Fachada del inmueble abandonado en la finca de los Cantos Negros, en Torrelodones.

Fachada del inmueble abandonado en la finca de los Cantos Negros, en Torrelodones. E. E.

Sociedad

La misteriosa 'casa negra' de Torrelodones: el gran chalé abandonado donde Omega 4 investiga psicofonías

Madrid Total acompaña a un grupo dedicado a la parapsicología en su última exploración: "De 10 veces que vas a un sitio, en una aparece un fenómeno". 

14 mayo, 2023 01:21

Un sábado, poco antes de la medianoche, Juan Antonio podría estar descansando junto a su familia en Yuncler, un pueblo toledano. Pero no. Este camionero de 59 años se encuentra a más de 70 kilómetros por carretera, en un vestíbulo de un viejo chalé abandonado en el municipio madrileño de Torrelodones. Ahí, alumbrado por unas linternas y con unos auriculares puestos sobre las orejas, Juan rompe el silencio de la noche: "Convocamos a las entidades que puedan estar aquí para que entren en el círculo y se comuniquen con nosotros". 

Es la primera pregunta que Juan Antonio lanzó al aire en la sesión de psicofonías que realizó en esta vivienda el pasado 29 de abril. El transportista lidera desde hace más de una década un grupo de "investigación paranormal": Omega 4 Investiga. Se definen así mismos como un "equipo de personas serias, investigadores y expertos en la materia". Es, en cualquier caso, una afición: ninguno de los miembros del grupo vive de ello. El propósito de este tipo de grupos -captar supuestos sucesos paranormales- siempre es polémico, ya que se trata de fenómenos que no pueden ser explicados por los conocimientos científicos actuales.

Al viejo chalé de Torrelodones lo han bautizado como la "casa negra" porque, cuando cae la noche, apenas se puede identificar a distancia. Antes de poner rumbo a ella, el grupo cena en el Burger King del municipio. Es sábado y el reloj marca las 19:51 horas. Se toman la jornada con calma. Al fin y al cabo, es su tiempo libre.

El poblado 'fantasma' de El Alamín

Fue Juan Antonio, el líder del grupo y el responsable de analizar el audio, quien arrastró al resto de sus compañeros. Todo comenzó en El Alamín, un pequeño poblado que pertenece a Villa del Prado, un municipio situado en el extremo sur de la Comunidad de Madrid. El micronúcleo, deshabitado durante años, era conocido entre grafiteros y aficionados a la parapsicología. Sandra, la hija de Juan, insistió a su padre para que visitara el lugar. El transportista quedó sorprendido por los "fenómenos" de El Alamín y, a raíz de esa experiencia, fundó el equipo en 2012.

Juan creó el equipo junto a su mujer, su hermana y con Quique, un empleado público municipal que, al principio, todo le sonaba a "chino". "Ni creo ni dejo de creer. Yo sólo pedía que fuera serio". Ahora, él es el encargado de "explorar" las ubicaciones y de revisar las condiciones de seguridad de cada localización.

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Luis, que trabaja como carretillero en un almacén, se sumó más tarde como responsable del análisis fotográfico. Utilizan aparatos electrónicos para recoger el sonido ambiente y para "detectar anomalías que pueden pasar desapercibidas al ojo y al oído humano".

En total, Omega 4 lo forman más de diez personas. Una de ellas, Rocío, asegura ser "sensitiva", es decir, "más sensible a la hora de captar energías". A la cita de Torrelodones no acuden todos, pero entre amigos y algún familiar alcanza la docena para esta expedición.

"Escépticos" y no religiosos

Al explicar su actividad, los miembros del grupo se definen a menudo como "escépticos" ante este tipo de fenómenos. También advierten de los peligros de ser engañados por la "sugestión" y niegan que su interés por la parapsicología tenga que ver con la religión.

"Nosotros, como equipo de experimentación, queremos pensar de manera romántica que realmente hay un más allá. Y, de hecho, las pruebas que se recogen parafónicamente o psicofónicamente parece que así lo indican. Pero jamás nos vas a escuchar poniendo la mano en el fuego de que realmente son muertos los que se están comunicando con nosotros", comenta Luis. 

