
La estatua del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol de Madrid. Turismo de Madrid
La curiosa tradición que solo algunos madrileños conocen con uno de sus mayores símbolos: tiene un origen falso
Muchas personas se acercan a este céntrico lugar de la capital para cumplir con esta tradición sobre la que los habitantes de Madrid se hacen preguntas sin respuesta.
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Madrid es una ciudad muy rica. Además, lo es en todos los aspectos. Por un lado, desde el punto de vista del ocio, ya que nos ofrece infinitas oportunidades. Pero también desde la belleza, ya que no hay más que recorrer algunas de sus calles y rincones para darse cuenta de su valor.
Sin embargo, Madrid también es tradición e historia. Y es que la capital española encierra entre sus muros y fronteras infinidad de leyendas que han construido el pasar del tiempo, tanto de la región como del país.
No obstante, a veces es difícil establecer el origen de muchas de estas historias y leyendas. De hecho, algunas de ellas se van formando a partir del boca a boca de la gente. Y otras, se pierden en el tiempo sin conocerse todos sus detalles.
Realmente, no sabemos cuándo está comenzando una de esas tradiciones. Y Madrid, una ciudad tan grande, con tantos rincones y tanta gente, es el lugar perfecto para que esto pase.
Por ello, muchas personas se preguntan actualmente dónde nace la comentada tradición del Oso y el Madroño. Una tendencia que se viene repitiendo en el tiempo y que sorprende a buena parte de los madrileños.
¿Por qué la gente toca el oso y el madroño?
Quizás, alguna vez, paseando por Madrid, concretamente por la Puerta del Sol, te has parado a mirar un detalle. Hay personas que hacen cola para tocarle el rabo y la pezuña a la estatua del Oso y el Madroño, uno de los mayores símbolos de Madrid.
Esta es una tradición que se ha popularizado recientemente, pero que poca gente sabe ubicar. Ni su origen, ni el motivo por el que se hace. Pero lo cierto es que este gesto se sigue repitiendo una y otra vez.
Tanto es así que el medio elDiario.es ha acudido a este céntrico lugar para intentar hallar la respuesta de un misterio que parece que va a seguir perdurando en el tiempo. Y es que no se le ve el final.
En la zona pudieron encontrar a una pareja, en la que ella, de fuera de Madrid, le dice a su novio, nacido en la capital, lo que tiene que hacer: "Vas al pie si eres de fuera y al rabo si eres de Madrid". Así es, una tradición madrileña que ni los madrileños conocen bien.
Al poco rato, una familia de Ecuador se queda parada enfrente de la estatua y repite la misma función. "Si tocas la cola significa que deseas volver a Madrid", dice ella con gran entusiasmo.
Aunque el modus operandi para sumarnos a esta tendencia parece claro, no lo están tanto el porqué hay que hacerlo. La pareja de jóvenes asegura que lo ha visto en redes sociales mientras que la familia ecuatoriana duda si lo ha visto por ahí o si alguien les contó la tradición.
Con este desconocimiento, muchas personas van viendo a otras hacer esto y se van sumando a la tendencia, incluso llegando a hacer cola. Nadie sabe por qué lo hace, pero todos lo hacen. Por ello se ha viralizado en redes sociales.
El éxito de esta corriente se comprueba en que ya hay una marca claramente delimitada y diferencial en las zonas que más se toca al oso. Desde el rabo hasta el pie, en función de donde lleguemos. Mientras el oso es negro, estos puntos ya han tomado un tono dorado por el roce.
La creencia social es que esta tradición tiene un origen medianamente moderno, ya que pocos recuerdan a visitantes y transeúntes haciendo este gesto en el pasado. Sin embargo, el historiador José Manuel Moreno argumenta lo siguiente a elDiario.es: "No es una moda nueva, ni en este ni en otros monumentos de la ciudad".
"Por ejemplo, el dedicado a El Vecino Curioso en la calle Mayor con Almudena tiene el culo desgastado desde antes de que existiera TikTok. En el fondo, me imagino que es un poco como lo de meter la mano en La Boca de la Verdad de Roma".
"O lo de darle un beso a la figura del Pórtico de La Gloria de Santiago de Compostela. A mí no me gusta y le pondría límites… allá donde verdaderamente pueda ser un problema. Pero claro, es difícil de definir".
Aunque se trata de una conducta antigua, lo cierto es que es seguida por muchas personas. "La cosa de que si le tocas el talón al oso vuelves a Madrid, yo se lo llevo escuchando a los turistas algo más de tiempo que el final de la obra… aunque no sabría decir cuánto. Sí que es seguro que ha aumentado la cantidad de gente que lo toca desde la reforma. Antes volver a Madrid debía de ser patrimonio de los altos".
Poco a poco, la pintura se va perdiendo y vamos viendo ese tono dorado que da buena cuenta de su actividad. Una situación que empieza a preocupar al equipo de Almeida: "Desde el equipo de conservación preventiva del Ayuntamiento se garantiza la conservación de todos los conjuntos monumentales de la ciudad".
De momento, la estatua no corre un peligro real: "Cuando hay una situación de riesgo se pueden llevar a cabo medidas especiales, aunque en la estatua del Oso y el Madroño por el momento no se observa un daño en la estatua que requiera una intervención específica".
Por último, avisan de que "es importante tener en cuenta la responsabilidad de todos en el cuidado del patrimonio". Sin embargo, la leyenda madrileña asegura que la castiza figura que forman el Oso y el Madroño no aportan ni una fortuna especial ni tampoco algo de suerte. Toquemos en el pie, en la cola o cualquier otra parte.
La leyenda del Oso y el Madroño
Y es que ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo para establecer el origen de estos símbolos. Por un lado, el madroño se interpreta como referencia de la flora de la Comunidad de Madrid. E incluso hay quien asemeja su nombre al de la ciudad.
Y en el caso del oso, la leyenda más extendida cuenta que el rey Alfonso XI cazó en el siglo XIV un enorme oso pardo en los montes de Madrid y que, asombrado con su hazaña, decidió incluirlo como símbolo de la ciudad. Hay que recordar que hasta el siglo XVIII, los bosques de Madrid estaban plagados de esta especie.
Dicha estatua, fabricada a base de piedra y bronce, fue creada en el año 1967 por el artista Antonio Navarro Santafé. En un principio se colocó en la cara oriental de la Puerta del Sol, entre Alcalá y la Carrera de San Jerónimo.
La misión era representar las armas heráldicas de Madrid, siendo clave que el madroño superara en altura al oso. El autor aseguró que se había inspirado en un oso pardo macho de la Casa de Fieras del Retiro procedente de los Picos de Europa.