la muestra donde está el cuadro pintado a medias con Picasso. "Empezó uno y se turnaban. Duró varios meses. Se trata de algo muy picassiano", admite.

Sus temas tratan cuestiones cotidianas y sencillas como el lienzo La fuite avec le chien (1964-1965), que representa a una niña que corre descalza con un perro, empleando una técnica puntillista. Escenas intimistas, como la obra Le chambre (1957), en la que se aprecia a una mujer desnuda mientras se mira en el espejo de un armario, que coincide también con una época de estabilidad emocional.

El lenguaje de este amante del flamenco y los toros se vuelve más libre y amplio a partir de los años 70. En la última etapa de su vida se interesa por la escultura de una forma más activa y crea algunas piezas con un estilo primitivista (Don Tancredo, 1997).

"Era alegre, divertido y una persona normal con un don extraordinario a la hora de enfocar las cosas. Casi todos se han ido al arte abstracto. En absoluto él quería hacer algo decorativo", ha afirmado su hijo, que ha desvelado la relación casi chamánica de Vilató con la naturaleza y las personas. "Para él, lo más profundo y esencial era lo más sencillo", ha dicho Xavier al hablar de un creador que tuvo la suerte de trabajar con Picasso y también de crear un universo propio.