
Cascada en Trillo, Guadalajara.
El pequeño pueblo a algo más de una hora de Madrid famoso por sus cascadas: perfecto para una escapada de Semana Santa
Este municipio de unos mil habitantes es conocido por tener unos impresionantes paisajes fluviales al esconder un increíble fenómeno natural.
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Madrid es una ciudad perfecta para visitar en cualquier momento del año. Cada estación del calendario nos permitirá disfrutar de la capital desde un prisma diferente. Y es que sus calles, sus enormes edificios y el estilo de construcción inconfundible hacen de la capital de España una localidad sin parangón.
Sin embargo, es cierto que hay muchas personas a las que Madrid les eclipsa y que pierden la perspectiva de todo lo que hay alrededor. Y es que Madrid no solo es lo que vemos, también es lo que hay más allá. Y más allá son los municipios que lo rodean y que han crecido al calor de una de las ciudades más importantes de Europa.
Tanto es así que el embrujo de Madrid trasciende todas las fronteras. Por ello, incluso municipios que pertenecen a otra comunidad autónoma sienten una vinculación diferente y propia con Madrid. Lazos singulares que nos dibujan en el horizonte planes sin igual. Oportunidades que solo tenemos al alcance de nuestra mano si estamos en Madrid.
Y es que muchos municipios cercanos a la capital destacan por ser algunos de los pueblos más bonitos de España. Muchos de estos se esconden en una comunidad como Castilla-La Mancha, la cual a priori no luce el cartel de ser una de las regiones más bonitas de España, pero que en realidad tiene rincones que merece la pena conocer y que son perfectos para una escapada, sobre todo ahora que llega la Semana Santa.
Uno de esos pueblos que suele pasar desapercibido y que está muy cerca de Madrid es Trillo, un bello paraje que destaca sobre todo por tener algunas de las cascadas más bonitas de toda Europa. El enclave ideal para un viaje corto en unos días libres que nos permitirá descubrir un paraje natural único.
¿Qué podemos ver en Trillo?
Castilla-La Mancha es una comunidad con gran diversidad de territorios y paisajes. En ella se esconden algunos de los pueblos más bonitos de España. Y uno de esos ejemplos que impresionan a todos aquellos que los descubren es Trillo, un pequeño municipio situado a menos de dos horas de Madrid.
A pesar de ser una comunidad tradicionalmente seca, lo cierto es que esconde algunos parajes que destacan por su naturaleza fluvial además de por tener una belleza difícilmente comparable. Este bonito pueblo recibe a miles de visitantes en su momento de mayor esplendor y es que, a pesar de no ser muy conocido, lo cierto es que cada vez está llegando a más y más gente.
Este pueblo situado en la comarca de La Alcarria, dentro de la provincia de Guadalajara, cuenta con apenas 1.300 habitantes. Sin embargo, sus secretos y maravillas son ilimitados. Su tranquilidad invita a perderse entre sus calles y senderos y es que es ideal para una escapada rápida. Por ejemplo, para una excursión de Semana Santa o para un fin de semana en el que busquemos paz y resguardarnos del bullicio y del ruido.
Trillo es el compendio perfecto entre patrimonio, historia y paisajes idílicos, muchos de los cuales nacen de la influencia que tiene la unión entre el río Cifuentes y el Tajo. Es ahí donde se crean unas impresionantes cascadas de hasta 15 metros de altura, las cuales son las protagonistas auténticas de un paisaje de fantasía.
Además, los puentes que cruzan estos ríos también juegan un papel único y fundamental. Algunos de ellos datan del siglo XVI. En los alrededores de este bonito pueblo tenemos también algunos cerros legendarios como los de Viana, dos elevaciones casi idénticas que ya son un símbolo, no solo del pueblo, sino de toda la región de La Alcarria. Por allí podemos hacer increíbles rutas de senderismo con vistas panorámicas de toda la zona.
Dentro del pueblo, uno de los puntos a visitar es su Plaza Mayor, pero también monumentos como la Casa de los Molinos, conocido por ser el más antiguo del pueblo. Destacan también las ruinas del Monasterio de Santa María de Óvila. Siguiendo con la visita tenemos las ermitas de San Juan, San Roque o la de la Virgen de la Soledad y la iglesia de la Asunción de Santa María, un templo de marcado estilo renacentista y en pleno casco urbano del pueblo.
Otro de los puntos de mayor interés es el Hotel Real Balneario de Carlos III, de cuatro estrellas y que destaca por tener aguas termales con propiedades medicinales. El lugar perfecto para ese ansiado descanso o para unas pequeñas vacaciones de paz y tranquilidad.