Zonas verdes o centros sanitarios. Los ring de batalla de esta campaña electoral se están empezando a perfilar antes de tiempo. Cuando todavía quedan más de tres meses para que se celebren los comicios electorales, oposición y Gobierno de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid están marcando sus líneas de ataque. 

En la Comunidad de Madrid toda la oposición en bloque ataca a Isabel Díaz Ayuso, presidenta regional, con su gestión de la sanidad madrileña. Dos huelgas activas, en los servicios de Urgencias y Atención Primaria-, y otra que está por venir (en los hospitales) marcan la agenda del debate regional. 

Por el contrario, en el Ayuntamiento el frente abierto son los árboles. Primero por las talas masivas a causa de la línea 11 de Metro (que se han paralizado 'in extremis') y, después, por las proyectadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en Atocha y Aluche por las estaciones de Renfe-Cercanías. 

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Ambas broncas tienen algo en común. Han sido iniciadas por la ciudadanía (los médicos para reclamar mejoras laborales y los vecinos de los barrios afectados porque perdían sus zonas verdes) y se han convertido en un ring electoral. Donde los dos bandos consiguen sacar partido.  

Si la oposición le dice a Ayuso que maltrata a los profesionales, ella les acusa de usarlos a beneficio político. Si el PSOE y Más Madrid en el Ayuntamiento piden a Almeida parar la tala de árboles en Madrid Río, él se pregunta qué hacer con la tala programada a petición del Gobierno central (PSOE) en Atocha y Aluche... Bronca tras bronca. 

Cientos de personas se manifiestan contra la tala masiva de árboles. Twitter

La crispación llega, de hecho, a tal punto que termina marcando la agenda de la actualidad política. No importa que Isabel Díaz Ayuso esté poniendo el foco en las inversiones extranjeras. Este mismo lunes, Más Madrid ha planteado una proposición legislativa para que Madrid sea más "verde" y, mientras, los ediles del PSOE en toda la comunidad recogen firmas en favor de los sanitarios. 

Lo mismo que pasa en el Ayuntamiento. Mientras que el portavoz de Más Madrid, Eduardo Rubiño, clama por detener la tala y a ello se le suman Luis Cueto, el PSOE de Reyes Maroto o Roberto Sotomayor; Almeida usa los árboles como arma arrojadiza. Todo ello, pese a que luego la Comunidad de Madrid (propietaria de Metro) haya dado marcha atrás en la tala.

Antes del stand by anunciado por la consejería de David Pérez, el alcalde José Luis Martínez Almeida se ha mostrado muy crítico con el mensaje en redes sociales de la ministra de Transportes, Teresa Ribera. El primer edil ha pedido explicaciones.

"Es una pregunta que hago directamente a Reyes Maroto y Teresa Ribera... ¿Autorizamos en el Ayuntamiento la tala de 300 árboles que nos ha pedido su Gobierno? Y pido que me contesten. ¿O es que hay árboles de izquierdas y árboles del PP, y los de izquierdas se pueden y los otros no?", ha requerido ante los periodistas.

Unas horas después de esas declaraciones el promotor de las obras que él mismo había defendido se echaba para atrás. El consejero de Transportes, David Pérez, cambiaba por tercera vez su argumento sobre las obras de la línea 11 y anunciaba que se paralizaba la tala. Una "victoria vecinal", dice la oposición, que se toman como propia. 

Sanidad

En lo que respecta a la Sanidad, el debate se recrudece cada vez más. La semana que viene los médicos de los hospitales han anunciado dos jornadas de huelga. Es un cambio en la estrategia actual de AMYTS y que podría poner el sistema sanitario de Madrid en un apuro. 

Actualmente, la huelga no se nota mucho por los usuarios. El seguimiento está siendo realmente bajo y la necesidad de unos servicios mínimos altos en algunos sectores apenas deja percibir que las reclamaciones. 

Manifestación en defensa de la Sanidad pública, en Madrid. EFE

Este mismo martes se cumplen tres meses del inicio de la huelga y las negociaciones, como han reiterado ambas partes a Madrid Total, están enquistadas. La consejería de Sanidad y el comité de Huelga se reunirán este mismo martes, pero no parece que con vistas a llegar a un acuerdo. 

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Tras prohibir a los médicos recoger firmas en los centros de salud, la situación se ha tensionado todavía más. Ahora partidos políticos como el PSOE se ofrecen voluntarios para hacer esa labor. Parte de los sanitarios rechazan la propuesta porque estarían dando la razón a Ayuso y "politizando la huelga". Otros creen que es un camino válido. 

Respecto a sus reivindicaciones, las más importantes son temas salariales y de horarios. El sindicato acusa a Madrid de no querer ceder en remuneraciones pese a que han aprobado extras de 200 euros diarios por aceptar más pacientes en agenda. 

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Abolicidio

Respecto a los árboles y Almeida, todo ha dado un giro a primera hora de la tarde del lunes cuando la Consejería de Transportes ha anunciado que se detiene la tala vinculada a la ampliación de la Línea 11 de Metro. 

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Esto supone dos problemas. Por un lado, la izquierda analiza este paso atrás como una victoria vecinal (y suya). Por el otro, el PSOE tiene la pelota en su tejado por las futuras talas previstas para ampliaciones de Cercanías que reclama el Gobierno central. 

Este mismo lunes, el alcalde de la ciudad preguntaba a Reyes Maroto, ministra de Sánchez y candidata a la alcaldía, si quería que se talaran los árboles para estas obras o no. Al final, Almeida sólo es el que da el ok final, pero, tanto en el caso del Metro como en el de Renfe, las peticiones las hacen organismos externos con estudios medioambientales favorables a la tala. 

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La polémica del "abolicidio", como le han llamado desde Podemos, ha llegado al ámbito regional. El Grupo Parlamentario de Más Madrid ha registrado una iniciativa con la que piden "reverdecer la Comunidad de Madrid y acabar con la tala injustificada de árboles, como la que quiere llevar a cabo el Ayuntamiento de Madrid".

La Proposición No de Ley (PNL) establece una futura estrategia de reverdecimiento de la región siguiendo la regla 3-30-300, asegurando que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su domicilio, tener un 30% de cobertura vegetal en su barrio y estar a 300 metros de una zona verde de calidad, tal como recomiendan organizaciones como Greenpeace.