La reciente irrupción de Deepseek en el panorama de la inteligencia artificial como elefante en cacharrería, y las reacciones alocadas del mercado, dejando caer intempestivamente a muchas de las compañías dedicadas a ese ámbito como si de repente hubiese, de alguna manera, “explotado una burbuja” —hay que ver lo que adoran los analistas las narrativas fáciles— han llevado a muchas compañías a plantearse si no es aún muy pronto para tomar decisiones en un entorno que parece, como mínimo, bastante inestable.
La realidad dista mucho de ser así. Cuando una tecnología como la inteligencia artificial se convierte en un disruptor de primer orden, cuanto antes comiences a estudiarla y a incorporarla a tus procesos de todo tipo, muchas más ventajas competitivas vas a ser capaz de generar. Aunque te parezca que cada semana se presenta un modelo nuevo y pienses que esto significa falta de madurez, inestabilidad e inseguridad, en la práctica no es así.
¿Lo de Deepseek? Muy sencillo: una compañía china que ha entendido que podía utilizar lo obtenido por OpenAI para sus procesos de entrenamiento (como antes OpenAI había hecho al apropiarse de casi toda la información disponible en la web abierta), que ha obtenido algunos chips de Nvidia, y que con lo poco que tenía, ha logrado un proceso de entrenamiento más eficiente, matemáticamente más ocurrente y que, sin duda, será incorporado a partir de ahora por muchas otras.
¿Cambia el panorama? Para las compañías de todas las industrias que están planteándose la adopción de inteligencia artificial, en absoluto. Las compañías, en general, no compiten ni pretenden competir con los creadores de modelos. No se pegan con OpenAI, ni con Deepseek, ni con Meta, ni con ninguna de esas.
Esas compañías ofrecen modelos, y tú, como cliente de ellas, puedes usar los suyos o los de otros. Si Deepseek aparece y te ofrece la posibilidad de usar su modelo, más barato y que te puedes instalar en tu propia plataforma para no enviar información a absolutamente nadie, mejor que mejor. Le darás la patada a OpenAI, te instalarás Deepseek, y si te funciona bien, te ahorrarás un dinero. Esos son todos los males.
Las compañías, en general, no compiten ni pretenden competir con los creadores de modelos
¿Qué a la semana siguiente viene OpenAI y saca otro modelo más potente? Lo probarás, lo evaluarás, y si efectivamente te funciona mucho mejor, lo adoptarás. Y si no es así, o no te compensa el incremento de la factura, seguirás con el anterior, y aquí paz y después gloria.
A donde voy es a que la apariencia de turbulencia es, en realidad, la construcción de un mercado. Que si terminan dominando en exclusiva las compañías norteamericanas, se parecerá mucho al actual de las big tech: cerrado, abusivo y con tendencia a concentrar la riqueza en unos pocos.
Si, por el contrario, tenemos compañías de más países, como China o como Francia, o más compañías dedicadas a alimentar repositorios de código abierto, tendremos por lo general más opciones, más diversidad y más posibilidades de librarnos del asfixiante dominio de esas big tech. Obviamente, en esa batalla, además de dinero, se juega quién gestiona unos modelos que, en muchos sentidos, pueden condicionar el pensamiento futuro, según estén presentes o no, y estén censuradas o no muchas cuestiones. Por lo general no nos dedicamos a preguntar a un modelo de inteligencia artificial sobre los sucesos de la plaza de Tiananmen, pero si lo que ocurrió no aparece en ese modelo, terminará posiblemente desapareciendo de nuestra memoria colectiva.
Además, hay que tener en cuenta que lo que haremos las compañías será levantar agentes, o sistemas de agentes —que se han dado en llamar, en modo “palabro” espantoso, sistemas agénticos, para llevar a cabo las tareas que les encomendemos.
Esos sistemas tendrán detrás un modelo detrás, por supuesto, pero podrán convivir en distintos estados: para determinadas cuestiones tirarás de un modelo instalado en tu propia plataforma por el que no tendrás que pagar a nadie y que habrás enriquecido con todos tus datos, para otras de un modelo de razonamiento lo más potente posible por el que tendrás que pagar los tokens que utilices a precio de oro, y situaciones intermedias variadas de todo tipo.
Obviamente, en esa batalla, además de dinero, se juega quién gestiona unos modelos que, en muchos sentidos, pueden condicionar el pensamiento futuro, según estén presentes o no, y estén censuradas o no muchas cuestiones
En los próximos meses, nos hartaremos de ver no solo nuevos modelos y versiones, sino también agentes desarrollados sobre ellos que pretenderán convencernos no sólo de que son la solución a nuestro problema, sino de que son la solución a todos los problemas. Y la realidad es que lo podrán ser cuando nos ofrezcan algo más que meras recetas y supuestas “aplicaciones universales” cuando nos ofrezcan una plataforma y un entorno de desarrollo que puedan coevolucionar de forma convergente, y cuando nos permitan generar sistemas que aprendan de nuestra propia actividad y necesidades.
Lo que sí es seguro es que la inteligencia artificial se va a integrar en nuestra actividad, prácticamente hagamos lo que hagamos, y que llegará a todos los sectores e industrias. Y mientras, si escuchas que aparece un nuevo modelo, una nueva versión o cualquier forma revolucionaria y mejor de hacer las cosas, eso no irá en tu contra, sino todo lo contrario. Interésate y pruébalo, cuanto más, mejor. Es la manera de prepararse para el futuro que viene.
***Enrique Dans es profesor de Innovación en IE University.