Alba Rosado Sebastián Sánchez Isabel M. Ruiz

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A más de 2.000 kilómetros de distancia, la madre de Sibora guarda silencio. Y vuelve a llorar del mismo modo que lo viene haciendo desde que hace 9 años su hija desapareció para siempre. Aunque con la esperanza siempre presente de recuperarla, algo en su interior le hacía imaginar un destino funesto.

El macabro desenlace parece ya consumado. La Policía Nacional encontró este martes por la noche un cadáver en el interior de una caja de madera emparedada tras una pared de la vivienda en la que la joven de origen albanés y nacionalidad italiana vivió con su expareja y presunto asesino, Marco. A falta de las pruebas de identidad, todo hace indicar que el cuerpo es el de Sibora. 

El hallazgo, sin embargo, no ha sido casual. Ha llegado tras nueve años de incertidumbre a raíz del crimen de Paula, otra joven que cruzó su camino con el de Marco, al que dos mujeres habían denunciado antes por violencia de género. Estos antecedentes, sin embargo, no hicieron saltar ninguna alarma y el pasado 17 de mayo, el hombre la mató a cuchilladas.

El de Paula habría sido un crimen más en la larga lista de asesinatos machistas de no ser por que con la detención de Marco el 17 de mayo pasado se abrió una puerta inesperada para esclarecer el asesinato de Sibora en 2014.

Manifestación contra la violencia machista.

Manifestación contra la violencia machista. Con Málaga

Apenas un día después, el 18 de mayo, EL ESPAÑOL de Málaga desveló en primicia que una expareja de Marco había desaparecido en 2014 también en Torremolinos. Pese al transcurrir del tiempo, no había ni una pista ni un rumor sobre su paradero. Ni tampoco una llamada al pequeño pueblo romano de Nettuno donde reside parte de su familia.

Sin embargo, tras el crimen de Paula comienza a pronunciarse por primera vez el nombre de Sibora. En ese momento, la Policía Nacional, centrada únicamente en la figura de la joven asesinada esos días en Torremolinos, amplía el foco de análisis y asume la necesidad de desentrañar lo ocurrido también con la joven italiana.

La historia da un giro radical cuando, según confirma oficialmente la Policía, Marco confiesa de manera espontánea que él había matado a Sibora y que había escondido su cuerpo tras una pared en el piso en el que ambos vivieron en la misma localidad malagueña donde asesinó a Paula.

Las amigas de Sibora se manifiestan para pedir justicia y luz sobre el caso.

Las amigas de Sibora se manifiestan para pedir justicia y luz sobre el caso. Sara Mazzacano

Esta declaración dio un empuje a la investigación y la situó en un lugar concreto, un inmueble ubicado en la zona de El Calvario, en Torremolinos. Hasta en tres ocasiones los agentes acudieron para intentar confirmar la veracidad del testimonio, que Marco se negó a refrendar después ante la juez.

En los primeros intentos, los agentes de la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena, con la colaboración del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas -GOIT-, usaron densímetros y microcámaras para inspeccionar el interior de las paredes de la vivienda, pero no lograron ningún resultado.

La vivienda donde se ha hallado el cadáver.

La vivienda donde se ha hallado el cadáver. EFE

Tampoco fueron fructíferas las dos inspecciones oculares realizadas por la Policía Científica ante la sospecha de que Marco hubiera usado alguna sustancia abrasiva para acabar con las pruebas.

No fue hasta la noche de este martes cuando, en un cuarto intento, los agentes acuden al piso junto de profesionales adscritos a Sistemas Especiales de la Subdirección General de Logística e Innovación para probar una "novedosa técnica" con instrumental de rayos X.

Así fue el hallazgo del cadáver en la vivienda que compartieron Sibora y Marco en Torremolinos

Las oportunidades de esta tecnología junto a la información aportada por los actuales inquilinos de la vivienda fue lo que acabó abriendo paso a un nuevo capítulo, presumiblemente el último, del caso Sibora. 

Tras localizar una alteración en la construcción de una de las paredes del inmueble, los agentes se dispusieron a echarla abajo y fue ahí donde, rodeada de cal, localizaron una caja de madera en cuyo interior estaba el cuerpo de una mujer, todo parece indicar que el de Sibora. Sobre ellos, un ramo de flores. Y en una bolsa, un cuchillo manchado de sangre.

A la espera de la autopsia y de la identificación del cadáver, quedan todavía muchas incógnitas que aclarar sobre el caso Sibora, que ha tenido que aguardar inmutable 3.249 días, con una vida más sesgada entre medias, para alcanzar un rayo de luz entre toda la oscuridad.