Warren Buffett

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Opinión La máquina invisible

El Woodstock del capitalismo

Warren Buffett y el encuentro anual de accionistas de Berkshire Hathaway (Mayo 2025)

María Millán
Publicada

Warren Buffett tenía casi 18 años cuando nació Donald Trump. Y a sus 94 años, como CEO de Berkshire Hathaway, parece ser uno de los pocos empresarios (en la lista de las 10 personas más ricas del mundo) que gana dinero a pesar de la tempestad desatada en las Bolsas por el Presidente de Estados Unidos.

Consciente de su edad, Warren Buffett abordará en su encuentro anual de accionistas celebrado entre el 2 y 6 de mayo de 2025 (en Omaha, Nebraska) su plan de sucesión, sin renunciar a su rol y protagonismo durante este encuentro, en el que asumirá el liderazgo estelar con entidad plena: "Mi cuerpo puede estar envejeciendo, pero mi entusiasmo por despertar cada día y trabajar en Berkshire sigue intacto".

Reconozcamos que, a pesar de contar con un sucesor y protocolos de transición preestablecidos que pueden activarse en cualquier momento, los accionistas saben que Buffett es irrepetible y que su reemplazo no será una tarea sencilla. Por eso, el encuentro de accionistas este año se denomina el "Woodstock del capitalismo".

Las claves del éxito de Warren Buffett, con una fortuna personal que supera los 100 mil millones de dólares en 2025, podrían resultar contraintuitivas.

Como inversor, Warren Buffett es extremadamente conservador. Su filosofía de inversión, proclamada abiertamente, es la inversión en valor (según Benjamin Graham). Sus principios de inversión reflejan un sentido común aplastante: con la mirada en el largo plazo, busca empresas con valor intrínseco probado superior al reflejado por su cotización bursátil. Apuesta por compañías solventes —con buenos márgenes de beneficios y deuda moderada en relación a su capital— y con recorrido a medio plazo que no reciben la valoración que merecen en bolsa. Además, prioriza invertir en empresas con posicionamiento diferencial y superior entre sus consumidores, relegando aquellas con productos genéricos a un segundo plano.

Como inversor, Warren Buffett es extremadamente conservador

En coherencia con estas líneas, Warren Buffett no prioriza la recepción de dividendos bursátiles anuales. Tampoco los paga a sus propios accionistas por invertir en Berkshire Hathaway. En términos generales, prefiere que la riqueza generada por la compañía sea reinvertida por parte de los accionistas en su crecimiento óptimo, antes que entregada en forma de dividendos a corto plazo.

Los principales títulos en los que Warren Buffett invirtió desde sus etapas tempranas y por los que recibe dividendos anuales son Coca-Cola, Apple, Bank of America y Chevron.

El encuentro anual de accionistas de 2025 será uno de los más concurridos de la historia, reuniendo a más de 45.000 inversores y entusiastas financieros.

A este "Woodstock del Capitalismo" se unen participantes a través de un sistema híbrido ofrecido por primera vez, que permite asistir al encuentro tanto presencial como virtualmente, multiplicando su alcance global.

Durante este encuentro, la compañía reportará un nivel de efectivo sin precedentes de 187.000 millones de dólares, reflejando la dificultad para encontrar oportunidades que cumplan con sus estrictos criterios en un mercado volátil.

El encuentro anual de accionistas de 2025 será uno de los más concurridos de la historia, reuniendo a más de 45.000 inversores y entusiastas financieros

A pesar de las transformaciones globales en tecnología y política, Buffett se mantiene fiel a su recorrido. Como era de esperar, Buffett ha introducido la inteligencia artificial en su cartera de manera moderada, con una inversión de 5.000 millones de dólares en empresas selectas del sector, aunque manteniendo su característica cautela. Sin embargo, reafirma su escepticismo hacia las criptomonedas: "No invierto en cosas que no entiendo. Las criptomonedas no producen nada tangible. Su valor depende únicamente de que alguien más pague más por ellas en el futuro".

Respecto al retorno de Trump a la presidencia, Buffett ha mantenido una postura equidistante a pesar de haber sido demócrata durante años. "Los mercados se adaptan a cualquier administración. Nuestro objetivo sigue siendo invertir en grandes empresas a precios razonables, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca".

Esta neutralidad pragmática ha dado resultados: Berkshire ha obtenido un rendimiento del 14% desde las elecciones, frente al 8% del S&P 500.

Para los inversores que intentan seguir los pasos menos evidentes del maestro, Japón aparece como un guiño estratégico significativo. Buffett ha incrementado sus participaciones en cinco grandes comercializadoras japonesas hasta alcanzar el 9% en cada una, citando su "infravaloración persistente y la estabilidad política del país asiático" como factores determinantes.

Alrededor de este Woodstock del capitalismo, insólito, surgen interrogantes inevitables:

¿Cómo mantiene un CEO de 94 años la claridad para navegar las turbulentas aguas de la transformación tecnológica global y la polarización política, conservando su norte inversor cuando otros pierden el rumbo?

¿Qué nos dice sobre la naturaleza humana que su estrategia, basada en principios simples y ampliamente conocidos, siga siendo tan difícil de replicar? ¿Es la paciencia realmente un activo tan escaso en el mundo financiero?

¿Representa su cauteloso acercamiento a la IA y su categórico rechazo a las criptomonedas una sabiduría superior o simplemente el conservadurismo propio de su generación? ¿Qué lecciones podemos extraer de su mirada hacia Japón cuando todos miran a Silicon Valley?

¿Cómo se transformará Berkshire cuando finalmente el timón pase a manos del sucesor de Warren Buffett? ¿Sobrevivirá la filosofía buffettiana en una era donde la velocidad parece más valorada que la paciencia?

¿Será este encuentro de accionistas recordado como el último gran momento del Oráculo de Omaha, o nos sorprenderá nuevamente, desafiando al tiempo como ha desafiado a los mercados durante décadas?

Estas y otras muchas preguntas quedan flotando en el aire sobre el futuro de Berkshire Hathaway. Lo único que queda realmente claro es que el legado de Warren Buffett ya ha cambiado para siempre la forma en que entendemos la inversión y el valor.