Un montaje con imágenes del buggy.

Un montaje con imágenes del buggy. Ayuntamiento de Casares

Málaga

Casares estrena un buggy contra las cuestas: lleva a las personas con movilidad reducida a tomar café o a la casa de sus amigos

Su conductor, un vecino del pueblo muy querido, además ejerce una gran labor de acompañamiento para todas aquellas personas con movilidad reducida que usan el servicio.

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Casares es uno de los pueblos blancos más bonitos de la provincia de Málaga, pero los que lo conocen bien saben que sus callejuelas empinadas y estrechas son tan preciosas como insufribles. Estas suponen todo un reto diario para sus vecinos, especialmente para las personas mayores, con menor forma física y movilidad reducida.

“Casares es precioso, pero esa belleza se hace cuesta arriba a veces y está reñida con la comodidad”, dice con media sonrisa Juan Luis Villalón, alcalde del municipio, en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. Y precisamente por eso, el Ayuntamiento ha tirado de ingenio para poner en marcha una iniciativa singular que a más de uno le va a parecer de lo más divertida: el uso de un buggy como los de los campos de golf, totalmente gratuito, para facilitar los desplazamientos de ocio dentro del casco histórico a los mayores.

La idea del alcalde nació de una conversación con una persona del pueblo que camina con muletas. Esta persona le dijo que a veces le apetecía bajar a la plaza del pueblo a tomar café con su amiga, pero que no lo hacía porque la vuelta cuesta arriba se le hacía imposible. Aquella charla fue el detonante para empezar a buscar soluciones reales a un problema silencioso: el aislamiento que puede generar la dificultad para moverse en un entorno tan bonito como difícil para un anciano.

Desde 2020, Casares ya contaba con un buggy sociosanitario que realizaba funciones esenciales como el traslado al centro de salud o el reparto de comida a domicilio desde el comedor social municipal (tenía espacio para las bandejas con los alimentos). Este nuevo vehículo, sin embargo, se une a la flota municipal con otro enfoque: el bienestar emocional, la autonomía personal y el simple disfrute de los pequeños momentos. “Es para que puedas ir al supermercado, visitar a una amiga o simplemente tomar algo en la plaza, nuestros mayores también deben tener eso que nosotros tenemos en nuestro día a día”, resume el alcalde.

El servicio de este nuevo buggy destinado al ocio es totalmente gratuito y muy sencillo de usar: solo hay que llamar a un número de teléfono (600658213), y el buggy recoge al usuario en la puerta de su casa. Funciona por la mañana y por la tarde, con un horario adaptado a las rutinas y necesidades de la población que lo utiliza (de 10.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 20.00 horas).

El éxito del servicio no solo se debe al vehículo, sino a quién lo conduce. La persona encargada de llevar el buggy es un vecino del propio casco histórico, conocido y querido por todos, especialmente por los mayores. “No solo es el chófer. Es compañía, conversación, una voz amiga. La elección de esta persona ha sido clave para que el servicio funcione como lo está haciendo, todos lo adoran”, destaca Villalón.

El alcalde lo tiene claro: en los pueblos pequeños, los servicios públicos deben mirar también a lo cotidiano, a lo humano. En plena crispación política a nivel nacional, Villalón pone en valor la política de los pequeños pueblos, que en lugar de centrarse tanto en las grandes infraestructuras abogan también por impulsar pequeñas iniciativas que mejoren la calidad de vida de su gente.

Aunque pueda parecer algo sencillo, que el buggy haya llegado a Casares ha tenido mucho trabajo detrás. El vehículo fue sometido a diversas pruebas en invierno, especialmente en las zonas más exigentes del pueblo, como el Arco de la Villa, donde otros turismos similares no podían subir debido a la pendiente y al pavimento.

“Buscamos un modelo que tuviera la potencia suficiente y que no patinara, incluso con lluvia. Tiene su capota y está preparado para funcionar también en los meses de invierno”, explica el alcalde, orgulloso del proyecto del que, de momento, creen que son pioneros. El servicio del buggy se ha costeado íntegramente con fondos municipales.

No tienen constancia de que haya pueblos cercanos con un servicio exactamente igual. “No lo hacemos para que nos copien, lo hacemos porque lo necesitan nuestros vecinos. Pero si sirve de inspiración, bienvenido sea”, dice Villalón, que tiene muy en cuenta a las personas mayores. Casares también ofrece otros servicios para ellos, como un programa de estimulación cognitiva para mayores y una red de apoyo social con fuerte arraigo local.

Aunque la edad media del municipio ronda los 43 años, esa cifra baja por la presencia de núcleos como Casares Costa o el Secadero, donde vive población más joven. “El casco histórico, que es donde se presta este servicio, sí tiene un alto porcentaje de personas mayores. Y nuestra obligación es que puedan vivir con autonomía, dignidad y felicidad hasta el final de sus días, porque la mayoría ha pasado mucho”, concluye el alcalde.