Lo anunció nada más tomar posesión. Parecía una locura. Trump habló de Groenlandia, Panamá, de una expansión en el ártico, incluso de Canadá como un estado más de EEUU. Muchos lo tomaron por astracanadas y lo eran.
Pero el fondo del mensaje era claro. MAGA (Make American Great Again) incluía también en su programa deseos de consolidación de influencia territorial.
Ha pasado casi un año desde su presidencia. De momento no ha ocurrido nada de lo anunciado. Pero sí se ven indicios de cómo esa consolidación de influencia territorial se puede dar.
No será la literalidad de lo anunciado, pero se puede atisbar algunas posibilidades. Entre ellas el acuerdo de paz, o de alto el fuego, de la franja de Gaza. Allí Trump tiene previsto consolidar Israel, que no deja de ser desde hace tiempo un estado más de la Unión, con parte de su población dirigente en Manhattan.
Una población amenazada por el chiismo de Teherán. Por eso crear una “Ribera Trump” en el mediterráneo de Gaza resulta osado, arriesgado y utópico. Pero nadie ha dicho que las ideas de Trump sean razonables.
Venezuela es el alfil que Putin dejaría a cambio del caballo de Dombás
Ahora parece que la guerra de Ucrania puede tener, sino una paz duradera, sí un periodo de tranquilidad tensa en la que Rusia disfrutaría de los territorios del Dombás, sus minas, su industria y tierras raras. Además, Rusia volvería a exportar gas y petróleo a Europa, recuperando parte de su estructura económica; a la vez, los costes industriales de Centroeuropa, Alemania, por ejemplo, recuperarían competitividad frente a China y otros productores asiáticos.
Putin lo podría presentar a sus ciudadanos como una victoria y EEUU tendría oportunidad de hacer negocios y depender menos de China en el suministro de esas “tierras raras”, que necesita tanto para la industria de las nuevas tecnologías.
Muchos analistas ven en ello un juego de ajedrez en el que Rusia tendría esa ventaja a cambio de permitir que se cumpla la doctrina Monroe: “América para los americanos”.
Venezuela es el alfil que Putin dejaría a cambio del caballo de Dombás. Ambos procesos parecen acelerarse por momentos.
El despliegue naval estadounidense no ha sido muy contestado por Rusia ¿A nadie le ha extrañado?
En la geoeconomía de Trump juegan con diferentes velocidades el Dombás, Gaza, Israel, Venezuela, China y Taiwán y otros territorios de Latinoamérica, incluso del Ártico
Venezuela está demasiado lejos de Rusia, que siempre ha sido un imperio con continuidad territorial donde se pueda llegar sobre un caballo. Hay un océano de por medio entre el territorio de uno y otro país. En el siglo XIX Rusia vendió Alaska de la que le separaba solo el estrecho de Bering.
Además del camino de la droga, Venezuela es sobre todo un productor de minerales y petróleo. Cambiar su régimen, después de lo ocurrido en Argentina o Bolivia, modificaría el equilibrio ideológico y económico en Latinoamérica. Por tanto, las relaciones comerciales con EEUU pueden intensificarse aún más.
China es otro tema. Taiwan es un tema político, no tanto económico. El imperio chino tiene una concepción del tiempo distinta al occidente y su presidente muestra la paciencia congruente con esa concepción.
Pero, en todo caso, Trump ha tomado medidas conciliadoras reduciendo aranceles. Las relaciones entre sus mandatarios se mantienen en el nivel comercial. Ninguno de los dos tiene claro como pasar al nivel político. Tiempo al tiempo. Pero la influencia china en Sudamérica se reduce sin que haya mucho ruido. En Argentina y Panamá es evidente.
En otro territorio, en el Ártico, las negociaciones, si las hay, parecen inexistentes o secretas. Sin embargo, la idea de anexionarse Groenlandia iba en esa dirección. Rusia y EEUU se tocan en Alaska. El deshielo puede abrir, está abriendo, rutas marítimas que abaratarían el trasporte de mercancías. Por todo ello no es descartable que en ese juego de ajedrez se esté pensando en un intercambio de piezas en esa zona.
De manera que en la geoeconomía de Trump juegan con diferentes velocidades el Dombás, Gaza, Israel, Venezuela, China y Taiwán y otros territorios de Latinoamérica, incluso del Ártico ¿Demasiadas piezas en el ajedrez geoeconómico mundial?
Solo ha pasado un año, esperemos …. ¿Y España? Pues ya se sabe equivocándose en toda su política respecto a Estados Unidos.
** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.