Un restaurante ubicado a altura del número 54 de la calle Villamanín, en barrio de Batán, dentro del distrito de Latina, sufrió anoche un violento robo a manos de dos encapuchados. Los ladrones accedieron al local reventando el cierre de seguridad con mazas y picos, han informado fuentes policiales a Europa Press.

El asalto se produjo a las tres menos diez de la madrugada de este jueves siete de septiembre. Para acceder al bar, los atracadores fracturaron la puerta y las lunas del local. Una vez dentro, los individuos se dirigieron hacia las máquinas tragaperras del establecimiento, las cuales forzaron para extraer el dinero que contenían, unos 1.000 euros.

Tras saltar la alarma, los dos encapuchados huyeron con un vehículo de alta gama que al parecer también había sido robado. "Los vecinos queremos más seguridad porque trabajamos inseguros", ha subrayado la empleada del bar afectado.

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El pasado mes de marzo, la Policía Nacional ya reforzó la vigilancia en el barrio tras los robos y atracos ocurridos en las semanas anteriores con un dispositivo de prevención.

La estrategia consistió en aumentar los efectivos de los funcionarios de Seguridad Ciudadana de la comisaría del distrito de Latina con unidades adscritas a la Jefatura Superior de Policía de Madrid. No obstante, tras este nuevo atraco, parece que este tipo de delitos persisten en la zona.

Inseguridad en Batán

La intranquilidad en este barrio de Latina viene de tiempo atrás y no es solo fruto de los atracos a locales. Caminar por algunas zonas de Batán se ha convertido en un deporte de riesgo.

Únicamente en el mes de mayo se han registrado cinco robos con fuerza en los pasos subterráneos que atraviesan la A-5. Todas las víctimas tenían siempre el mismo perfil: mujeres ancianas solas que sufren un tirón de bolso. 

Algunas voces aseguran que hay una correlación entre estos atracos y la instalación del Centro de Primera Acogida de Batán. Este centro público acoge a un importante número de menores extranjeros no acompañados (menas) magrebíes. El centro fue abierto en abril de 2019 para descongestionar el de Hortaleza.

Un año después de su apertura, los delitos aumentaron un 611% en la zona de la Casa de Campo y los vecinos comenzaron a protestar exigiendo más seguridad. Aunque, según a quién se pregunte en el barrio, la percepción es distinta.

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"Los pasos subterráneos han sido peligrosos desde siempre, desde mucho antes que pusieran el centro de acogida", asegura una madre de familia mientras sus hijos juegan en un parque cercano a uno de los túneles. "Ahora se oye mucho, pero yo no sé de nadie a quien hayan atracado hace poco".

Otra mujer consultada coincide: "El barrio está abandonado desde siempre. Eso ha sido una mierda toda la vida". La solución, para todos los consultados, pasa por el soterramiento de la A-5.

Mari Carmen vive a pocos metros de una de las entradas al túnel que une la calle Villavaliente con Cebreros. Esta mujer de 76 años sí que considera que la situación ha ido a peor en los últimos años. "Ya no se cortan un pelo". 

"Es muy inseguro, ahora más que antes", asegura. "Ves a un montón de chicos en la entrada de los túneles. Los fines de semana yo les oigo desde mi casa, y vivo en un cuarto. Yo ya no voy por los túneles. El otro día a una señora de mi edad le robaron".