El poeta y el editor Emilio Prados, en una imagen.

El poeta y el editor Emilio Prados, en una imagen.

Cultura

Tras los pasos de Emilio Prados, el gran desconocido de la Generación del 27 que amaba el Peñón del Cuervo

El filólogo Javier La Beira descubre en un paseo literario, organizado por el CAL, la relación del poeta y editor malagueño con el centro de la ciudad.

3 noviembre, 2021 07:09
Málaga

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Seguramente más de uno relacione a Emilio Prados (Málaga, 1899-México, 1962) con la revista Litoral, pero ignore por completo su faceta como poeta. El padre de la célebre publicación junto a Manuel Altolaguirre es, a día de hoy, el gran desconocido de la Generación del 27. Lorca y Alberti eclipsaron al escritor con "una voz única, de influencia filosófica inspirada en el romanticismo alemán y el cancionero popular", destaca el periodista Héctor Márquez.

El Centro Andaluz de las Letras lo ha nombrado Autor del año 2021 con el objetivo de divulgar los aspectos más ocultos de su vida y obra. "Su poesía compleja, profunda y hermética lo ha mantenido alejado del gran público. Y, sin embargo, es una de las piezas angulares de la Edad de Plata", ha señalado Eva Díaz Pérez, directora del CAL, en la inauguración de las jornadas que esta semana acoge Málaga en honor al poeta secreto de la Generación del 27 y tipógrafo en la imprenta Sur.

Este martes, el filólogo Javier La Beira estrenó las jornadas con un interesante paseo literario por el centro donde descubrió la relación del poeta con la ciudad; y la importante huella salina en sus versos. "Fue muy estrecha porque con motivo de la creación de la imprenta Sur aglutinó a los escritores malagueños y a los de fuera que constituyeron la Generación del 27", resume La Beira.

Federico García Lorca (en el centro) y Emilio Prados (a la derecha de Lorca) en la Residencia de Estudiantes junto a otros compañeros.

Federico García Lorca (en el centro) y Emilio Prados (a la derecha de Lorca) en la Residencia de Estudiantes junto a otros compañeros. Universo Lorca

La ruta permitió visitar los escenarios cruciales del tiempo malagueño de su biografía (desde el nacimiento en 1899 hasta su marcha sin retorno en 1936) ubicados en el centro histórico. La primera parada de esta cartografía vital y artística tuvo como protagonista la primera sede de la imprenta Sur, inaugurada en octubre de 1925 en la calle Tomás Heredia, 15. Allí se imprimió el debut de Prados, titulado Tiempo, y su obra capital Los misterios del agua.

"Curiosamente los sitios que él más apreciada no los podemos visitar. No están en el centro. Él tuvo una enorme relación con el agua tanto a nivel vital como poético. El agua era su elemento y símbolo clave", señala el director de la biblioteca del Centro cultural Generación del 27. En su obra hay a menudo referencias al mar de Málaga. De hecho, Prados contempla como sitios predilectos el Puerto, la Farola, las playas de El Palo, el hotel Hernán Cortés y el Peñón del Cuervo.

Algunos de ellos le inspiran multitud de versos (Media noche) y algunos libros. A su regreso a la ciudad, tras los años en la Residencia de Estudiantes de Madrid, su obra se vuelve más comprometida y se dedicó a enseñar letras a los hijos de los pescadores de la barriada de El Palo que vivían en condiciones lamentables. Fruto de esa etapa es el Calendario incompleto del pan y el pescado donde dibuja una Málaga utópica con hermosos paisajes litorales y, al mismo tiempo, sumida en la miseria.

Precisamente, la ruta literaria de dos horas se detiene en la Plaza de la Marina ante la imposibilidad física de visitar estos espacios tan queridos por Prados. En las playas de El Palo, señaló La Beira, se han levantado un monolito y un monumento en sendos homenajes a su figura. 

