El BCE invierte más de 182.000 millones en deuda pública española a través del QE

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Bancos centrales

Los 'halcones' del BCE opusieron menos resistencia a bajar tipos que a comprar deuda

  • Todos los consejeros coincidieron en que era necesario un mayor acomodamiento de la política monetaria
  • Ninguna de las medidas anunciada por Mario Draghi contó con unanimidad en la institución
10 octubre, 2019 14:54

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Los 'halcones' del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), aquellos miembros del órgano decisivo de la institución más partidarios de la ortodoxia monetaria, expresaron sus reservas con respecto de los distintos aspectos del paquete de medidas de estímulo anunciado el pasado 12 de septiembre por Mario Draghi, concentrando sus críticas en el regreso del BCE a los mercados de deuda, mientras que su oposición fue menor respecto a la necesidad de bajar los tipos de interés.

Según reflejan las actas de la reunión que mantuvo el pasado 12 de septiembre en Fráncfort el Consejo de Gobierno del BCE, todos los consejeros coincidieron en que era necesario un mayor acomodamiento de la política monetaria para lograr una convergencia sostenida de la inflación con el objetivo de estabilidad del BCE, ligeramente inferior al 2%.

De este modo, una mayoría del Consejo de Gobierno se mostró de acuerdo con la necesidad de aprobar un paquete de medidas "significativamente complementarias", aunque algunos miembros expresaron sus reservas respecto de elementos individuales del plan propuesto, valorando de diferente manera algunas de las medidas, que consideraron más sustitutivas que complementarias.

De hecho, el documento confirma que ninguna de las medidas que posteriormente anunció en rueda de prensa el presidente del BCE fue aprobada por unanimidad, aunque en el caso de las nuevas condiciones para las subastas TLTRO III o de los cambios introducidos en la orientación a futuro de la entidad se alcanzaron amplios acuerdos en el seno del Consejo.

En el caso de la propuesta para reactivar las compras de deuda del BCE, esta fue aprobada "por una clara mayoría", aunque una serie de miembros del Consejo opinaron que la medida no estaba justificada al considerar que esta herramienta no era suficientemente eficaz o que debía reservase para "contingencias más graves".

Por contra, "una muy amplia mayoría de miembros" estuvo de acuerdo con la propuesta de recortar en 10 puntos básicos el tipo de interés aplicado a la facilidad de depósito del BCE, situándolo en el -0,50%, mientras que hubo más resistencia respecto de la justificación para aplicar un mecanismo de dos tramos cuando los canales de transmisión de la política monetaria parecen funcionar bien y los bancos podrían beneficiarse de unas condiciones de préstamo muy favorables a través de las subastas TLTRO III.

CISMA EN EL CONSEJO

De este modo, la reunión del pasado mes de septiembre, la penúltima bajo la presidencia de Mario Draghi, provocó una profunda división en el seno del Consejo de Gobierno del BCE, un cisma que, en una decisión poco habitual, decidieron hacer público los bancos centrales de Alemania, Austria y Países Bajos, cuyos gobernadores se posicionaron expresamente en contra de lo aprobado por el BCE.

Particularmente duro en las formas fue el presidente del banco central holandés (De Nederlandsche Bank), Klaas Knot, para quien el paquete de medidas, en particular el reinicio de las compras de activos, es desproporcionado para las condiciones económicas actuales.

De su lado, el presidente del banco central de Austria (Oesterreichische Nationalbank), Robert Holzmann, también cargó contra las nuevas medidas, que tachó de error, mientras que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, dijo que la autoridad monetaria de la zona euro fue más allá de sus objetivos con dicho paquete.

A la hora de comunicar el paquete de medidas este jueves, el presidente del BCE, Mario Draghi, informó de que había visiones contrapuestas entre los banqueros centrales de la Eurozona. No obstante, a la hora de decidir si se aprobaba o no el paquete al completo, hubo un consenso lo suficientemente amplio como para ni siquiera tener que realizar una votación formal.

Asimismo, días después de la reunión, la alemana Sabine Lautenschläger anunció su dimisión como ejecutiva del BCE, cargo que debía ocupar hasta 2022, informando de que abandonará su cargo en la entidad el próximo 31 de octubre, junto a Mario Draghi y Benoît Coeuré, al considerar que el BCE estaba fijando "incentivos equivocados" a los gobiernos al reiniciar el programa de compra de activos.