Tras estas hierbas estaban escondidos los ladrones que atacaron a esta mujer.

Tras estas hierbas estaban escondidos los ladrones que atacaron a esta mujer.

Antequera

Mª Dolores, la vecina asaltada por cuatro encapuchados en Antequera: "He cogido miedo a caminar sola de noche"

La mujer salía de limpiar una casa rural que alquila cuando se vio sorprendida por unos supuestos ladrones que le pedían dinero. Los dirigió hacia la casa de su madre, donde estaban sus hermanos, y pudo zafarse de ellos.

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María Dolores aún se está recuperando del mal rato que pasó la noche del domingo. "Esto a mí me ha marcado para siempre", dice. Es propietaria de una casa rural en la pedanía de La Higuera, en Antequera, y pasó la tarde poniendo a punto la vivienda después de que se produjera la salida de los clientes. Quitó malas hierbas, estuvo lavando y tendiendo ropa... Fue tal el nivel de faena que tenía, que le dieron las diez de la noche trabajando. Tenía que quedarse a dormir en casa de su madre, que está a unos 250 metros, y decidió irse caminando campo a través y dejar el coche aparcado. Pero cuatro delincuentes le abordaron en el camino para pedirle dinero y estropearle el día.

"Jamás me esperaría el susto que me iba a dar", dice la mujer, de 60 años, en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. Había cruzado mil veces ese mismo camino para ir a la casa familiar. "Mi madre es una señora mayor de 90 años y viuda y mis hermanos y yo vamos turnándonos para cuidarla", relata. Sin embargo, aquellos 250 metros fueron todo un infierno para ella.

Antes de salir de la casa avisó a su hermana para decirle que ya iba para la casa de su madre. No encendió la linterna. “Ni me hacía falta, me conozco ese camino de memoria”, dice. Pero al llegar a una zona entre olivos, algo le llamó la atención. “Miré a la izquierda y vi cuatro bultos negros. No se oía nada, pero noté que algo no iba bien. Pensé que serían, si acaso, animales, pero piedras no eran, porque conozco ese sitio al dedillo”. Los cuatro hombres estaban escondidos tras una línea de sembrado, agachados.

Al darse cuenta de que ella se había detenido, los individuos actuaron: se levantaron y se dirigieron hacia ella, algo descolocados. “Creo que les di el susto yo a ellos, yo creo que pensaban que iba a coger el coche, porque soy de Antequera y lo tenía allí, y que la casa se quedaba vacía, pero fui andando, y eso cambió sus planes. Cuando me vieron parada, se me echaron encima”, recuerda.

“La oscuridad era total. Me tiraron al suelo. No me golpearon fuerte, pero sí que me pegaron un poco en la boca para que no gritara. Me dijeron: ‘Cállate, que te matamos’. Yo creo que no querían que los de las casas cercanas escucharan mis gritos. Empecé a patalear, a agarrar piedras… me defendí con todo lo que pude. Me esperaba lo peor”, dice con decisión María Dolores, que aunque cree que ellos no tenían intención de hacerle daño, temió por su vida.

Pese al miedo, no perdía la lucidez. “Les dije que tenía dinero arriba, en otra casa, pero que no me tocaran. Y así fui recorriendo el caminito poco a poco. Ellos venían detrás. En la caída perdí el móvil, les pregunté si me lo habían quitado. Ellos dijeron que no y que me callara, que me mataban con una catana".

Fue todo muy rápido, apenas unos tres minutos, aunque ella lo recuerda como una eternidad. Una vez en la casa, hay un detalle que le calmó mucho. La furgoneta de su hermano estaba aparcada en la puerta. Le preguntaron si era de su marido y ella dijo que sí, pero que no se encontraba en la vivienda. Al entrar, uno de los "sinvergüenzas", así les llama ella, le acompañó a por el dinero y el resto se quedó fuera. Así, comenzó a gritar desconsoladamente y su hermano, de inmediato, se puso de pie y lo empujó de un golpe, no permitiendo que accediera más al interior de la vivienda. A continuación, cerraron la puerta.

"No sé hacia dónde fueron, pero tenemos la creencia de que pudieron alquilar alguna casa de la zona y se escondieron allí. Es que no les dio tiempo a irse muy lejos, porque en cuanto cerramos la puerta, mis hermanos pusieron los audios en el grupo 'Alerta, vecinos', en WhatsApp. En ese grupo hay más de 200 personas y sirve para alertar de cualquier cosa que ocurra en la zona de La Higuera, pero también en La Joya, Pastelero u otras aldeas y pedanías", relata.

Esos dos audios que dice María Dolores se han hecho virales. "¡Han perseguido a mi hermana para matarla! ¡Qué salgan los grupos!", decía la hermana de María Dolores en ese mensaje de voz. Y dicho y hecho, así fue. De inmediato, decenas de vecinos cortaron carreteras y salieron a la calle para ver si alguien cazaba a los cuatro sospechosos mientras que se personaban los servicios de emergencias.

El testimonio de María Dolores ha encendido las alarmas entre los vecinos de la zona, que piden más vigilancia y mejores condiciones en las zonas rurales. Aseguran que los accesos a estas pedanías son muy complicados y que los agentes tardan mucho en venir por esos motivos . “Aquí lo que nos condena son las malas carreteras y lo aislados que estamos. Cuando pasa algo, solo podemos socorrernos entre nosotros”, explica María Dolores, quien añade que "ahora sí que es verdad que se les ve más después de lo que ocurrió, algo lógico".

Cuestionada sobre si ha habido otros casos similares en la zona en los últimos meses, María Dolores explica que hace unos meses también entraron a una vivienda unos cacos, llegando incluso a comer dentro de ella. "Sabían de sobra cuál era el plan de la familia ese día y estuvieron tan tranquilos que hasta su yogur y su naranjita se tomaron. Creo que son personas que conocen la zona", añade.

Aunque físicamente las lesiones no fueron graves, en el caso de María Dolores, y solo perdió el móvil y las gafas de ver en el forcejeo, las secuelas emocionales son evidentes. “Yo nunca había tenido miedo de andar de noche. Ahora sí. Es una zona con muchas hierbas, maleza… y si encima no te esperas algo así, el susto es tremendo. Al menos no me pasó nada y prefiero no pensar en todo lo que hubiera pasado, pero bueno, estamos todos bien y con eso me quedo”, concluye.