Uno de los sitios más importantes del paseo es el segundo enclave donde estuvo la imprensa Sur, instalado en calle San Lorenzo desde finales del verano de 1926. Allí se gestaron e imprimieron todos los números de la importantísima revista Litoral y los libros de la colección Suplementos de LitoralEntre ellos el debut de Prados, Tiempo, al que le siguen Canciones de Lorca; La amante de Alberti, Caracteres de José Bergamín; y Perfil del Aire, de Luis Cernuda. 

"Es un sitio fundamental. Él publica allí sus libros, los de Lorca y los de Alberti. Se convierte en el punto neurálgico de la poesía española", subraya el filólogo. El proyecto de editar en aquellos años una revista literaria de vanguardia era bastante difícil. Tanto que su emblemático número de 1927 "supone la ruina económica de la imprensa Sur", recuerda el filólogo en alusión al lujoso número triple que contó con Falla y Picasso como invitados. "Tuvieron que empezar casi de cero", reconoce.

Memoria sentimental

Si uno rebusca en la memoria sentimental de Prados aparece, como no, la casa familiar en calle Larios, 4, esquina con calle Doctor Manuel Péres Bryan. Allí tiene su padre la tienda de muebles más importante de la ciudad. "Allí vive hasta 1934 porque tienen que venderla al morir el padre. Entre tanto hacía escapadas a Madrid, Alemanía y París. Es su lugar más querido. Ya no queda nada. Lo quemaron durante la guerra", relata. En aquel lugar La Beira mencionó el libro donde Prados habla más de su familia, Río natural

El padre del poeta protagoniza una historia de superación digna de película. Este hijo de unos campesinos pobres de Alhama de Granada (y sin estudios) trabajó en las minas de Río Tinto y fue carpintero siendo adolescente. Después, se marchó a Málaga junto a su hermano en busca de un porvenir. "Con enormes esfuerzos y en no muchos años se convierte en una persona muy rica. Su empresa fue la proveedora oficial de la Casa Real en España", precisa.

Su madre, Josefa Such (doña Pepa), dice La Beira, era "una personal muy espiritual y le gustaban muchos los libros". Esas enseñanzas le marcarían para siempre. Al igual que las tertulias en el Hotel Inglés, ubicado en el mismo bloque de su piso familiar en calle Larios, número 4, donde conoció a jóvenes poetas como Manuel Altolaguirre, José Moreno Villa y José María Hinojosa. Mientras estudiaba bachiller frecuentaba la bohemia artística de la ciudad, que se reunía allí mismo.

Las borracheras del té

"A esas reuniones las llamabas las borracheras del té porque tanto si se organizaban en la casa familiar o en el Café Inglés a donde se subían las tazas, el té era lo que más tomaban. Sospecho que tomaban té porque al estar en la casa con los padres y eran gente joven, a su familia no le hubiera sentado bien que tomaran alcohol", cuenta entre risas La Beira..

El también poeta pasó por el colegio de enseñanza primaria donde estudió Emilio Prados en calle Sánchez Pastor, 12; y el instituro Vicente Espinel, en calle Gaona, en el que hizo un curso. También hizo mención durante la ruta al bautizo del escritor malagueño en la parroquia de El Sagrario de la Catedral y al taller del padre de Picasso en el palomar del antiguo Colegio San Agustín.

El filólogo acabó el paseo literario en el Centro María Victoria Atencia, en calle Ollerías. Es el actual emplazamiento de la imprenta Sur, con las mismas máquinas y mobiliario que en su origen, y de nuevo en funcionamiento. "Ahí está la imprenta después de 20.000 vicisitudes. Ya no trabaja comercialmente. La Diputación la compró cuando cerraron en 2002. Allí está la imprensa muy parecida a como era en los años 20. Es una joya poder contemplarla después de un siglo", destaca. 

Prados nació en calle Strachan, en la casa de su abuela, y vivió en Málaga hasta agosto de 1936 con algunos intervalos en Madrid (en concreto en la Residencia de Estudiantes donde estudió). En vista de cómo se estaba poniendo el asunto de complicado con el estallido de la Guerra Civil, se fue a Madrid, después a Valencia y finalmente al exilio a México, comprometido con la II República. Ya nunca volvió a su tierra natal, en la que pregonó aquello de "la poesía es lo único que nos salva". A él desde luego.