A veces, el sistema nervioso percibe una ilusión táctil que no es real. Son los 'movimientos fantasmas', estímulos que ahora encuentran un nuevo sentido en un estudio científico de la Universidad de Málaga publicado en la revista Displays. Gracias a este trabajo se ha podido determinar, por primera vez, la distancia mínima que deber recorrer un punto vibratorio para que estos sean percibidos.

El artículo científico Phantom sensation: Threshold and quality indicators of a tactile illusion of motion, publicado en Displays, es fruto de la tesis doctoral del investigador Paul Byron Remache-Vinueza, que dirigen el catedrático de la Escuela de Ingenierías Industriales Fernando Vidal y Andrés Trujillo, y que avanza en el propósito de transmitir sensaciones musicales a través de la piel para personas con discapacidad auditiva.

La ilusión de 'movimiento fantasma' se produce al colocar dos dispositivos vibratorios en dos puntos distintos de la piel. Con la activación adecuada se puede conseguir que, en lugar de percibir dos vibraciones aisladas, "la persona experimente la sensación de que existe un punto vibratorio entre ellos, aunque es ilusorio", explica uno de los autores de esta investigación, el profesor del Departamento de Electrónica Andrés Trujillo.

Investigadores de la UMA.

En este sentido, han establecido que la distancia promedio entre los dos dispositivos debe ser como mínimo del 20% para que este movimiento sea percibido por las personas.

Según este ingeniero, gracias a los experimentos realizados en la UMA se ha conseguido modificar los parámetros de configuración del 'movimiento fantasma' que se utilizaban hasta ahora. "Hemos desarrollado un manual de instrucciones para saber cuáles son los límites de funcionamiento de esta ilusión táctil", aclara Trujillo.

Posibles aplicaciones

La implementación de ilusiones táctiles en realidad virtual o aumentada es una de sus posibles aplicaciones, con la ventaja principal de que su uso permitiría generar sensaciones de movimiento solamente con un par de actuadores.

"Lo convencional sería colocar una serie de actuadores, no solo dos, que se encienden y apagan sistemáticamente para crear la sensación de movimiento", afirma Trujillo, quien añade que este hallazgo se traduce, por tanto, en desarrollos de dispositivos de menor coste, más ligeros y mayor resolución.

El estudio es obra del grupo Electrónica para Instrumentación y Sistemas de la UMA. Su uso en chalecos vibratorios, videojuegos, en pantallas táctiles para personas ciegas o en conciertos, por ejemplo, son otras utilidades de estos movimientos fantasmas o aparentes, que suman realismo y nuevas sensaciones al usuario.