Una familia observa los anuncios de viviendas en venta en una inmobiliaria de Palma de Mallorca.

Una familia observa los anuncios de viviendas en venta en una inmobiliaria de Palma de Mallorca. Europa Press

Macroeconomía

La riqueza de la mitad de los españoles lleva estancada 20 años mientras que las grandes fortunas ganan más

El 50% de la población acumula sólo el 7,1% del patrimonio total. La cifra es similar a la de 2002.

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Las claves

La riqueza de la mitad de la población en España se ha mantenido estable durante 20 años, mientras que el 1% más rico ha aumentado su patrimonio del 13,6% al 21,1%.

El estudio de Fedea destaca que la desigualdad patrimonial es persistente, con el 10% más rico aumentando su cuota del 29,1% al 32,6% en dos décadas.

La clase media alta posee entre el 35% y el 36% de la riqueza, mientras que el 50% más pobre apenas controla el 7%, mostrando una limitada movilidad patrimonial.

La recuperación económica ha beneficiado desproporcionadamente a los más ricos, quienes poseen activos diversificados, en contraste con la dependencia de la vivienda principal de los menos favorecidos.

Mientras los ricos en España lo son cada vez más, la riqueza de la mitad de la población se mantiene inalterada. Así lo demuestra el hecho de que el 50% de la ciudadanía acumulaba en 2022 el 7,1% del patrimonio total.

La cifra prácticamente no ha variado desde 2002, mientras que en esos 20 años el patrimonio en manos del 1% más rico se ha elevado del 13,6% al 21,1%.

Así lo refleja un estudio publicado por Fedea y realizado por José Ignacio Conde-Ruiz (Fedea y Universidad Complutense de Madrid) y Francisco García-Rodríguez (Universidad de Alcalá y Equalitas), que analiza la evolución de la riqueza de los hogares en España.

“Los datos reflejan una estructura persistentemente desigual, donde el 1% más rico ha concentrado de forma sostenida una fracción significativa del patrimonio total”, explican los autores del estudio.

La acumulación de patrimonio del siguiente 10% más rico también ha crecido: en 2002 poseían el 29,1% de la riqueza; en 2022, controlaban el 32,6%.

“En contraste, la mitad más pobre de la población mantiene una cuota mínima, del 7,1% en 2022, sin grandes variaciones a lo largo del periodo, lo que indica una limitada movilidad patrimonial”, subrayan.

La principal razón de esta acumulación, según García-Rodríguez, es que “los hogares más ricos tienen inversiones financieras y segundas viviendas, cuyos valores se han recuperado e incluso disparado tras las crisis”.

En cambio, “los hogares con menos recursos dependen casi por completo de su vivienda principal, que perdió valor tras 2008 y tardó mucho más en recuperarlo”.

Otro factor es la desigualdad en la capacidad de ahorro. “La mitad inferior de la población apenas puede ahorrar y, en muchos casos, vive endeudada”, resalta García-Rodríguez.

Un tercer elemento es la recuperación económica tras la crisis financiera, que ha sido asimétrica.

Las familias con más recursos contaban con ahorros, crédito y carteras diversificadas, lo que les permitió aprovechar las fases de recuperación, mientras que los hogares con menos patrimonio no pudieron hacerlo”, indica también García-Rodríguez.

Después de la crisis financiera, la mejora patrimonial se concentró en los hogares que ya eran más ricos.

La subida del precio de los activos financieros y de la vivienda benefició sobre todo a quienes ya los poseían. En opinión de los autores, “la recuperación económica ha beneficiado de forma desproporcionada a los hogares con mayor acumulación previa”.

La brecha se confirma

Los datos del estudio coinciden con los publicados por otras instituciones. Según el World Inequality Lab, el 1% más rico en España posee entre el 26% y el 27% de la riqueza total. El 10% superior —la suma del 1% más rico y el siguiente 9%— poseía casi el 60%.

La clase media alta, representada por el siguiente 40%, acumula entre el 35% y el 36%. El 50% restante posee apenas el 7% del patrimonio total.

A nivel regional, tomando como referencia las cifras de World Inequality Lab, que son también de 2022, Madrid destaca con los niveles de riqueza media más altos: 687.000 euros por hogar en 2022, casi un 80% más que la media nacional.

Le siguen Baleares (477.000 euros) y Cataluña (434.000 euros).

Por encima de la media nacional (383.000 euros), se encuentran también Cantabria, Aragón y La Rioja, con alrededor de 400.000 euros.

En el extremo inferior, Canarias y Andalucía rondan los 250.000 euros, mientras que Extremadura registra la cifra más baja: unos 229.000 euros por hogar.

La desigualdad crece

La desigualdad patrimonial no sólo se mantiene, sino que ha aumentado de forma sostenida en las dos últimas décadas. Así lo muestra la evolución del índice de Gini de la riqueza neta, que ha pasado de 0,57 en 2002 a 0,69 en 2022, según cálculos de Fedea.

Este indicador —que varía entre 0 (igualdad total) y 1 (máxima desigualdad)— refleja una creciente concentración del patrimonio.

El aumento de 12 puntos “confirma que las brechas patrimoniales no sólo se han mantenido, sino que se han ampliado de forma significativa, consolidando un patrón estructural de creciente desigualdad”, apuntan los autores.

Aunque Eurostat no publica datos comparables sobre riqueza neta, el índice de Gini más usado en Europa para medir la desigualdad es el del ingreso disponible equivalente, que mide el reparto de ingresos —no de patrimonio— entre personas.

Este índice, que va de 0 a 100, suele mostrar desigualdades menores porque analiza flujos anuales y no acumulación. Aun así, es la referencia más extendida para comparar desigualdad en la Unión Europea (UE).

En 2022, España se situó en un 31,2 sobre 100, por encima de la media de la UE (29,4) y de la eurozona (29,9). Entre los países con más desigualdad están Bulgaria (38,4) y Lituania (35,3); los más igualitarios son Eslovaquia (21,7) y República Checa (23,7).

Deuda, vivienda e inversión

Las diferencias patrimoniales no sólo dependen de cuánto se tiene, sino también de qué tipo de activos se posee.

En los hogares más ricos, la diversificación es clave: además de inmuebles, tienen acciones, fondos de inversión y negocios propios. Para el 1% más rico, los activos financieros representaban en 2022 el 37% de su patrimonio, proporción similar a la de 2002.

Al bajar en la escala de riqueza, el perfil patrimonial cambia. El 10% más rico aún conserva una parte relevante en activos financieros, pero su peso se reduce.

Entre la mitad más pobre, la concentración es casi total en la vivienda habitual, con poca o nula presencia de inversiones.

En este grupo, los activos reales —desde viviendas a vehículos pasando por garajes— representan más del 85% del total.

Además, la deuda tiene un peso mucho mayor: en 2022, equivalía al 39,1% del valor de sus activos. Para el 1% más rico, apenas suponía un 1,1%.

También difiere el tipo de endeudamiento. En las rentas altas, suele responder a estrategias de inversión; en los hogares más vulnerables, se destina a financiar el consumo o la vivienda principal.

“Los hogares con menos recursos siguen concentrando su riqueza en un único activo (la vivienda principal), mientras que los más ricos han reforzado su capacidad de diversificación y acumulación a través de activos financieros y empresariales”, subraya el informe.