Inversores en el parqué de la Bolsa de Nueva York.

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OPINIÓN MERCADOS BLUE MONDAYS

Vuelve el optimismo a la renta variable

5 diciembre, 2022 02:24

Es posible que una de las expresiones financieras más utilizadas en lo que llevamos de año sea “mercado bajista”. Esto es así porque en diversos momentos a lo largo de 2021 se ha encontrado una pauta de comportamiento que ha invitado a dibujar esa tendencia. Nada más lejos de la realidad. Aunque técnicamente se nos diga lo contrario, lo cierto es que estamos muy lejos de haber experimentado una corrección bajista en la renta variable.

Si bien los mínimos del año se registraron en octubre, quizás el momento de mayor pesimismo lo vivimos en las semanas de inicio del verano. No en vano el término “bear market” era tendencia de búsqueda en Google y alcanzó su máxima cota en junio. Reconozco que yo mismo me uní al pesimismo imperante.

Por aquel entonces al frente energético y al conflicto bélico de Ucrania se le unía una inflación galopante que puso el foco en la actuación de los bancos centrales. En ese momento todos pensábamos que el tensionamiento en los tipos de interés y la dificultad de poder establecer el pico de inflación dificultaban enormemente el comportamiento de la renta variable.

Lo cierto es que las bolsas, todavía con una muy elevada valoración, con compañías en franco declive y con los unicornios de los últimos diez años desplomándose, nadie se aventuraba a pensar en un cierre de año positivo.

Pues bien, desde los mínimos alcanzados en una fecha tan señalada como el 12 de octubre el rebote del mercado ha sido de doble dígito alto dejando fechas para el recuerdo, como el rebote del 6,6%, tras conocer el dato de inflación del mes de octubre. Hoy no hay ni rastro de tendencia bajista. El S&P500 apenas pierde un 8% después de dividendos y en Europa, de media, las pérdidas solo están ligeramente por encima del 7%.

Aunque técnicamente se nos diga lo contrario, lo cierto es que estamos muy lejos de haber experimentado una corrección bajista en la renta variable

Ahora mismo, y a la espera de confirmar lo que parece evidente, que no es otra cosa que un rally de fin de año, el optimismo prospera. A ello están contribuyendo los habituales discursos de la banca de inversión, que, como siempre, pronostican un ejercicio moderado con un discurso positivo que va de menos a más y con la sensación de que 2023 va a ser un año favorable para la renta variable. Vuelta del growth, valoraciones bajas, oportunidades, gangas, compren, compren… compren, ya saben, el mercadillo habitual de todos los años.

Al final, el hecho de que la renta fija se haya “normalizado” de alguna forma contribuye a quitar presión al mercado de acciones, sobre todo a esas carteras de banca privada que van a respirar aliviadas después de que banqueros y agentes hayan sudado literalmente tinta negra explicando a sus clientes que perdían dinero en todas las clases de activos.

Es posible que me equivoque y, sinceramente, no me quita el sueño, dado que, al igual que mi admirado Howard Marks, el corto plazo me importa más bien poco. Pero insisto en la idea de que percibo un halo de optimismo remozado. La capacidad de ser críticos con los errores y reconocer los fallos cometidos en la última década puede levantar una barrera otra vez infranqueable para los que pensamos que nos hemos salvado por la campana, pero que el camino al abismo sigue siendo un riesgo tan real como inevitable.

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