El chocolate de lujo que compite con los mejores del mundo desde hace 150 años en Alcorcón

El chocolate de lujo que compite con los mejores del mundo desde hace 150 años en Alcorcón

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El chocolate de lujo de Alcorcón que compite con los mejores del mundo: lo elabora Alberto de Magallanes y cuesta 5 euros

En la fábrica Chocolates Maykhel hacen más de mil kilos al día de cacao en polvo y 100 kilos a la semana de tabletas, que equivale a unas mil unidades.

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Hace exactamente 150 años que los antepasados de Alberto de Magallanes, actual propietario de Chocolates Maykhel, empezaron con la tradición chocolatera que han llevado cinco generaciones después a esta familia a continuar con su legado.

La fábrica artesana de Alcorcón elabora chocolates de alta calidad, valorados por cuarto año consecutivo como uno de los mejores del mundo, según el Superior Taste Award, los 'Oscar' del chocolate en Bruselas.

Al trabajar con las mejores gamas, elaboran cacao en polvo para hoteles, cafeterías, churrerías y restaurantes de lujo, tabletas gourmet para el público final y coberturas premium para pasteleros profesionales.

Alberto de Magallanes junto a sus productos en el Salón Gourmets.

Alberto de Magallanes junto a sus productos en el Salón Gourmets. Mar León

"Nuestro chocolate es fuerte e intenso. No es amargo, pero nos caracterizamos por hacer porcentajes muy altos en cacao que nos da unas propiedades cardio-saludables muy interesantes por la fibra, la proteína, los antioxidantes y los polifenoles que tiene el cacao. Hay muchos estudios que últimamente demuestran que el cacao es muy beneficioso para la salud", informa a Madrid Total en el Salón Gourmets de hace unas semanas Andrés de Magallanes, farmacéutico de profesión.

La tradición de ser maestros chocolateros dentro de la familia de Alberto se remonta a 1875. "Tenemos constancia de que el padre de mi tatarabuelo ya lo era en Barcelona, donde acudía a la casa del General Prim a hacerle chocolate a mano", recuerda.

Bajo el nombre inicial de Chocolates Cristóbal Monserrat le han sucedido cinco generaciones dedicadas al arte del chocolate. Los antepasados de Andrés fundaron en la calle Verdi de Barcelona una tienda en la que creaban dulces artesanalmente.

Fue su abuelo, Antonio Monserrat, en los años 50, el que le dio un giro a la empresa familiar. "Se marchó a Brasil a dirigir una fábrica de chocolate durante 3 años. A la vuelta se afincó en Madrid, decidió cambiar el nombre a Chocolates Maykhel (se lo inventó, no tiene ningún motivo) y desde el año 53 estamos aquí", cuenta Alberto, que desconoce el motivo por el que se mudaron a la capital de España.

Aprovechando la tradición tan arraigada en los años 50 y 60 de merendar churros con chocolate a la taza, Antonio, junto a su mujer, empezó a elaborar chocolates en polvo. Fundaron una fábrica y varias tiendas en la capital.

"La última fábrica en Madrid fue en la calle Petirrojo, al lado del Hospital Militar Gómez Ulla, y de ahí se fueron al polígono Ventorro del Cano, aproximadamente en el año 1982, donde estamos todavía hoy en día. Mi abuelo siguió haciendo chocolate hasta el día que falleció, con 83 años, y mi abuela igual, con 93 años. Nunca dejó de ser chocolatero", afirma con cariño el heredero de Chocolates Maykhel.

Alberto trabajaba en el sector farmacéutico hasta que su abuelo le pidió que entrara en la empresa familiar. Durante 10 años estuvieron codo con codo hasta que Antonio falleció y asumió las labores de CEO y director de la empresa.

Con sólo seis personas en la fábrica, son capaces de procesar más de mil kilos al día de cacao en polvo y hacer 100 kilos a la semana de tabletas elaboradas una a una, lo que equivale a mil tabletas semanales.

Chocolates Maykhel.

Chocolates Maykhel. Maykhel

La fábrica de Alcorcón tiene molino propio para elaborar tabletas de chocolate con granos de cacao de variedad criollo de Centroamérica y Sudamérica. "Somos de los pocos fabricantes del mundo que no añade manteca cuando fabricamos la pasta de cacao. De modo que no tiene trazas de frutos secos ni de leche, por lo que es sin gluten y vegana", apunta su creador.

Entre sus productos más novedosos están la tableta de sal rosa del Himalaya y el chocolate de caramelo de violeta, un sabor muy madrileño. Las tabletas de 100 gramos rondan los 5 o 6 euros.

La tradición de churros con chocolate caliente es indudable en Madrid, por ello, cuentan con clientes madrileños tan conocidos como la Pastelería Mallorca y Supracafé. "Tenemos alguna churrería y pastelería directa. A San Ginés les fabricamos en su momento, pero nuestra calidad es un poquito superior a lo que nos demandaban", desvela el director de la fábrica de chocolate.

Aunque tienen clientes de alta restauración por toda España. "Nuestro chocolate se diferencia de los demás en que es un verdadero chocolate familiar. Según la legislación vigente, ha de tener un mínimo del 30% de cacao. Este porcentaje lo llevamos hasta el 48% de cacao en polvo, que es muchísimo", informa, Alberto, que aclara que estos porcentajes no tienen nada que ver con los que aparecen en las tabletas de chocolate, ya que esto es polvo desgrasado. Por otro lado, añade que a los pasteleros les cuesta trabajar su cobertura porque "no lleva manteca añadida, no tiene fluidez, pero es un producto muy bueno al ser todo fibra de cacao".