Óxidos de tierras raras, en el sentido de las agujas del reloj desde el centro superior: praseodimio, cerio, lantano, neodimio, samario y gadolinio.

Óxidos de tierras raras, en el sentido de las agujas del reloj desde el centro superior: praseodimio, cerio, lantano, neodimio, samario y gadolinio. Europa Press

Observatorio de la Energía

El procesamiento de materias primas, cuello de botella donde la UE puede ganar la batalla en el control de tierras raras

El verdadero poder no está en la mina, sino en la planta de procesamiento. China lleva dos décadas controlando un monopolio operativo.

Más información: Platino, iridio, titanio... Europa elige los proyectos mineros para extraer materias primas críticas y les da permisos acelerados

Publicada
Actualizada

Cuando China paró la exportación de 'tierras raras' en abril, se encendieron las luces de alarma en todo el mundo. Normal. Controla un alto porcentaje del sector de las materias primas críticas, y en el caso de las tierras raras, fundamentales para la transición energética, la cifra llega hasta el 80-90% del negocio mundial.

Estos minerales, por ejemplo, forman los imanes que se utilizan para el haz de los radares, en los sistemas de control de vuelo, en las renovables, o son clave para los misiles guiados por láser, la visión nocturna y las comunicaciones resistentes a interferencias. También se encuentran en lentes de cámaras y dispositivos inalámbricos.

Y si tiene el monopolio de este mineral, o lo que es más importante, su refino y producción, no es de extrañar que tanto Estados Unidos como Europa estén preocupados.

Su producción está altamente concentrada: las empresas chinas representan el 69% del mineral extraído, más del 90% de los minerales refinados producidos y casi la totalidad de la fabricación de imanes de tierras raras.

"La cifra del 80-90% de control chino sobre el refinado de minerales críticos es solo la superficie", señala a EL ESPAÑOL-Invertia José Parejo, socio fundador de José Parejo & Asociados, firma boutique de análisis geopolítico e inteligencia estratégica.

"Pero el verdadero poder no está en la mina, sino en la planta de procesamiento. China ha construido durante dos décadas un monopolio operativo, no solo geográfico, que integra logística, refino y colocación estratégica de excedentes en mercados sensibles para condicionar precios y ritmos de suministro", sostiene. 

Es decir, "China no controla minerales, controla cuellos de botella", puntualiza Parejo. Y en geoeconomía, el que controla el cuello de botella controla el futuro.

Opciones para Europa

Los líderes occidentales consideran que este escenario es grave. En Estados Unidos se está llevando a cabo "un esfuerzo de todo el gobierno" para reducir la dependencia de China.

El control absoluto de China sobre las tierras raras ha repercutido en las guerras comerciales del presidente estadounidense Donald Trump. Cuando Pekín restringió las exportaciones, una poderosa moneda de cambio en las negociaciones arancelarias, envió a los fabricantes de todo el mundo a sus salas de guerra. China, se dieron cuenta con alarma, tenía el poder de paralizar sus fábricas.

Estados Unidos obtiene el 80% de sus importaciones de tierras raras de China, mientras que la Unión Europea depende de China para aproximadamente el 98% de su suministro.

Y luego está también Australia y Canadá que quieren participar en esa carrera por quedarse con un trozo de la tarta que casi en su totalidad está en manos del gigante asiático.

Controlar el cuello de botella

¿Está la solución en abrir más minas en diferentes partes del mundo para hacerle competencia a China? "En general, pensar que esta dependencia se resuelve abriendo minas en Australia o Canadá es ingenuo: la ventana de sustitución real, si comenzara hoy, es de mínimo una década en segmentos clave como el grafito, el litio refinado o las tierras raras pesadas", continúa el experto en geoestrategia económica.

"Abrir minas no rompe el monopolio chino; lo rompe mover la industria de procesamiento fuera de su órbita. Y nadie en Europa está corriendo esa carrera", puntualiza,

Y en ese plazo, "cualquier transición energética o estrategia de defensa europea seguirá expuesta a Pekín".

"Las consecuencias son asimétricas, en un corte parcial en dos o tres minerales; esto puede paralizar sectores enteros de baterías, defensa o renovables".

Decisión de EEUU

"Lo que se necesita no es más extracción, sino un rediseño de las cadenas midstream y downstream fuera de la órbita china, algo que hasta ahora solo Estados Unidos ha entendido en términos de urgencia estratégica", señala José Parejo a este diario.

Hace unos días, el Departamento de Energía anunció una inversión de 1.000 millones de dólares que se repartirán entre minería local, procesamiento, reciclaje y manufactura de materiales avanzados como imanes y semiconductores.

Además, exige que las empresas privadas cubran al menos el 50% de los costos de cada proyecto y el Departamento de Defensa complementa con garantías de precios y contratos de compra a largo plazo, para hacer viable la producción nacional frente a la competencia china.

El gobierno estadounidense ha establecido precios mínimos garantizados para minerales clave y gigantes tecnológicos (Apple, Microsoft, Western Digital) están lanzando iniciativas pioneras de reciclaje de tierras raras en Estados Unidos.

Y en todo este tablero, "España tiene una ventaja que nadie está calculando: nuestra posición en África, nuestra tradición minera y una neutralidad relativa en la guerra tecnológica", concluye Parejo. "Pero estamos jugando pequeño cuando deberíamos estar diseñando el bridge entre África y Europa".