La sede de BBVA en una imagen de archivo.

La sede de BBVA en una imagen de archivo.

Mercados

BBVA ultima los primeros CFD de la banca española en una apuesta inédita por el ‘trading’

La entidad ofrecerá en breve a sus clientes contratos por diferencia sobre índices bursátiles y acciones cotizadas.

5 mayo, 2021 03:02
José Manuel Del Puerto Arturo Criado

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BBVA ultima una apuesta de gigante para ampliar negocio con el auge de la inversión más cortoplacista. La entidad está perfilando los últimos detalles para convertirse en el primer banco español en incorporar los contratos por diferencia -más conocidos por las siglas inglesas CFD- a la oferta del bróker BBVA Trader.

El lanzamiento de estos CFD podría concretarse en cuestión de semanas a través de la plataforma específica de trading de BBVA, según ha podido confirmar Invertia de fuentes familiarizadas con esta iniciativa. Sin embargo, aún faltaría terminar de perfilar el alcance definitivo del catálogo inicial a ofertar y algunas cuestiones de desarrollo interno por parte del banco en su división específica.

Hasta la fecha, ningún banco nacional se había lanzado a incorporar los CFD a su catálogo de productos de inversión. La complejidad y mala fama cosechada por estos productos complejos para el pequeño inversor habían frenado hasta ahora a las entidades que habían tanteado su incorporación como una herramienta de inversión más.

Instrumentos de 'marca blanca'

La cercanía del lanzamiento es evidente si se tiene en cuenta que la entidad ya recoge en la web de BBVA Trader que “próximamente” se procederá a la inclusión de estos CFD en su oferta. Además, ya los promociona como una oportunidad para aprovechar “las subidas y bajadas del mercado [...] tanto en acciones como en índices bursátiles”. Aunque el banco no ha querido hacer declaraciones al respecto, esta frase da la pista de por dónde irán los tiros de la nueva propuesta.

En el mercado, fuentes consultadas por este portal especulan con la idea de que lo más probable es que no sean CFD de manufactura propia, sino que se usarán los contratos por diferencia de un tercero con marca blanca para incorporar este nuevo producto. Dentro de este discurso, uno de los nombres que suena con fuerza es el del banco de inversión danés Saxo Bank.

A falta de que se confirme este extremo, la entidad nórdica ya cuenta con acuerdos similares con otras firmas de inversión españolas y europeas que usan sus derivados y productos de inversión con etiquetas propias. Esta posibilidad gana enteros si se considera que es una de las entidades con un catálogo más amplio de CFD más allá de los llamados neobrókeres y su reciente apuesta por el negocio institucional en detrimento de la banca minorista.

La oferta de Saxo Bank en contratos por diferencia se extiende actualmente a más de 9.000 referencias que abarcan desde índices bursátiles y acciones hasta materias primas y divisas. En sus obligadas advertencias al inversor, la entidad explica que un 66% de sus clientes minoristas pierden dinero con estos productos. Una cota que es superior en aquellos de mayor complejidad, que son además los que están vigilados más de cerca por los supervisores del mercado.

Índices y acciones

De momento, según la información disponible en el sitio de BBVA Trader, este negocio pionero entre la banca española comenzará solo con índices y acciones. Estos son los dos ámbitos de inversión favoritos de los inversores cortoplacistas españoles y los que ofrecen una mayor capacidad de discreción en su diseño para que sean aptos para inversores no profesionales.

En este sentido, a finales del año 2018 el supervisor europeo ESMA fijó unos criterios sobre CFD que siguen vigentes en el mercado español. Con ellos se busca proteger a los inversores minoristas menos experimentados de las fuertes pérdidas que sufrían cuando estos productos no estaban sujetos a ningún límite de apalancamiento. Esto provocaba que, en muchos casos, tuvieran que asumir pérdidas incluso sensiblemente superiores su inversión inicial.

