Nerea Albors en su heladería Kala.

Nerea Albors en su heladería Kala. Kala

Ocio

Nerea, la madrileña que ha puesto de moda el yogur griego en Madrid con sus helados a 5 euros: "Todo es natural"

El yogur helado vuelve a estar de moda en la capital, pero con una diferencia: ahora son griegos, más sanos y sus 'toppings' cien por cien naturales.

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Con largas colas en la entrada (también porque los establecimientos son muy pequeñitos) y en pleno retorno del yogur helado a la ciudad, la heladería Kala triunfa en sus dos locales de Madrid.

Y lo hace en una de las regiones con mayor consumo de este postre frío: el área metropolitana de Madrid (con un 13,3%), según un reciente estudio proporcionado por Asempas (Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería y Panadería de la Comunidad de Madrid).

Después del desembarco de Llaollao hace años en la capital, los madrileños centraron su atención en otras novedosas propuestas hasta que, en los últimos veranos, el yogur helado vuelve a estar de moda en la capital, pero con una diferencia: ahora son griegos, más sanos y sus toppings cien por cien naturales.

Nerea Albors, fundadora de Kala.

Nerea Albors, fundadora de Kala. Kala

Con estas premisas han proliferado propuestas como Myka, que empezó en Madrid y ahora triunfa en más de 11 países. Y este año irrumpe con fuerza en la capital la propuesta de Nerea Albors, una joven madrileña que ha conseguido que sus helados a 5 euros se hayan convertido en toda una necesidad.

Con seis locales en funcionamiento entre Madrid (Narváez, 37 y Huertas, 20), Sevilla y Málaga, este nuevo concepto llega para ofrecer mucho más que un frozen yogurt: Kala es una invitación a reconectar con lo esencial.

Fundado por Nerea el pasado verano e inspirado en la Grecia más auténtica, Kala surge del deseo de trasladar la filosofía mediterránea a nuestro día a día. Su nombre, su imagen y su propuesta se guían por dos conceptos fundamentales del alma griega: meraki y filoxenia, el arte de recibir al otro con generosidad y calidez.

Estas ideas son el corazón mismo del concepto. Meraki (μεράκι) habla de hacer algo con el alma, con amor, pasión, creatividad y entrega.

"Kala nació con la ilusión de ofrecer algo diferente: un concepto de frozen yogurt natural, bonito y con alma. Desde el principio tuvimos claro que queríamos crear una marca que cuidara los detalles –empezando por utilizar ingredientes naturales–, que transmitiera la filosofía griega de meraki y que invitara a disfrutar con calma. Ver cómo está creciendo este proyecto, llegando a nuevas ciudades, es emocionante", asegura Nerea.

El culpable de todo esta revolución es su frozen yogurt griego elaborado de manera artesanal y a diario con ingredientes naturales y sin aditivos. El helado se puede disfrutar en formato tarrina, cucurucho o tulipa y se personaliza al momento con una selección de topping premiums, muchos de ellos elaborados en su obrador de manera artesanal.

Entre ellos encontramos frutas frescas, miel, frutos secos, granola artesanal, compotas artesanales o cremas como la de pistacho. El helado se hace con yogur traído directamente desde Grecia y kéfir, un fermento natural reconocido por sus beneficios para la digestión y la salud intestinal.

Kala Frozen Yogurt.

Kala Frozen Yogurt. Kala

Además, incluye opciones para personas veganas, intolerantes a la lactosa y celiacos. Aunque depende del tamaño y los ingredientes que desees añadirle, el precio medio es de 5 euros.

Si te adentras en alguno de sus dos locales en Madrid verás que cada uno de ellos es un pequeño oasis mediterráneo en medio del paisaje urbano y te transporta directamente a una de las islas griegas.

Tienda Kala Frozen Yogurt.

Tienda Kala Frozen Yogurt. Kala

Los locales de Kala buscan transmitir calma, pausa y autenticidad, por eso están decorados de blancos cálidos, azules cobalto, texturas naturales, cerámicas artesanas, una buganvilla y tipografías que evocan inscripciones clásicas. Hasta los uniformes del equipo están hechos a mano, siguiendo la filosofía del meraki.

Porque buscan que más que un helado, sea una experiencia hecha con alma, "donde lo sencillo se transforma en extraordinario", garantizan desde Kala.