Además de El Alamín, el equipo ha hecho pruebas en el Castillo de Almonacid, la "Casa del Pico", antiguos santuarios y viviendas abandonadas y deshabitadas de otras provincias. "Hemos estado por toda España", apunta Luis. La "casa negra" de Torrelodones es una de las últimas ubicaciones en las que han decidido centrarse.

La 'casa negra'

Tras terminar de cenar, Juan, Luis, Quique y los suyos ponen rumbo a esta vivienda abandonada en el municipio madrileño. Fue Luis el primero que escuchó hablar sobre ella: "Dos compañeros de otro grupo, Daniel Barrios y Antonio Molina, nos dijeron que habían estado en este lugar, con resultados parafónicos impresionantes". Lo cierto es que Omega 4 no tiene del todo claro, tras varias visitas a este inmueble, cuál es su origen

La casona está situada en pleno campo, en una zona aislada y rodeada del paisaje y vegetación típicas de la zona. En Internet apenas se encuentra información sobre la vieja vivienda. Se sabe que tiene varias décadas de antiguedad, que cuenta con dependencias de uso residencial, una piscina y zona deportiva.

Desde el Archivo Histórico Municipal de Torrelodones tampoco resuelven las preguntas de este diario. La finca tiene propietario y, por tanto, no pueden informar debido a la "protección de datos".

Dos caminos de tierra y varios cipreses envuelven parte de la finca. Una cara del jardín está protegida por un muro. Otra zona, en cambio, da directamente a la edificación. Cualquiera puede entrar: faltan puertas y muchas ventanas no tienen cristales. La vivienda destaca por su amplitud y por el torreón que sobresale de su interior. Pese a estar vandalizada y llena de grafitis, la "casa negra" se mantiene en un buen estado.

El equipo de Juan instala su "base" en un vestíbulo de la planta baja, junto a las escaleras de mármol que conectan con el segundo piso. Luis, el responsable de fotografía, maneja su propia teoría sobre el origen de la vivienda: "Parece que pudo ser un albergue universitario, ultracatólico, muy exclusivo".

Psicofonías y un péndulo

Son casi las 23 horas. El equipo ya tiene todo listo: sobre una mesa, han colocado diferentes grabadoras adaptadas para "poder escuchar el sonido ambiente en todo momento". También han instalado una serie de sensores luminosos en diferentes estancias de la vivienda. Tampoco falta el café, los bocadillos y una caja de filipinos para amenizar la noche. Aseguran que la última vez que hicieron pruebas registraron tres golpes fuertes sobre una puerta de madera maciza tapiada y otros sucesos "curiosos". 

Esta noche, Omega 4 realiza varias psicofonías. Consisten en grabaciones de cinco minutos donde realizan preguntas dirigidas a las supuestas "entidades" que se encuentren en la casa. En la primera grabación se guarda total silencio. Juan lanza un aviso: "Si hay algo que decir, se puede hablar, pero nada de susurrar". Suenan las tripas de Sandra, el zumbido del aire y lo que parecen ladridos de perro, pero los amplificadores no captan nada extraordinario. 

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Hay una pauta que sigue Omega 4 en todas sus psicofonías y en el resto de pruebas. Si escuchan un golpe, un ruido o detectan movimiento, acuden a toda prisa al lugar donde se haya registrado el suceso para comprobar de qué se trata. Normalmente, suelen tener explicación: el sonido de la madera, el desprendimiento de algún material... De hecho, intentan darle a cada evento una causa razonable. Si no la encuentran, van acumulando "pruebas" hasta deducir si se trata de una actividad paranormal o de un suceso fortuito. 

En la segunda grabación ya introducen las preguntas: "¿Hay alguna entidad en esta casa? ¿Puedes decirnos en qué fecha falleciste? ¿Puedes manifestarte de alguna forma?". Después, realizan un "aislamiento", un tipo de psicofonía dirigida por uno o dos miembros dentro de una habitación a oscuras. También, más tarde, se utiliza un péndulo y dos varillas, una "prueba no técnica" empleada en parapsicología.

En el rato que Madrid Total acompañó a Omega 4, no se registró nada fuera de lo común. Sonó un portazo, pero lo atribuyeron a la corriente de aire. "Está todo muy tranquilo", resumió Quique. Según explican, es habitual irse de las exploraciones con las manos vacías. "Es muy difícil obtener actividad. De 10 veces que vas a un sitio, en una aparece un fenómeno", concluye el 'jefe'.