Una férrea supervisión

A pesar de esta reforma operativa, las pérdidas que siguen señalando obligatoriamente los brókeres que ofrecen estos contratos por diferencia todavía rondan el 60% - 70% debido a la complejidad en su funcionamiento y el exhaustivo control de cotizaciones que requiere una correcta operativa con ellos. Actualmente, los límites de apalancamiento para CFD sobre índices están en 20:1 y en 5:1 para acciones cotizadas.

La irrupción de estos CFD en el catálogo de BBVA se da en un momento en que la fuerte volatilidad desatada por la pandemia ha espoleado el interés y la contratación de estos productos. Una herramienta que los inversores españoles tenían que buscar hasta ahora en brókeres digitales por su ausencia entre la oferta de los bancos que siguen dominando otras fórmulas más clásicas de inversión, como el mercado de fondos.

Si bien los picos de volatilidad tras el estallido de la crisis de la Covid-19 quedan muy lejos, los índices que miden estos bandazos de precio en las bolsas -como el Vibex en el caso del Ibex 35 español- se mantienen en cotas relativamente elevadas. Un caldo de cultivo perfecto que ha disparado tanto las nuevas altas de usuarios como los volúmenes de transacciones de trading cortoplacista.

Aquí cabe recordar que los contratos por diferencia son un producto derivado que permite invertir indirectamente en un activo subyacente sin tener que adquirir su propiedad. En su lugar, los inversores negocian con este producto emitido por un bróker que se guía por la diferencia del valor de un activo entre el nivel en el que el contrato se abre y el nivel en el que se cierra, de manera que permite operar tanto al alza como a la baja. Así, el beneficio o la pérdida a asumir dependerá de la exactitud de la previsión realizada y la oportunidad en la apertura y cierre de la posición.

El impulso 'Tobin'

En este sentido, la inminente inclusión de estos productos en BBVA Trader en lugar de en BBVA Bolsa Bróker no es casualidad. La plataforma elegida por el banco que preside Carlos Torres vio la luz precisamente en 2018 como “especializada en la compraventa de acciones, warrants y ETF destinado a usuarios con perfil de trader y heavy trader”. Después llegaron los futuros y las opciones. En breve, la familia volverá a crecer.

Una ampliación de oferta que, además, llega poco después de cambios fiscales sobre la tributación de la compraventa de acciones españolas que ha hecho más atractivos a los CFD en este aspecto. Así lo señalaron a Invertia varios expertos financieros cuando el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), más conocido como ‘tasa Tobin’ entró en vigor sobre un elenco de 56 cotizadas el pasado 14 de enero.

Una captura de la referencia a la próxima incorporación de CFD en la web de BBVA Trader.

Una captura de la referencia a la próxima incorporación de CFD en la web de BBVA Trader.

En este sentido, la merma de rendimientos que supone tributar por las ganancias conseguidas por la compraventa de las acciones señaladas con las operaciones celebradas cada día ha dado más brillo a los derivados, que están fuera del alcance de la norma española y que son precisamente las herramientas favoritas de los especuladores de corto plazo. En esta categoría entran de lleno los CFD a los que, sin embargo, la CNMV sigue vigilando muy de cerca.

No obstante, dado el perfil al que va dirigida la plataforma específica de BBVA, es probable que la oferta incluya también contratos por diferencia específicos para inversores profesionales. Estos podrían contar con un margen de apalancamiento -y por lo tanto de ganancias y pérdidas potenciales- mucho mayor. Además, previsiblemente, reportarían más ingresos por comisiones a la entidad en su rompedora apuesta por este segmento de inversión.

Por lo que se refiere a este caso, las normas vigentes establecen que tendrán esta consideración aquellos que, con independencia de su tino inversor, sean responsables de la ejecución de diez transacciones promedio por trimestre en los últimos cuatro por un valor teórico mínimo de 10.000 euros. Además, se contemplan otras dos opciones: poseer activos financieros por al menos 500.000 euros o tener una experiencia mínima de un año operando como profesional con conocimientos probados al respecto.