Daniel, encargado de Tornilleria Malagueña.

Daniel, encargado de Tornilleria Malagueña. Francisco Sánchez

Málaga

Tornillería Malagueña, medio siglo uniendo piezas en la ciudad: "Aquí o eres friki o de esto no puedes trabajar"

De un pequeño local en el Muelle de Heredia a una cooperativa reconocida, esta empresa ha sabido adaptarse a los cambios sin perder su esencia.

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Francisco Sánchez
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Escondida entre naves y calles de un polígono de Málaga, hay una historia que empezó hace más de medio siglo, hecha de tornillos, tuercas y mucho esfuerzo: la de Tornillería Malagueña.

Su origen se remonta a los años 70, cuando en la ciudad apenas existía un comercio especializado en este producto. El Muelle Heredia fue el primer hogar del negocio, elegido por su cercanía al puerto y la facilidad de transporte en aquellos tiempos.

“Antiguamente, el centro era más transitable, los camiones podían llegar y descargar sin problemas”, recuerda Daniel, uno de sus actuales socios.

Todo cambió en el año 2000. El dueño original decidió jubilarse y, lejos de dejar que la persiana se cerrara para siempre, un grupo de trabajadores tomó las riendas y formó una cooperativa. Entre ellos estaba el padre del actual contable, que poco después pasaría el testigo a su hijo.

“Yo me incorporé como contable, aunque venía del mundo de la administración y la informática”, explica. No imaginaba entonces que acabaría implicado de lleno en la gestión y evolución del negocio.

La primera gran mudanza fue a la avenida de la Aurora, buscando un local más amplio y con mejor logística que el centro, donde las calles estrechas y la falta de aparcamiento complicaban el trabajo. Años después, en 2006, abrieron también una nave en un polígono céntrico, hasta que en 2023 decidieron centralizar toda la actividad allí.

Interior de Tornillería Malagueña

Interior de Tornillería Malagueña Francisco Sánchez

“Aquí tenemos mejores comunicaciones, estamos cerca de la autovía y de zonas comerciales, y es más cómodo para los clientes y para recibir mercancías”, cuenta.

La esencia, sin embargo, se ha mantenido intacta: su especialidad es la tornillería. Tornillos de todas las medidas, calidades y tipos imaginables, junto con herramientas de roscado, machos y terrajas.

“Aquí o eres friki de esto o no puedes trabajar”, bromea, aunque lo dice en serio: la clave de su éxito está en la especialización, concepto en el que muestra especial énfasis para llevar cualquier empresa ya no solo en Málaga, sino en todo el mundo.

La llegada de internet trajo otro giro en 2015. Movido por su interés por la informática, montó la página web de la empresa, con ayuda de un amigo experto en posicionamiento.

En pocos años, empezaron a vender no solo en Málaga, sino en toda España, incluyendo Baleares. La tienda online se convirtió en un salvavidas inesperado durante la pandemia.

En marzo de 2020, cuando la ciudad entera parecía detenida, Tornillería Malagueña seguía despachando pedidos desde su local cerrado al público. “Recuerdo las calles desiertas, daba miedo… pero la venta online se disparó. El suelo de la tienda estaba cubierto de cajas y paquetes”, rememora.

Fue un mes y medio de trabajo intenso, pero también una demostración de que, incluso en los peores momentos, el negocio podía adaptarse.

Interior Tornillería Malagueña

Interior Tornillería Malagueña Francisco Sánchez

No todo son retos logísticos o crisis económicas. También hay espacio para anécdotas que arrancan sonrisas. “Aquí nos han llegado a preguntar si vendemos aspirinas o cintas de casete para grabar”, ríe.

A veces, los clientes llegan con un problema muy concreto… o sin tener claro qué necesitan, y el reto es averiguarlo sobre la marcha. “En este trabajo, además de saber de tornillos, hay que saber tratar con la gente.”

Cuando recibieron el reconocimiento como Comercio Histórico de Málaga Daniel no se lo creía. La noticia llegó de una forma curiosa: “Vino un señor del ayuntamiento, sin carta ni llamada previa, y yo pensé que era una broma. Luego ya nos confirmaron y concertamos la cita para las fotos”, declaraba.

La cooperativa ha visto entrar y salir a muchos trabajadores, pero también a nuevas generaciones. Uno de los socios jubilados dejó su lugar a su hijo, que ahora forma parte del equipo. El actual contable, con dos hijos pequeños, no sabe si algún día seguirán sus pasos.

“Lo que yo prefiera es secundario; lo importante es que hagan lo que les guste. Eso sí, les diría que se especialicen en algo”, comenta Daniel sobre si le gustaría que sus hijos siguieran con las riendas de Tornillería Malagueña.

Hoy, Tornillería Malagueña no es solo un comercio: es un punto de referencia para profesionales de toda España que necesitan una pieza concreta, un consejo especializado o una solución a medida.

Su fuerza está en la experiencia, pero también en la capacidad de adaptarse a las circunstancias: desde el pago único del desempleo con el que arrancó la cooperativa, hasta las ventas por internet que hoy complementan el mostrador físico.

Y así, igual que en los años 70, la tienda sigue siendo ese lugar donde alguien llega con un problema y se va con una solución, aunque a veces haya que aclarar que las aspirinas no están en el inventario.

Tornillería Malagueña ha resistido mudanzas, crisis y cambios en la ciudad, y lo ha hecho sin perder el tornillo que la sujeta a su historia: la pasión por un oficio bien hecho.

Porque, al final, todo vuelve al principio: un local en Málaga, un mostrador y alguien dispuesto a escuchar, buscar y encontrar la pieza que falta para que todo encaje.