Así es la "cárcel cinco estrellas" de Málaga en la que Miguel Carcaño seguirá 'penando' por el asesinato de Marta del Castillo
La prisión de Archidona a la que ha sido trasladado dispone de piscina climatizada, gimnasio y espacios residenciales amplios. Costó 117 millones de euros.
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De una prisión de máxima seguridad, conocida por su rigidez y austeridad, a una de las cárceles más modernas de España, en la que podrá disfrutar de piscina climatizada, gimnasio, pista de fútbol sala y espacios residenciales amplios.
Este es el castigo con el que ha sido reprendido Miguel Carcaño, condenado por el asesinato de Marta del Castillo, tras descubrirse los privilegios de los que disfrutó en la prisión de Herrera de La Mancha.
La pena otorgada por Instituciones Penitenciarias supone para Carcaño pasar del complejo localizado en Manzanares, en la provincia de Ciudad Real, al Centro Penitenciario Málaga II, en Archidona.
La mudanza supone un cambio radical en el paisaje al que a diario se va a enfrentar Carcaño en el cumplimiento de su condena.
Mientras Herrera de La Mancha, fue inaugurada en 1979, siendo una de las primeras prisiones de máxima seguridad, las instalaciones de Archidona forman parte de este grupo de penitenciarías consideradas "tipo".
Abrió sus puertas en 2018, cinco años después de haber terminado su construcción. La de Archidona destaca por ser una cárcel marcada por una arquitectura moderna y unas instalaciones consideradas "cinco estrellas": piscina climatizada, gimnasio, pista de fútbol sala y espacios residenciales amplios, pensados para la reinserción.
El cambio de centro penitenciario se produce después de que le fuesen intervenidos al asesino de Marta del Castillo varios dispositivos electrónicos prohibidos, caso de tablet, teléfono móvil, pen drive con acceso a internet.
Esta situación desató la indignación de la familia de la víctima y la exigencia de mayor control por parte de Instituciones Penitenciarias.
El traslado ha generado polémica tanto dentro como fuera de las prisiones. Algunos interpretan que se trata de una sanción disciplinaria y refuerzo de medidas de seguridad.
Otros, como Eva Casanueva, madre de Marta del Castillo, han criticado que el nuevo centro parece "más un premio que un castigo", cuestionando que la mejora en instalaciones podría trivializar el cumplimiento de la pena por un crimen grave.
Qué cambia para el interno
En apariencia, pasar de Herrera de La Mancha a Archidona supone dejar atrás un entorno de aislamiento y control estricto para incorporarse a un espacio más abierto, con mayores comodidades y posibilidades de reinserción social.
En lo concreto, el interno accede a instalaciones pensadas para el bienestar y la actividad diaria, en sintonía con un modelo penitenciario moderno que sigue generando controversia social, especialmente en casos de alta sensibilidad pública.
Instalaciones y arquitectura
El centro penitenciario Málaga II cuenta con una superficie de más de 100.000 metros cuadrados construidos y una parcela que supera los 361.000 metros, lo que lo convierte en uno de los recintos más amplios del país.
Dispone de 1.008 celdas residenciales y otras 186 complementarias, repartidas en 16 módulos que incluyen zonas polivalentes, régimen cerrado, ingresos y enfermería.
Todo el complejo está formado por edificios residenciales, administrativos y de servicios, con zonas ajardinadas y un perímetro de seguridad constituido por varios cerramientos para garantizar el control y la vigilancia.
Comodidades y servicios
Entre sus instalaciones destacan una piscina climatizada, gimnasio, pista de fútbol sala y espacios socioculturales con aulas de formación, biblioteca y un polideportivo.
El proyecto fue concebido para integrar a la población penal y facilitar la convivencia, con comedores espaciosos, cocinas modernas y servicio médico propio.
La cárcel cuenta además con una depuradora de agua propia y sistemas energéticos avanzados, incluyendo una planta termosolar para mejorar la eficiencia.
Polémica y expectativas
La inauguración del centro fue polémica por el elevado coste de construcción (más de 117 millones de euros) y la percepción social de ser una “cárcel palacio”, con materiales en tonos claros integrados con la arquitectura local.
Desde su apertura, el centro ha buscado atender necesidades de descongestión de otras prisiones andaluzas y albergar tanto internos comunes como aquellos de perfil conflictivo o mediático como Carcaño, en un entorno mucho más acogedor y moderno que el de sus lugares de reclusión previos.
A pesar de la modernidad, sindicatos de funcionarios han señalado que el gran reto sigue siendo dotar al centro de suficientes medios humanos y garantizar la seguridad dentro del recinto.